El contrapoder de las ma?aneras
En las conferencias matutinas, el presidente de M¨¦xico tiene un inter¨¦s personal para invertir tanto tiempo y energ¨ªa: busca explicar sus razones, persuadir y vencer resistencias
El presidente de M¨¦xico responde a una pregunta sobre su esposa, otra sobre las contradicciones de un secretario de Estado, una m¨¢s sobre la inconsistencia de una medida de su Administraci¨®n. Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador contesta a medias y hace referencia al hecho de que su Gobierno es diferente. El reportero le interrumpe y pide respuesta puntual a su pregunta. Con frecuencia el presidente afirma no tener el dato preciso, pero promete tratarlo al siguiente d¨ªa. Cuando no lo hace un reportero se lo reclama 24 horas m¨¢s tarde. No hay restricciones sobre el tipo de preguntas ni preselecci¨®n de los periodistas que asisten a la reuni¨®n. Todo esto sucede cada d¨ªa durante casi una hora en se?al abierta para todo el que quiera verla.
Algo importante est¨¢ sucediendo en ese espacio; si no por otra cosa porque el presidente invierte en ¨¦l algo as¨ª como el 7% del tiempo dedicado a gobernar, todos los d¨ªas de lunes a viernes. A raz¨®n de 15 a 20 preguntas por sesi¨®n, pr¨¢cticamente all¨ª se han ventilado todos los temas que tienen que ver con la vida p¨²blica y el Gobierno: abusos y contradicciones, dudas y reclamos, halagos y exigencias. En los poco menos de tres meses que llevamos de sexenio, se le han planteado cerca de 1.500 preguntas buenas, malas y regulares. Unas dan lugar a respuestas ret¨®ricas que cada vez se parecen m¨¢s a las del d¨ªa anterior y comienzan a sonar a disco rayado, pero otras transparentan en tiempo real las decisiones que est¨¢ tomando el Gobierno. Algunas incluso, han provocado rectificaciones de parte del presidente: despido de funcionarios exhibidos por un pasado cuestionable o por incongruencia en sus responsabilidades, ajuste de programas y supresi¨®n de alguna medida controvertida.
Hace unas semanas, en este espacio, coment¨¦ que estas reuniones estaban modificando el paradigma que hab¨ªa caracterizado el flujo de la informaci¨®n pol¨ªtica. El contenido de la ma?anera define la agenda noticiosa del d¨ªa y hace poco menos que anacr¨®nica la informaci¨®n del d¨ªa anterior publicada en los peri¨®dicos de la ma?ana.
Si bien est¨¢ claro que ha trastocado los tiempos informativos, me parece que todav¨ªa no aquilatamos la trascendencia pol¨ªtica de la ma?anera. En un pa¨ªs donde existen pocos contrapesos frente al presidente y en la pr¨¢ctica ninguna f¨®rmula real de rendici¨®n de cuentas, no es poca cosa que el soberano se someta todos los d¨ªas a 45 minutos a todo lo que los ciudadanos deseen preguntar mediante sus periodistas. No es muy org¨¢nico ni institucional, ni ello significa que debamos renunciar a la construcci¨®n de espacios democr¨¢ticos para el equilibrio de poderes. Pero es un hecho que, por lo pronto, ofrece una v¨ªa r¨¢pida y expedita para exigir, contrastar, ventilar abusos, inconsistencias, omisiones.
Hasta donde recuerdo, Enrique Pe?a Nieto se pas¨® seis a?os sin responder a una pregunta abierta en una rueda de prensa (y la ¨²ltima habr¨ªa sido la de la Feria del libro de Guadalajara, a¨²n como candidato, cuando a pregunta de un periodista de EL PA?S, no pudo recordar el t¨ªtulo de un libro que le resultara significativo).
Desde luego L¨®pez Obrador tiene un inter¨¦s personal para invertir tanto tiempo y energ¨ªa en este ejercicio diario. Busca explicar sus razones, persuadir, vencer resistencias. Est¨¢ convencido que est¨¢ haciendo lo correcto en su forma de gobernar e intenta transparentar sus acciones.
Pero al hacerlo en transmisi¨®n directa y sin preguntas preparadas, en la pr¨¢ctica se convierte en un foro cotidiano para el encuentro entre el soberano y la opini¨®n p¨²blica. Por lo mismo, es un espacio que podr¨ªa ser mejor aprovechado por todos. Para empezar por los propios medios de comunicaci¨®n. Muchos de los informativos importantes no est¨¢n enviando reporteros o no a sus mejores elementos. La mitad de las preguntas son poco consistentes u obligan a respuestas gen¨¦ricas y ret¨®ricas. Pero poco a poco ha subido el nivel. Algunos reporteros canalizan desde las pantallas de sus celulares preguntas de sus jefes de redacci¨®n o sus directores, quienes siguen en directo la transmisi¨®n. Otros hacen la tarea y vienen pertrechados con cifras y descripci¨®n de hechos que obliga al presidente a sumergirse en situaciones que no conoc¨ªa.
Me parece que otros estamentos de la sociedad podr¨ªan aprovechar las ma?aneras para dilucidar sus dudas y objeciones. En la reuni¨®n se acepta la presencia de revistas mensuales y de sitios digitales, tanto nacionales como extranjeros. Eso abre la puerta para que cualquier actor pol¨ªtico o social pueda participar en este espacio.
L¨®pez Obrador es sin duda un pol¨ªtico sui g¨¦neris y sus propuestas, muchas de ellas a contrapelo de usos y costumbres, parecen plagadas de claroscuros. Bien podr¨ªamos responder ampliando esos claros. Las ma?aneras pueden convertirse en un espacio pol¨ªticamente decisivo en el di¨¢logo entre la sociedad y el gobierno, a condici¨®n de que sepamos aprovecharlo.
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