Bolsonaro se llevar¨¢ en la maleta a Davos la sombra de la sospecha sobre su hijo Flavio
Cuando quiere, el nuevo presidente es contundente en sus actos: que no le tiemble la mano a la hora de decidir sobre su propia carne
El nuevo presidente brasile?o, el ultraderechista, Jair Bolsonaro, acudir¨¢ los pr¨®ximos d¨ªas al Foro Econ¨®mico Mundial de Davos, en Suiza, junto con sus ministros estrella, el de Econom¨ªa, el liberal Paulo Guedes, y el de Justicia, el m¨ªtico juez S¨¦rgio Moro. Son esperados con la misma expectaci¨®n que otros a?os se otorgaba al expresidente Lula da Silva, que encarnaba la nueva izquierda democr¨¢tica de Am¨¦rica Latina.
Bolsonaro llega al fr¨ªo de Davos como quien derrot¨® a la izquierda de Lula que se hab¨ªa corrompido por sus relaciones mafiosas con los grandes empresarios. Y llega alzando dos banderas de lo que llama la "nueva era" de Brasil: la de la recomposici¨®n de la econom¨ªa que los Gobiernos de Dilma Rousseff hab¨ªan dejado maltrecha con 14 millones de desempleados y la de la lucha contra la corrupci¨®n, encarnada en su ministro de Justicia que llev¨® a la c¨¢rcel a Lula y a buena parte de la ¨¦lite de su partido, el PT.
Fueron ambas banderas, junto con la prometida guerra contra la violencia que castiga al pa¨ªs con 63.000 homicidios al a?o, lo que llev¨® a 57 millones de brasile?os a darle la confianza al nuevo presidente, que sin tener biograf¨ªa, lleg¨® al poder como revulsivo contra la vieja pol¨ªtica y sus esc¨¢ndalos de corrupci¨®n.
La presencia, sin embargo, de Bolsonaro y de sus dos ministros estrella en Davos podr¨ªa acabar empa?ada gravemente, si antes de tomar el avi¨®n presidencial no se disipan definitivamente las sospechas de presunta corrupci¨®n pol¨ªtica de su hijo mayor, el elegido senador, Flavio, que se est¨¢ convirtiendo en un enredo que da la impresi¨®n de que se quiere ocultar bajo el tapete con los cl¨¢sicos enjuagues de la m¨¢s vieja pol¨ªtica. Algo que empieza a preocupar, por ejemplo, no solo a la docena de militares presentes en su Gobierno, algo in¨¦dito desde los tiempos de la dictadura, sino tambi¨¦n a muchos de sus seguidores fieles que lo hab¨ªan votado precisamente como al nuevo Quijote que promet¨ªa limpiar al pa¨ªs de corrupci¨®n.
Por todo ello, y despu¨¦s de las ¨²ltimas revelaciones del Jornal Nacional de la TV Globo sobre dep¨®sitos sospechosos en la cuenta de su hijo Flavio, el presidente no deber¨ªa ir a Davos antes de dejar aclarado definitivamente el caso de su hijo y de su asesor Fabricio Queiroz, amigo personal desde hace media vida de la familia Bolsonaro. Se trata de una situaci¨®n que se est¨¢ convirtiendo no solo en un enredo m¨¢s de supuesta corrupci¨®n, sino en una herida que podr¨ªa acabar envenenando la credibilidad del nuevo Gobierno.
No parece razonable imaginar que un presidente de la Rep¨²blica, con los poderes que el cargo le otorga en este pa¨ªs, y su ministro de Justicia, Moro, un experto mundial en asuntos de corrupci¨®n, no posean a estas horas la informaci¨®n suficiente para decir una palabra definitiva a la opini¨®n p¨²blica sobre el caso de su hijo Flavio y de su asesor Queiroz.
El presidente Bolsonaro y el ministro Moro no deber¨ªan viajar a un simposio tan importante econ¨®mica y pol¨ªticamente como el de Davos, sin haber disipado antes, definitivamente, esa sombra de sospecha que est¨¢ quebrando la luna de miel de la nueva era bolsonariana. Cuando quiere, el nuevo presidente es contundente en sus actos. Que no le tiemble la mano a la hora de decidir sobre su propia carne. Solo as¨ª su credibilidad quedar¨ªa restablecida sin dar pasto a la oposici¨®n a la que le est¨¢ haciendo el mejor de los regalos.
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