El crimen organizado lleva el caos a un Estado de Brasil y pone a prueba a Bolsonaro
Las bandas criminales siembran el desorden en 46 ciudades de Cear¨¢ para protestar por la dispersi¨®n de sus l¨ªderes encarcelados
Trasladarse de un punto a otro en la ciudad brasile?a de Fortaleza, en el noreste de Brasil, se ha convertido en misi¨®n casi imposible desde que empez¨® el a?o. Los ataques incendiarios contra los autobuses han dejado el sistema de transporte p¨²blico diezmado y han quintuplicado el precio de una carrera de Uber. Las calles est¨¢n inundadas de basura, que dej¨® de ser recogida despu¨¦s de que los camiones de recogida fueran atacados. Y los comercios tienen prohibido abrir, bajo amenaza de represalias del crimen organizado. Este caos es fruto de los atentados orquestados por bandas criminales que pretenden paralizar la dispersi¨®n de sus l¨ªderes presos por presidios federales (que busca debilitar los grupos criminales). Esta es la primera crisis de seguridad del nuevo Gobierno, que encabeza Jair Bolsonaro y del juez que le acompa?a al frente del Ministerio de Justicia, S¨¦rgio Moro.
Los delincuentes han llevado el caos a Fortaleza, la capital, y a 46 ciudades m¨¢s del Estado de Cear¨¢ con 187 ataques contabilizados. ¡°En mi barrio (los delincuentes) han ido a las tiendas diciendo que hab¨ªa que cerrar. Los que intentaron abrir vieron que pasaban por las calles para ver si alguien hab¨ªa abierto. Dicen que todo el mundo se tiene que quedar dentro de casa, que si no queman todo", relata una vecina de Caucaia, la segunda ciudad del Estado.
Los ataques son cada vez m¨¢s osados ¡ªlos delincuentes han volado con explosivos dos viaductos y un puente¡ª y no han cesado ni siquiera con el env¨ªo de 400 polic¨ªas de un cuerpo de seguridad federal, ordenado por Moro, lo que muestra el reto que la escalada de las facciones en Brasil impone a la pol¨ªtica de seguridad del gigante sudamericano.
Un desaf¨ªo que ata?e al Gobierno federal y al Gobierno estatal de Cear¨¢, en manos del opositor Partido de los Trabajadores, blanco de todo tipo de acusaciones por parte del nuevo presidente y sus seguidores.
Cear¨¢ vive una situaci¨®n sin precedentes por el momento. Los mensajes intercambiados por los reclusos de las bandas criminales apuntan a que, esta vez, han llegado a un acuerdo entre ellas. Dejar de atacarse y atacar juntas un objetivo espec¨ªfico: el Estado. Y la ineficiencia en la respuesta contra la delincuencia organizada ha dejado, esta vez, a toda una poblaci¨®n reh¨¦n. Hasta ahora 358 personas han sido detenidas, seg¨²n el Gobierno.
El terror impuesto por las facciones ha transformado la vida de los habitantes de Cear¨¢ en un caos y los comercios se han visto obligados a echar el cierre en plena temporada alta de verano, momento fundamental para enfrentar la crisis econ¨®mica.
Nada indica que los ataques vayan a cesar en breve. El gobernador Camilo Santana, del PT, asegura que no va a dar un paso atr¨¢s en su decisi¨®n de dispersar a los l¨ªderes de las bandas encarcelados para debilitar sus estructuras. Veinti¨²n cabecillas han sido trasladados a prisiones fuera del Estado gracias a un acuerdo entre Cear¨¢ y el Ministerio de Justicia.
Con casi 30.000 internos, m¨¢s de la mitad en prisi¨®n provisional, la poblaci¨®n reclusa es una piedra en el zapato estatal. Pr¨¢cticamente se ha duplicado en seis a?os, junto al aumento geom¨¦trico de los ¨ªndices de delincuencia. Y es desde los penales desde donde provienen gran parte de las ¨®rdenes de asesinatos que convirtieron a Fortaleza el a?o pasado en la segunda ciudad m¨¢s violenta de Brasil y la s¨¦ptima del mundo. Hace a?os que el crimen organizado, dividido en grupos, coopta novatos y dirige la violencia en las calles.
Ahora, por primera vez, el Estado ¡ªen la figura del reci¨¦n investido secretario de Administraci¨®n Penitenciaria, Lu¨ªs Mauro Albuquerque¡ª combate de frente a la delincuencia organizada y dice con todas las letras no reconocer a las facciones.
El gobernador recalca que "la represi¨®n a los delincuentes va a continuar", pero la situaci¨®n no se ha atenuado ni con la llegada de los cien polic¨ªas militares que el Gobierno de Bah¨ªa envi¨® como refuerzo, con la convocatoria apresurada de agentes de seguridad aprobados en oposiciones, ni con la llegada de tropas federales. "Ya he instado a la c¨²pula de seguridad a que dedique todos los esfuerzos necesarios. Los l¨ªderes de las bandas est¨¢n siendo identificados y los traslados a centros penitenciarios federales est¨¢n en marcha. No habr¨¢ tolerancia con el crimen ", asegur¨® el petista Santana en una nota en Facebook, el medio que m¨¢s usa para comunicarse con la poblaci¨®n durante la crisis.
El gobernador Santana critica, duramente incluso, a su partido por, seg¨²n ¨¦l, no haber discutido el problema de la seguridad p¨²blica adecuadamente ni en las ¨²ltimas elecciones presidenciales ni durante las gestiones de los expresidentes Lula y Dilma Rousseff. "Brasil ha sido dominado por bandas criminales por omisi¨®n de los Gobiernos. Hasta el Gobierno que fue presidido por mi partido fue omiso", acus¨® esta semana en una entrevista a BandNews. A pesar de que el Ejecutivo afirme que invirti¨® 1.800 millones de reales [m¨¢s de 422 millones de euros] solo en seguridad p¨²blica entre 2015 y 2018, hace a?os que el Estado sufre un aumento de la delincuencia con estrategias criticadas por especialistas.
Todav¨ªa no se sabe hasta cu¨¢ndo los agentes de la Fuerza Nacional permanecer¨¢n en Cear¨¢ o si el Gobierno estatal pedir¨¢ m¨¢s refuerzos policiales. Pero la situaci¨®n de Cear¨¢ deja expuesto el desaf¨ªo al que se enfrenta el dise?o, todav¨ªa poco claro, de la seguridad p¨²blica en la gesti¨®n de Bolsonaro. Hay, ahora, un temor de que la ola de amenazas de las facciones se propague por otros Estados brasile?os, cada vez m¨¢s rehenes de los grupos violentos.
Los contados autobuses que circulan van con escolta policial. ¡±Somos rehenes de esa espera. No hay nada que hacer, porque ?qui¨¦n va a pagar 100 reales [algo m¨¢s de 23 euros] por una carrera de Uber? Solo queda esperar y poder coger un autob¨²s abarrotado de gente. Normalmente ya es malo, pero ahora est¨¢ horrible", resume la cuidadora de ancianos ?rica Dantas.
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