Bruselas se resiste a renegociar el acuerdo del Brexit pero tiembla ante el riesgo de una ruptura brutal
Un portavoz del presidente del Consejo Europeo recuerda a Londres que puede solicitar un aplazamiento de la salida de la UE
La Uni¨®n Europea se ha topado con uno de los escenarios del Brexit m¨¢s temidos a solo 60 d¨ªas del plazo fijado para la salida de Reino Unido de la UE. El Parlamento brit¨¢nico ha aprobado una enmienda este martes que supedita el apoyo al acuerdo de salida a una renegociaci¨®n de la llamada salvaguarda sobre Irlanda.
La enmienda, aprobada por 317 votos a favor y 301 en contra, ofrece al Gobierno de Theresa May un potente respaldo para intentar reabrir la negociaci¨®n en Bruselas con ciertas garant¨ªas de que podr¨¢ sacar el acuerdo adelante si vuelve con texto retocado. Pero esa exigencia coloca la Uni¨®n Europea en la dif¨ªcil situaci¨®n de aferrarse al texto pactado hasta ahora y exponerse a un Brexit sin acuerdo, o aceptar una renegociaci¨®n muy delicada que podr¨ªa abrir una caja de Pandora.
Un portavoz de Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, se ha apresurado a responder tras el voto brit¨¢nico que "el acuerdo de salida sigue siendo el mejor y ¨²nico camino para garantizar una salida ordenada de Reino Unido. La salvaguarda [para Irlanda] forma parte del Acuerdo y el Acuerdo no est¨¢ abierto a la renegociaci¨®n". Tusk recuerda a Londres que puede solicitar un aplazamiento en la salida de la UE, prevista para el 29 de marzo. Pero advierte que debe ser aprobada por unanimidad de los 27 socios de la UE y que se sopesar¨ªa las razones invocadas para esa pr¨®rroga.
El Gobierno de Irlanda, el m¨¢s afectado por la demanda de Londres, tambi¨¦n reaccion¨® de inmediato. "La posici¨®n de la UE sobre el acuerdo y sobre la salvaguarda no ha cambiado y el acuerdo no est¨¢ abierto a la renegociaci¨®n", se?al¨® un portavoz oficial en Dubl¨ªn. Tanto Tusk como Irlanda tientan a Reino Unido con la posibilidad de renegociar la Declaraci¨®n Pol¨ªtica sobre la futura relaci¨®n que acompa?a al Acuerdo. Una posibilidad que no basta para el Parlamento brit¨¢nico.
La Comisi¨®n Europea, en cambio, permanec¨ªa en silencio la noche del martes, a la espera de analizar las consecuencias del nuevo giro del proceso. Fuentes comunitarias aseguraron que este mi¨¦rcoles se ofrecer¨¢ una primera reacci¨®n, previsiblemente tras la reuni¨®n semanal del Ejecutivo comunitario.
Los nervios en Bruselas son evidentes ante la nueva deriva de un proceso lleno de sorpresas desde su inicio en el refer¨¦ndum de 2016, pero que se acerca peligrosamente al l¨ªmite del 29 de marzo. Londres y Bruselas deber¨¢n decidir si ese d¨ªa se produce una salida ordenada o una ruptura brutal. Y el voto de este martes parece haber colocado tan delicada decisi¨®n en el lado europeo.
La respuesta comunitaria apunta, de momento, a la negativa a cualquier renegociaci¨®n que ponga en peligro las garant¨ªas sobre la isla de Irlanda, donde las dos partes se han comprometido a no reintroducir una frontera f¨ªsica pase lo que pase con el Brexit. Pero fijado ese l¨ªmite, el margen de maniobra resulta innegable. Y el temido impacto de un Brexit sin acuerdo hace dudar a algunos pa¨ªses sobre los riesgos que se deben asumir.
Al fin y al cabo, el acuerdo no ha sido ratificado y solo en el lado europeo est¨¢ pendiente de que el Parlamento Europeo lo respalde (por mayor¨ªa simple) y de que al menos 20 Gobiernos ¡ªde los 27 que componen la UE, sin -Reino nido¡ª que representen a un 65% de la poblaci¨®n lo aprueben por una mayor¨ªa cualificada reforzada. Irlanda representa el 0,94% de la poblaci¨®n de la UE (o el 1,08% sin Reino Unido), pero el riesgo de que el Brexit reabra la violencia pol¨ªtica en la isla si se establece una frontera con Irlanda del Norte ha llevado a los socios europeos a respaldar hasta ahora sin ambages a Dubl¨ªn.
Londres, a¨²n as¨ª, ha decidido testar las aguas, con la esperanza de que la postura europea evolucione y a sabiendas de que May no se marca como objetivo una supresi¨®n completa de la salvaguarda irlandesa sino una precisi¨®n jur¨ªdica que garantice que Reino Unido no queda atrapado en una uni¨®n aduanera de manera indefinida e insoslayable.
Las declaraciones europeas previas al voto de Westminster insistieron en que la negociaci¨®n del Brexit est¨¢ cerrada. "Es el mejor Acuerdo posible y no es renegociable", advirti¨® el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, en rueda de prensa en Chipre al mismo tiempo que se desarrollaba la trascendental sesi¨®n en el Parlamento brit¨¢nico. El mismo mensaje se repiti¨® en p¨²blico y en privado en Bruselas y en el resto de las capitales europeas.
Pero May hizo caso omiso y recomend¨® a sus huestes conservadoras que apoyasen la enmienda Brady a favor de buscar "alternativas" a la salvaguarda irlandesa. Y por en¨¦sima vez, la primera ministra lanza un ¨®rdago pol¨ªtico que le da otra oportunidad de supervivencia y de rematar el hist¨®rico proyecto del Brexit, la ¨²nica labor por la que ser¨¢ juzgado su mandato. La maniobra de la primera ministra ha colocado la inc¨®moda pelota del Brexit en los 27 tejados de la UE y, sobre todo, en el de Irlanda.
La Uni¨®n se hab¨ªa desentendido de los problemas de May tras el brutal voto del pasado 15 de enero en la C¨¢mara de los Comunes, donde el acuerdo de salida planteado por la primera ministra cosech¨® un hist¨®rico rechazo con 432 votos en contra y 202 a favor. "Nuestro trabajo no es lograr mayor¨ªas en la C¨¢mara de los Comunes", se?alaba tras la votaci¨®n una fuente comunitaria.
Bruselas se?al¨® entonces que la ¨²nica v¨ªa de escape para la primera ministra brit¨¢nica era tejer una gran alianza parlamentaria, con apoyo de conservadores y laboristas, para garantizar la ratificaci¨®n del Acuerdo. Si May lograba esa mayor¨ªa, la UE estar¨ªa dispuesta a renegociar los t¨¦rminos de la futura relaci¨®n con Reino Unido para ofrecerle una privilegiada situaci¨®n en comparaci¨®n con otros pa¨ªses terceros.
May recogi¨® el guante. Y durante las ¨²ltimas semanas ha prodigado los encuentros con los diferentes grupos del Parlamento brit¨¢nico. Pero la alianza que ha buscado no es la esperada por Bruselas. Y los cambios a los que aspira no son en la Declaraci¨®n pol¨ªtica sobre el futuro sino en el acuerdo de salida, que la Comisi¨®n Europea y los 27 Estados miembros dieron por cerrado el pasado 25 de noviembre.
"Negociar un cambio no ser¨¢ f¨¢cil", reconoci¨® May ante el Parlamento de Reino Unido. "Supone reabrir el tratado y eso es algo para lo que nuestros socios europeos tienen un apetito limitado". Aun as¨ª se ha comprometido con el Parlamento a intentarlo. Y su arriesgada promesa ha logrado, de momento, darle la vuelta a la tortilla y poner a Bruselas en un comprometida situaci¨®n. Pero el proceso est¨¢ lejos de haber concluido y puede darse la vuelta de nuevo.
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