El Parlamento acorrala a May y refuerza su control sobre el Brexit
El Legislativo brit¨¢nico asesta el segundo rev¨¦s en dos d¨ªas a la primera ministra conservadora
Theresa May no puede ya contar siquiera con la tradici¨®n parlamentaria. En contra de lo previsto, el presidente de la C¨¢mara de los Comunes, John Bercow, ha permitido este mi¨¦rcoles la votaci¨®n de una moci¨®n que ¡ªcon 308 votos a favor y 297 en contra¡ª obliga a la primera ministra a presentar un "plan b" en el plazo de tres d¨ªas?si el pr¨®ximo martes el Legislativo rechaza su pacto con Bruselas. El reloj avanza y May se queda sin apenas margen de maniobra.
Se reanudaba el debate sobre el acuerdo del Brexit alcanzado con Bruselas, despu¨¦s de que May decidiera suspender la votaci¨®n a mediados de diciembre, presa de un ataque de p¨¢nico ante una derrota inminente. Los plazos parec¨ªan estar claros. La nueva votaci¨®n iba a tener lugar el pr¨®ximo martes. Si, como todo indica, el Gobierno era derrotado, dispondr¨ªa a¨²n de 21 d¨ªas para presentar una alternativa ante la C¨¢mara. El reloj hubiera corrido a favor de la estrategia de la primera ministra. A medida que se acercaba la fecha fat¨ªdica del 29 marzo, fijada para el abandono definitivo de la UE por parte de Reino Unido, se habr¨ªa consolidado la idea de que solo hab¨ªa dos alternativas posibles: el plan de May o un Brexit a las bravas, con el consiguiente caos econ¨®mico.
Pero al Gobierno brit¨¢nico le han declarado una guerra de guerrillas desde todos los frentes, incluidas sus propias filas y las de la oposici¨®n. Y no deja de toparse con minas cada d¨ªa que pasa. La de este mi¨¦rcoles no se la esperaba y tuvo un efecto devastador.
El diputado rebelde conservador, Dominic Grieve, ex fiscal general del Estado, abogado sagaz y firme defensor de un segundo refer¨¦ndum, ha incorporado al debate una moci¨®n que era toda una carga de profundidad. Obligaba a Theresa May a presentar en el plazo de tres d¨ªas un plan alternativo de Brexit si el pr¨®ximo martes su acuerdo con Bruselas es rechazado. En la pr¨¢ctica, el texto supone estrechar al m¨ªnimo el margen de maniobra de la primera ministra. Sin en vez de los 21 d¨ªas reglamentarios, el Gobierno solo dispone de tres, el ¨²nico modo de evitar una repetici¨®n desastrosa de la derrota ser¨ªa aceptar la soluci¨®n impuesta por el Parlamento, aunque nadie sepa a estas alturas cu¨¢l ser¨ªa.
El Gobierno confiaba en que la moci¨®n fuera rechazada por la presidencia de la C¨¢mara. En este tipo de debates, el Ejecutivo es el que establece el orden del d¨ªa y no es costumbre parlamentaria que se introduzcan de modo extempor¨¢neo nuevas mociones. Pero ni se trataba de un debate cualquiera, ni el presidente del Parlamento es un presidente cualquiera. John Bercow ha tenido ya sus m¨¢s y sus menos con Downing Street por su natural tendencia a ampliar las prerrogativas de los diputados. Y este caso, en contra de lo calculado por el Gobierno, no fue una excepci¨®n. Permiti¨® que se votara la moci¨®n de Grieve y el resultado fue una nueva derrota, estrepitosa, para Theresa May, quien poco antes se hab¨ªa sometido a una nueva sesi¨®n de control similar a un potro de tortura.
El ¨¢rbitro, cuestionado
308 diputados frente a 297 votaron a favor del texto, y en la C¨¢mara estall¨® una encarnecida pol¨¦mica entre Bercow y muchos parlamentarios conservadores, que le acusaron de haber dejado de ser un ¨¢rbitro imparcial para actuar claramente a favor de los detractores del Brexit.
La direcci¨®n del grupo parlamentario conservador le acus¨® de haber actuado en contra de los informes emitidos por los letrados de la C¨¢mara y le exigi¨® que explicara los precedentes que le hab¨ªan llevado a tomar su decisi¨®n. ¡°Ni me interesa citar precedentes ni tengo obligaci¨®n de hacerlo¡±, respondi¨® un Bercow desafiante. ¡°Tengo muy claro que he adoptado la decisi¨®n correcta¡±.
El golpe recibido por May llega 24 horas desp¨²es de haber sufrido otro muy parecido en el Parlamento. El martes se aprob¨® una moci¨®n que bloqueaba la capacidad de maniobra econ¨®mica del Gobierno para hacer frente a la posibilidad de un Brexit sin acuerdo. Las dos maniobras buscan el mismo objetivo: evitar a toda costa el desenlace buscado por la primera ministra, que no era otro que el de situar a los diputados ante la inevitable elecci¨®n de aprobar el acuerdo alcanzado con Bruselas o ¡°entrar en un territorio inexplorado¡±, como explic¨® la primera ministra a la BBC el pasado fin de semana.
¡°S¨¦ que algunos de mis colegas creen que si el plan del Gobierno resulta rechazado, simplemente nos cruzaremos de brazos y abandonaremos la UE el pr¨®ximo 29 de marzo. No estoy de acuerdo. Solo podremos avanzar si el Parlamento y el Gobierno trabajan en una soluci¨®n conjunta¡±, explic¨® Grieve.
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