En tierra derecha
Los periodistas en nuestro ¨²nico y verdadero papel tenemos que preguntarnos: ?Se ir¨¢ extraditado el exguerrillero Jes¨²s Santrich por entrampamiento?
La democracia debe tener anclajes robustos, suficientes para soportar el peso del p¨¦ndulo, los cambios en las preferencias pol¨ªticas y electorales y su consecuente ideolog¨ªa. Los gobiernos cambian as¨ª como los hombres y mujeres, de Obama a Trump, de Dilma a Bolsorano, de Bachelet a Pi?era, de Santos a Duque. Sus idearios se visibilizan, las presiones pululan y las realidades terminan siempre por imponerse para beneficio de las sociedades cuando el juego de pesos y contrapesos est¨¢ bien balanceado.
Y sin embargo, las estrategias y sus t¨¢cticas para imponer una forma de pensamiento materializada en pol¨ªticas p¨²blicas implica tener los ojos bien abiertos y la ¨¦tica y la moral a prueba de entrampamientos para no caer en los atajos discursivos y saber anticiparse a cualquier intento ideol¨®gico de izquierda o de derecha que amenace las conquistas alcanzadas en derechos ciudadanos.
Por eso me ha parecido ideal la aparici¨®n de la palabra "entrampamiento" para reflexionar sobre el momento que vivimos por estos d¨ªas en Colombia. La palabrilla anda de boca en boca en forma de debate jur¨ªdico, en la medida en que agentes de la DEA han venido participando en investigaciones judiciales de la Fiscal¨ªa General, especialmente en casos que terminan por afectar de una y otra manera el funcionamiento del Tribunal que naci¨® como resultado de los acuerdos de paz con las FARC, la Justicia Especial para la Paz (JEP), en el preciso momento en que el presidente de la rep¨²blica deber¨¢ tomar la decisi¨®n de objetar o no la ley que reglamenta esa jurisdicci¨®n.?
Entrampamiento significa entrampar, hacer que otro caiga en una trampa, es el acto de enredar, de enga?ar, de inducir casi siempre a la comisi¨®n de un delito o de un mal. El debate se abri¨® para establecer si el uso del entrampamiento apareci¨® para deslegitimar la JEP a prop¨®sito del actuar de un corrupto, o para inducir al exguerrillero Jes¨²s Santrich, basado en que su condici¨®n de narcotraficante saldr¨ªa a flote por encima de su compromiso con el desarme. En buena hora, la Procuradur¨ªa ha determinado que sea la Corte Suprema la que decida sobre ese caso. Ojal¨¢ distinguiendo el castigo que merece el delincuente sin que implique afectaci¨®n a la apuesta de la paz.
Pero sirve para hacernos muchas preguntas, porque no solo el entrampamiento se usa para inducir a ese tipo de delitos. Tambi¨¦n para enredar, para confundir y poner a muchos a caminar por las l¨ªneas grises que nos separan de nuestros compromisos ¨¦ticos en lo profesional y personal.
Los periodistas en nuestro ¨²nico y verdadero papel tenemos que preguntarnos entonces: ?Se ir¨¢ extraditado Santrich por entrampamiento? ?Se est¨¢ usando el entrampamiento para que el pueblo venezolano compre la ilusi¨®n de ser liberado de la dictadura, cuando la realidad est¨¢ mostrando que pasar¨¢ por etapas que pueden ser a¨²n m¨¢s dolorosas para la gente?
?No hay acaso entrampamiento cuando se presenta un proyecto de ley con fachada de libertad y es precisamente para coartar la libertad de c¨¢tedra? ?No se esconde detr¨¢s de la propuesta tan parecida de Bolsonaro en Brasil de Escuelas sin partido, el verdadero inter¨¦s por el adoctrinamiento? O el de Cuba en su ¨¦poca m¨¢s aciaga cuando vimos a ni?os pioneros Jos¨¦ Mart¨ª uniformados en el Caribe?
?Proponer el regreso de ciudadanos armados no plantea un atajo peligroso que puede terminar por dejarnos a merced de los peores instintos humanos y la defensa de individualidades econ¨®micas? Por la v¨ªa de los importantes debates pero tambi¨¦n por entrampamiento, Colombia est¨¢ dando un giro a la derecha, coherente con la elecci¨®n de un gobierno del Centro Democr¨¢tico.
La petici¨®n del presidente Duque a la Corte Constitucional, escenario ahora de espacios de discusi¨®n fundamentalmente democr¨¢tico, para modular una sentencia que condicion¨® el uso del glifosato, herbicida para combatir cultivos de coca al cumplimiento de ciertas condiciones y volver a la reanudaci¨®n de la aspersi¨®n muestra el giro a la derecha en la pol¨ªtica antidrogas y podr¨ªa terminar por acabar con una apuesta realista y digna como es la sustituci¨®n de cultivos ill¨ªticos y la erradicaci¨®n manual.
Y en medio del debate, una realidad: el aumento de los cultivos de coca a 171.000 hect¨¢reas en 2017, seg¨²n las cifras de monitoreo de Naciones Unidas, Simci. En 2012, esa cifra fue de 60.000 hect¨¢reas.
A qu¨¦ conclusi¨®n debemos llegar, o al menos a qu¨¦ reflexi¨®n nos deben llevar los siguientes hechos: que en la justicia se use el entrampamiento, el cambio en la posici¨®n de pol¨ªtica en la lucha contra las drogas, un trino del senador expresidente ?lvaro Uribe a ra¨ªz de una foto de ni?os de Montes de Mar¨ªa con una pancarta donde est¨¢ escrito abracemos la JEP: ¡°Abuso de algunos profesores justifica poner competencia a la educaci¨®n p¨²blica, que estudiantes puedan ir a la privada, el intento del representante Edward Rodr¨ªguez de poner controles a la libertad de c¨¢tedra. Algunos nombramientos cuestionados, por tratarse de personas con posiciones radicales frente a temas de paz, como el caso del director del Centro de Memoria Hist¨®rica que no cree en el conflicto y debe construir la narrativa sobre el mismo. O las medidas sobre dosis m¨ªnima o sobre porte y uso de armas.
?Por tratarse en general de decisiones de un Gobierno de derecha nos retrocede frente a lo que hoy tenemos en temas de derechos? Y si fuera de izquierda, ?las pondr¨ªamos en tela de juicio tambi¨¦n?
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