El muro de Trump no habr¨ªa parado a El Chapo
Las pruebas y los testimonios del juicio al narco mexicano contradicen algunos de los argumentos del presidente para declarar una emergencia nacional
En latas de jalape?os transportadas en camiones. Metida entre pal¨¦s de verduras. Oculta en coches convencionales. A trav¨¦s de t¨²neles bajo la frontera. El juicio de El Chapo Guzm¨¢n, declarado culpable de 10 graves delitos el pasado martes, ha sido un momento hist¨®rico en la guerra contra la droga. Fiscales, agentes de polic¨ªa y los propios traficantes contaron, con todo lujo de detalles, c¨®mo enviaban decenas de toneladas de coca¨ªna, hero¨ªna, drogas sint¨¦ticas y marihuana a Estados Unidos. Un alarde de creatividad. Una ins¨®lita gama de t¨¦cnicas, entre las que no figura la de pasar la droga a trav¨¦s de los tramos aislados de frontera, donde Donald Trump ve urgente levantar un muro.
El presidente habla de una epidemia de drogas que llegan desde M¨¦xico. La cit¨® el pasado viernes como el primero de los argumentos para declarar una emergencia nacional que le permita levantar un muro en la frontera. Pero ni una palabra, ni un tuit, sobre el hecho de que en su ciudad natal, Nueva York, durante tres meses, su propio Gobierno ha expuesto como nunca antes los m¨¦todos del cartel mexicano de Sinaloa, que meti¨® m¨¢s drogas en las calles estadounidenses que ninguna otra organizaci¨®n criminal en la historia, y ninguno de ellos lo habr¨ªa frenado el muro en la frontera que Trump se dispone a construir.
¡°Estamos hablando de una invasi¨®n de nuestro pa¨ªs con drogas, traficantes de personas, por todo tipo de criminales y bandas¡±, dijo el presidente el viernes, en la rosaleda de la Casa Blanca, como justificaci¨®n de que ten¨ªa que declarar una emergencia nacional para levantar un muro en la frontera.
La idea del muro naci¨® durante los primeros compases de su campa?a presidencial como un poderoso s¨ªmbolo de contenci¨®n de la inmigraci¨®n ilegal, que conect¨® con buen n¨²mero de votantes descontentos. Pero en los ¨²ltimos meses el supuesto flujo incontrolado de drogas y de criminales ha ido cobrando protagonismo en su discurso, tal vez porque podr¨ªa contribuir a argumentar la existencia de una emergencia nacional como la que finalmente declar¨® el viernes, para lograr unos fondos que el Congreso le niega.
Puertos de entrada fronterizos
Habl¨® el presidente de ¡°cantidades tremendas de drogas¡± que ¡°los dem¨®cratas dicen que entran por los puertos de entrada¡± de la frontera. ¡°Eso¡±, dijo, ¡°es una mentira¡±. Pero ni es mentira ni lo dicen solo los dem¨®cratas.
Lo dicen sus propias fuerzas de seguridad. La DEA asegura que solo ¡°un peque?o porcentaje¡± de droga se introduce a trav¨¦s de los tramos entre los puertos de entrada fronterizos. Lo dijo tambi¨¦n su exjefe de Gabinete John Kelly, cuando era responsable de seguridad nacional, en su testimonio ante el Congreso. Incluso lo reconoci¨® su propio vicepresidente, Mike Pence, en un art¨ªculo en el USA Today en el que dec¨ªa que las drogas llegan ¡°principalmente¡± por los puertos de entrada fronterizos.
De toda la droga aprehendida en 2018, seg¨²n estad¨ªsticas oficiales, el 90% de la hero¨ªna, el 88% de la coca¨ªna, el 67% de la metanfetamina y el 80% del fentanilo se decomisaron en los puertos de entrada fronterizos, no en la zona entre unos y otros, parte de la cual, la que se considera m¨¢s dada al contrabando, est¨¢ ya vallada. Los datos de droga incautada, seg¨²n la DEA, coinciden con los de droga traficada en general: la t¨¦cnica m¨¢s com¨²n de las organizaciones criminales transnacionales, aseguran, es esconder la droga en coches de pasajeros o camiones y conducir por los puertos de entrada.
Los expertos insisten en que en puertos de entrada como el de San Ysidro, en el sur de California, el m¨¢s transitado de la frontera, que atraviesan 100.000 personas al d¨ªa, el volumen de actividad hace que las opciones de los traficantes sean mayores. ¡°Independientemente del n¨²mero de perros, la tecnolog¨ªa o la inteligencia, el potencial de contrabando de drogas en un puerto de entrada es mucho mayor. La posibilidad de que te capturen cruzando entre dos puertos de entrada se multiplica. Est¨¢ muy claro que las drogas entran por los puertos de entrada¡±, explicaba en USA Today Gil Kerlikowske, que fue director de Protecci¨®n de Aduanas y Fronteras con Barack Obama.
Pero Trump dijo el viernes: ¡°Una gran mayor¨ªa de las grandes drogas, las grandes cargas de drogas, no van por los puertos de entrada. No pueden ir por los puertos de entrada. No puedes meter grandes cargas porque hay gente. Hay gente muy capacitada, la patrulla fronteriza, la polic¨ªa, mirando¡±.
A nadie le va a sorprender a estas alturas que el presidente Trump falte a la verdad en sus intervenciones p¨²blicas. Pero pocas veces la mentira es tan descarada, y la utiliza nada menos que para justificar una declaraci¨®n de emergencia nacional.
Cuesta creer que el presidente, antes de declarar una emergencia nacional, entre otras cosas, por el flujo de drogas por la frontera con M¨¦xico, no haya prestado atenci¨®n al juicio p¨²blico en el que su Gobierno condenaba al l¨ªder del cartel mexicano que m¨¢s droga ha introducido en su pa¨ªs.
Pero el relato, para quien quiera escucharlo, no termin¨® con el juicio de El Chapo. En diciembre, la polic¨ªa descubri¨® tres nuevos t¨²neles; dos hombres fueron arrestados despu¨¦s de que un aeroplano ultraligero sobrevolara el muro y arrojara en California un cargamento con metanfetamina por valor de 1,4 millones de d¨®lares, y condenaron a otro por recoger un paquete de la misma droga lanzado desde un dron. Este mi¨¦rcoles, a la ma?ana siguiente a que se leyera el fallo en el juicio de El Chapo, en la misma planta de la Corte Federal de Brooklyn, se sentaba otra persona a escuchar las conclusiones finales de su propio juicio. Era un hombre acusado de importar coca¨ªna, de nuevo, escondida en cargamentos de jalape?os.
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