El Brexit llega a la recta final con las negociaciones estancadas para lograr un acuerdo
Claves para entender lo que espera al Reino Unido y a la UE hasta el pr¨®ximo 29 de marzo
El 29 de marzo se cumple la fecha oficial de la salida del Reino Unido de la Uni¨®n Europea. A poco m¨¢s de dos semanas del desenlace, la ¨²nica certeza es que no hay un acuerdo ratificado por el Parlamento que permita un Brexit suave y gradual, capaz de atemperar la inestabilidad econ¨®mica y administrativa que supone abandonar una estructura como la UE. Excepto el grupo de los radicales euroesc¨¦pticos, apenas una sexta parte de la C¨¢mara de los Comunes, el resto de diputados comparte el temor a una salida a las bravas y est¨¢n convencidos de que no suceder¨¢. La historia est¨¢ repleta de momentos como este: todos son responsables y por tanto nadie lo es. Estrategias partidistas, intereses ocultos, dobles intenciones, agendas fan¨¢ticas y rencillas personales se han mezclado para evitar que un pa¨ªs que fue modelo por su pragmatismo y esp¨ªritu de compromiso acabe dando un salto al abismo, si no surge un remedio de ¨²ltima hora.
Las votaciones previstas
Theresa May se comprometi¨® la semana pasada a llevar de nuevo, el martes d¨ªa 12, su plan del Brexit al Parlamento. En la primera votaci¨®n, a mediados de enero, fue rechazado estrepitosamente por 432 votos en contra frente a 202 a favor. Nada indica que en esta ocasi¨®n la primera ministra vaya a sacar adelante el acuerdo. Sus esperanzas en ara?ar nuevas concesiones a la UE en torno al backstop, la llamada salvaguarda irlandesa, se han visto defraudadas ante la firmeza mostrada por Bruselas. El mecanismo implica la permanencia del Reino Unido en la uni¨®n aduanera durante el periodo de transici¨®n de dos a?os que contempla el acuerdo firmado con las instituciones comunitarias, como modo de evitar la imposici¨®n de una "dura" entre la Rep¨²blica de Irlanda e Irlanda del Norte que pusiera en peligro la paz y estabilidad alcanzadas hace 20 a?os en el Acuerdo de Viernes Santo.
Algunos medios brit¨¢nicos sugieren que la primera ministra estar¨ªa dispuesta, por en¨¦sima vez, a retrasar la votaci¨®n del martes. Ser¨ªa una v¨ªa para ganar tiempo hasta el pr¨®ximo Consejo Europeo, previsto para el 21 de marzo. Con un doble prop¨®sito: presionar a los negociadores comunitarios y situar al borde del abismo a los parlamentarios brit¨¢nicos. No deja de ser, sin embargo, una especulaci¨®n m¨¢s. El compromiso efectivo de May es que haya una nueva votaci¨®n. Si su plan es rechazado, el Gobierno llevar¨¢ al d¨ªa siguiente a Westminster una moci¨®n en la que preguntar¨¢ a la C¨¢mara si est¨¢ dispuesta a respaldar un Brexit sin acuerdo. Finalmente, si tambi¨¦n esta moci¨®n es rechazada, los diputados votar¨¢n al d¨ªa siguiente la posibilidad de ordenar al Gobierno que solicite una pr¨®rroga de la fecha de salida a Bruselas.
Las negociaciones
La ¨²ltima baza de May se llamaba Geoffrey Cox. El abogado general del Estado, un brillante jurista que en los ¨²ltimos meses ha deslumbrado por su oratoria y solidez argumental, ten¨ªa el encargo de renegociar con Bruselas una salida al embrollo del backstop. Cox tuvo en su momento la firmeza de advertir al Consejo de Ministros de la trampa legal que supon¨ªa la salvaguarda irlandesa, que ataba a Reino Unido de modo indefinido con las instituciones comunitarias. Pero demostr¨® la misma fortaleza, aunque de nada le sirvi¨®, en rechazar la pretensi¨®n del Parlamento de que se hiciera p¨²blico el informe jur¨ªdico manejado por el Ejecutivo en las negociaciones del Brexit. Por lealtad a la primera ministra, por su defensa del principio de confidencialidad abogado-cliente (el papel de Cox es fundamentalmente asesorar al Gobierno en materia legal) y porque estaba convencido de que preservaba de ese modo el inter¨¦s general del Reino Unido.
En los ¨²ltimos d¨ªas, Cox, acompa?ado del ministro para la salida del Reino Unido, Stephen Barclay, ha negociado intensamente con Bruselas para dar con un mecanismo que ofreciera a los euroesc¨¦pticos la certeza de que el Reino Unido podr¨ªa salir en alg¨²n momento de la uni¨®n aduanera. Ha puesto sobre la mesa la posibilidad de una intermediaci¨®n que pudiera ser activada por una de las partes en el caso de que las negociaciones sobre la futura relaci¨®n de ambos bloques se prolongaran sine die, pero sus interlocutores comunitarios se han negado desde un principio a extraer el asunto de la jurisdicci¨®n de los tribunales europeos. A ¨²ltima hora, el comisario Michel Barnier ha ofrecido, sin dar muchas explicaciones, un mecanismo de salida. Consistir¨ªa en permitir al Reino Unido abandonar la uni¨®n aduanera a cambio de que Irlanda del Norte permaneciera en ella. Los brit¨¢nicos le han recordado que eso fue el punto de partida de las discusiones y que no supone ning¨²n avance. La idea de establecer condiciones diferentes para el territorio brit¨¢nico de la isla vecina es tab¨² para los socios parlamentarios de May, los norirlandeses del DUP, y para la mayor¨ªa de conservadores, que lo contemplan como una ruptura del principio de integridad territorial del pa¨ªs.
Los euroesc¨¦pticos
Due?os de la situaci¨®n desde el primer minuto, este grupo de unos 80-100 diputados conservadores ha condicionado cada decisi¨®n y marcha atr¨¢s de May durante estos dos a?os. Liderados por el ultracat¨®lico Jacob Rees-Mogg, que dirige el Grupo de Investigaciones Europeas (ERG, en sus siglas en ingl¨¦s), han estirado y aflojado el hilo en cada momento decisivo de las negociaciones. Responsables ¨²ltimos de la primera derrota del plan del Brexit de la primera ministra el pasado enero, fueron ellos quienes forzaron la moci¨®n de censura interna contra May ¡ªque result¨® fallida pero min¨® su autoridad¡ª y son ellos los que ahora maniobran para evitar cualquier compromiso y lograr su anhelado objetivo: un abandono a las bravas de la UE el pr¨®ximo 29 de marzo. "Las consecuencias de una pr¨®rroga incierta supondr¨ªan una calamidad pol¨ªtica para una poblaci¨®n agotada y un enorme coste para aquellas empresas que se han preparado para una pronta salida. El da?o a la confianza de la ciudadan¨ªa en la pol¨ªtica y en la democracia ser¨ªa incalculable. Para algunos, la democracia habr¨ªa muerto", ha escrito este domingo en las p¨¢ginas de The Sunday Telegraph Steve Baker, el ide¨®logo de los euroesc¨¦pticos, conjuntamente con Niggel Dodds, el portavoz parlamentario del DUP.
Los laboristas
Jeremy Corbyn, el l¨ªder del Partido Laborista, se comprometi¨® finalmente a rega?adientes a lo que le reclamaba desde hac¨ªa meses una mayor¨ªa de su partido. El grupo principal de la oposici¨®n respaldar¨¢, a trav¨¦s de una moci¨®n, la celebraci¨®n de un segundo refer¨¦ndum, si el plan de May fracasa de nuevo. Pero como ya es habitual, Corbyn, un antieuropeo por convicci¨®n y tradici¨®n hist¨®rica, juega a tres pistas. Una delegaci¨®n laborista ha negociado con conservadores moderados la "opci¨®n noruega", que supondr¨ªa impulsar un Brexit m¨¢s suave que retuviera al Reino Unido dentro de la uni¨®n aduanera. Y una segunda delegaci¨®n ha mantenido conversaciones con el ministro para la Salida de la UE, Stephen Barclay, para estudiar el ¨²ltimo ejercicio de funambulismo: ofrecer el respaldo laborista al plan de May a cambio de que el texto sea sometido a refer¨¦ndum inmediatamente despu¨¦s. Vistos los escasos apoyos de May entre los suyos, el diario The Times?apunta en sus informaciones de este domingo que la primera ministra ver¨ªa con buenos ojos una campa?a en la que pudiera defender directamente ante los ciudadanos las bondades de su plan.
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