Un respirador para Maduro: Trump
Guaid¨® y Duque acaban de advertir que Trump no es un aliado incondicional. No est¨¢ claro si su pol¨ªtica est¨¢ pensada para terminar con la dictadura en Venezuela y el tr¨¢fico de drogas en Colombia
El dictador Nicol¨¢s Maduro ha encontrado en Donald Trump un aliado indispensable. Sencillo: la insistencia del presidente de Estados Unidos en aconsejar una intervenci¨®n militar como una de las soluciones posibles a la doloros¨ªsima agon¨ªa venezolana est¨¢ desbaratando el frente que presiona el r¨¦gimen chavista. La ¨²ltima fisura se produjo en Madrid, con la visita del responsable especial norteamericano para asuntos de Venezuela, Elliott Abrams, que oblig¨® al Gobierno espa?ol a aclarar que el calvario que atraviesa ese pa¨ªs no encontrar¨¢ una salida en el uso de la fuerza.
A comienzos de la semana pasada, el jefe del Comando Sur del Pent¨¢gono, almirante Craig Faller, declar¨® que las Fuerzas Armadas de su pa¨ªs est¨¢n preparadas para cumplir en Venezuela con la orden que imparta el presidente. Faller dijo tambi¨¦n que ese pa¨ªs se convertir¨ªa en una nueva Siria si Maduro sigue en el poder. Y que eso podr¨ªa suceder hacia fin de a?o.
Quien se manifest¨® con mayor firmeza contra esa posibilidad no fue esta vez Maduro, sino Juan Guaid¨®, el titular de la Asamblea Nacional, reconocido por 50 pa¨ªses como el presidente legal de Venezuela. En una entrevista publicada el s¨¢bado, Guaid¨® dijo que ¡°la intervenci¨®n militar est¨¢ descartada¡±.
Maduro somete a Guaid¨® a una presi¨®n que aumenta con el paso de las horas. El m¨¦todo es el habitual: acusarlo de un complot para producir una agresi¨®n electr¨®nica, que ser¨ªa la culpable de las calamidades que el propio tirano produce con su desgobierno. La eventualidad de que detengan a Guaid¨® siempre fue uno de los escenarios que la diplomacia norteamericana imaginaba como detonante de un ataque armado. Acaso el presidente interino sienta que su libertad depende de una partida de p¨®ker que se juega entre Caracas y Washington. Hay otro factor que inspira a Guaid¨®. ?l apuesta a que los militares dejen de apoyar a Maduro. Pero las amenazas de Trump activan el nacionalismo de los soldados venezolanos. Las insinuaciones norteamericanas, a las que el almirante Faller puso fecha, desarticulan tambi¨¦n el bloque internacional de presi¨®n sobre el chavismo. El primero en adherirse a Trump fue el brasile?o Jair Bolsonaro, que hace tres semanas visit¨® la Casa Blanca. Bolsonaro consider¨® un ataque a Venezuela, aunque aclar¨® que antes consultar¨ªa al Congreso. Y Maduro llam¨® a los brasile?os, sobre todo a los militares, a ¡°salir al paso a la locura de Bolsonaro¡±.
Mientras el presidente brasile?o conjeturaba una acci¨®n castrense, la canciller¨ªa espa?ola, a prop¨®sito de la visita de Abrams a Madrid, afirmaba que deb¨ªa rechazarse el uso de la fuerza. Es una declaraci¨®n relevante, porque Espa?a es la nave insignia de Europa en relaci¨®n con Venezuela.
Esta divergencia, que se manifiesta entre pa¨ªses que comulgan en desconocer el Gobierno de Maduro, tuvo en los ¨²ltimos d¨ªas la consecuencia menos esperada: Iv¨¢n Duque, el presidente colombiano, un disc¨ªpulo de ?lvaro Uribe cuya relaci¨®n con los Estados Unidos no podr¨ªa ser m¨¢s amigable, sinti¨® c¨®mo le ca¨ªa encima el rayo verbal de Trump. El presidente de Estados Unidos declar¨® el viernes pasado que, desde que Duque lleg¨® al poder, ha aumentado la exportaci¨®n de drogas ilegales desde Colombia. Duque hab¨ªa sostenido lo contrario cuando, en febrero pasado, visit¨® el Sal¨®n Oval.
La Corte colombiana ha impedido a Duque acelerar la extinci¨®n de plantaciones de coca utilizando glifosato. Es lo que ¨¦l habr¨ªa prometido en Washington. Pero el enojo de Trump no se explicar¨ªa por ese aparente incumplimiento. El presidente colombiano se viene pronunciando en contra de una opci¨®n militar en Venezuela. El secretario de Estado, Mike Pompeo, visit¨® Colombia el domingo pasado, para visitar a refugiados que huyen del chavismo. Antes de recibirle, Duque aclar¨® que a su pa¨ªs nadie le indica lo que debe hacer.
La hip¨®tesis de un ataque externo no s¨®lo resquebraja el apoyo internacional hacia Guaid¨®. Tambi¨¦n fisura su alianza interna. La radicalizada Mar¨ªa Corina Machado celebr¨® que Bolsonaro entiende la urgencia de los venezolanos. La dureza de Trump, si se la eval¨²a por sus efectos, suele ser desacertada. El intento de llevar ayuda humanitaria a los venezolanos a trav¨¦s de Colombia fracas¨®. Lo mismo que la acusaci¨®n del vicepresidente Mike Pence que atribuy¨® al r¨¦gimen de Maduro la quema de un cargamento con comida. The New York Times demostr¨® que hab¨ªa sido un accidente, provocado por un opositor.
Una gafe similar se produjo cuando, desde el Departamento de Estado, se inform¨® a varios embajadores destacados en Washington que, al d¨ªa siguiente de la designaci¨®n de Guaid¨®, habr¨ªa un levantamiento militar contra Maduro. El ¨²nico general que se sublev¨® fue Hugo Carvajal, que acaba ser arrestado en Espa?a por narcotr¨¢fico, a pedido de Estados Unidos.
Guaid¨® y Duque acaban de advertir que Trump no es un aliado incondicional. No est¨¢ claro si su pol¨ªtica est¨¢ pensada para terminar con la dictadura en Venezuela y el tr¨¢fico de drogas en Colombia. O si, en realidad, obedece a la fantas¨ªa de Trump de conseguir la reelecci¨®n con un marketing que lo presente como un peque?o Reagan, que barri¨® con el populismo en la regi¨®n.
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