Modi se juega la reelecci¨®n en India entre crecientes se?ales de descontento y polarizaci¨®n
Los sondeos pronostican que el BJP, el partido del primer ministro, no obtendr¨¢ la mayor¨ªa absoluta en las elecciones que concluyen este domingo
Narendra Modi, primer ministro indio en funciones, se asom¨® el viernes por primera vez tras cinco a?os de mandato a una conferencia de prensa. Decir asomarse no es una licencia po¨¦tica: Modi compareci¨®, s¨ª, pero dej¨® que contestara todas las preguntas el presidente de su partido, el Bharatiya Janata (BJP, en sus siglas inglesas; derecha nacionalista). Con 110 millones de militantes ¡ªel mayor del mundo¡ª y nada menos que 1,1 millones de empleados difundiendo el evangelio modiano en las elecciones que hoy concluyen, no extra?a que el dirigente indio haya considerado innecesario exponerse al escrutinio p¨²blico. Porque en el exterior, de Davos a la Casa Blanca, tiene una reputaci¨®n dorada, pero en casa esa imagen de firmeza y ¨¦xito se desintegra en miles de facetas que reflejan desde la adoraci¨®n ciega al temor a una creciente autocracia.
A punto, seg¨²n las encuestas, de revalidar su victoria pero sin la mayor¨ªa absoluta que logr¨® en 2014, la menci¨®n de Modi (68 a?os) genera un notable ruido ambiental: las elecciones, de seis semanas de duraci¨®n y con un censo de 900 millones de votantes ¡ªtres veces la poblaci¨®n de EE UU; m¨¢s que la de Europa entera¡ª recuerdan una superproducci¨®n de Bollywood, fren¨¦tica y estridente. Mentar a Modi es suscitar una cacofon¨ªa: por su postura de fuerza contra Pakist¨¢n; por sus bomb¨¢sticos programas nacionales (gas, electricidad y letrinas para todos), por la ralentizaci¨®n econ¨®mica y, tambi¨¦n, por el aire iluminado que proyecta, un impulso mesi¨¢nico que no convence a todos.
¡°Modi es uno de los principales estadistas globales. La econom¨ªa india es l¨ªder en el mundo, y ese es su principal logro, hacer de India una superpotencia. Gracias a ¨¦l el comercio global indio pasar¨¢ de representar el 1,2% actual al 3% en su pr¨®ximo mandato, porque estamos convencidos de que volver¨¢ a gobernar. Ha hecho todas las reformas que el pa¨ªs necesitaba: la laboral, la fiscal, todas¡±, sostiene Syed Zafar Islam, portavoz nacional del BJP. ¡°Modi es un mes¨ªas, un mes¨ªas para los pobres, porque se preocupa por ellos y por eso tiene todo su apoyo, como tambi¨¦n lo es para los j¨®venes y los agricultores¡±, concluye el portavoz, en referencia a dos sectores muy castigados, los primeros por el desempleo, y los agricultores, la mitad de la poblaci¨®n activa del pa¨ªs, por el impacto del cambio clim¨¢tico y las deudas, que han provocado una oleada de suicidios.
La rev¨¢lida de la dinast¨ªa Gandhi
Rahul Gandhi (48 a?os), l¨ªder del opositor Partido del Congreso ¡ªvector de construcci¨®n de la India independiente¡ª y ep¨ªgono de una dinast¨ªa pol¨ªtica que se remonta al h¨¦roe nacional Jawaharlal Nehru, lo ha dado todo en esta campa?a, sucia y agresiva. Pese a los trapos sucios que le han arrojado a la cara sus contrincantes ¡ªalgunos de hace d¨¦cadas, cuando ¨¦l a¨²n no se dedicaba a la pol¨ªtica¡ª, Gandhi conf¨ªa en salir bien parado de estas elecciones, no en balde cuenta con la artiller¨ªa pesada de su hermana Priyanka, m¨¢s carism¨¢tica que ¨¦l y que debut¨® oficialmente en la pol¨ªtica este a?o como secretaria general del partido a cargo de Uttar Pradesh.
En comparaci¨®n con la debacle de 2014, cuando la coalici¨®n liderada por el Congreso s¨®lo ara?¨® 44 esca?os ¡ªel peor resultado de su historia¡ª, el bisnieto de Nehru, nieto de Indira Gandhi e hijo de Rajiv Gandhi ¡ªlos dos ¨²ltimos, asesinados durante el ejercicio de su cargo¡ª espera una resonante victoria, y superar los 45 asientos ya lo ser¨ªa. Pero en la Fundaci¨®n Rajiv Gandhi, un gigantesco edificio aparentemente desierto en el centro de Delhi, no se pronuncian al respecto. "Eso son cosas del partido y del candidato, aqu¨ª no nos inmiscuimos en pol¨ªtica, s¨®lo tenemos una funci¨®n social", explica un tanto airada una portavoz. Pero desligar la pol¨ªtica de la familia Gandhi parece un intento condenado al fracaso: el propio Rahul dice estar casado con su partido.
¡°Ha mejorado mucho como l¨ªder en los ¨²ltimos a?os, ha ganado confianza y entidad, y contesta a todas las entrevistas sin pedir un cuestionario previo, como hace Modi. Potencialmente no es un mal l¨ªder, pero en el Congreso hay otros muchos dirigentes j¨®venes que podr¨ªan ser mejores¡±, se?ala Jayati Ghosh, profesora de Econom¨ªa de la Universidad Jawaharlal Nehru de Delhi, no sin lamentar que los medios extranjeros enfoquen s¨®lo a Narendra Modi o Rahul Gandhi. ¡°Los indios no estamos eligiendo un primer ministro, sino un Parlamento que luego se encargar¨¢ de elegir al jefe de Gobierno. Lo de considerar solo a Modi o a Gandhi es una trivializaci¨®n en la que incurren todos los medios, incluidos los anglosajones, supuestamente m¨¢s informados sobre la India, pero este no es un sistema presidencialista, aqu¨ª tenemos un legislativo soberano. Si ganara las elecciones el Congreso, qui¨¦n sabe cu¨¢l ser¨ªa su candidato a primer ministro¡±.
La firmeza mostrada ante Pakist¨¢n, que permiti¨® a Modi recuperar terreno en los sondeos ¡ªy monopoliz¨® el resto de la campa?a¡ª, convenci¨® a Gopal Singh para votar al BJP. ¡°Y como yo todo mi entorno. Modi es el l¨ªder m¨¢s fuerte que ha tenido la India, y estoy seguro de que repetir¨¢ mandato en solitario, tres mandatos m¨¢s incluso¡±, dice este visitador m¨¦dico en la antesala de un destartalado ambulatorio privado en el centro de Delhi. ¡°Modi tiene visi¨®n de futuro, tiene en la cabeza un modelo de India que no imagina ni por lo m¨¢s remoto Rahul Gandhi [principal candidato de la oposici¨®n]¡±, concluye Singh, mediana edad, clase media justita y desbordante confianza en el futuro¡ de Modi.
Precisamente lo visionario ¡ªen su doble faceta de adelanto y quimera¡ª es lo que asusta a los cr¨ªticos, porque, sostienen, incluye un peaje divisivo, el cl¨¢sico y eficaz ¡°nosotros frente a ellos¡±: cualquiera que ose formular una cr¨ªtica es tachado por la maquinaria propagand¨ªstica del BJP de amigo de Pakist¨¢n. El rampante discurso del odio (contra los musulmanes, el 14% de los 1.300 millones de habitantes, pero tambi¨¦n contra otras minor¨ªas) est¨¢ haciendo estragos, como demuestran las explosivas declaraciones de una candidata del BJP que ha reivindicado como un patriota al asesino ¡ªhind¨²¡ª del Mahatma Gandhi, o los episodios de violencia pol¨ªtica en Bengala esta semana, los ¨²ltimos de una larga serie.
En cinco a?os la India ha accedido a la liga de las estrellas mientras la figura omnipresente de Modi ense?aba las costuras del populismo. ¡°En 2014 el grado de corrupci¨®n era tal que hab¨ªa paralizado la pol¨ªtica, por eso las expectativas eran muy altas y la victoria de Modi fue tan rotunda. Pero, salvo algunas ideas aisladas, pronto se vio que carec¨ªa de hoja de ruta¡±, explica Arun Kumar, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad Jawaharlal Nehru de Delhi, gran basti¨®n del pensamiento secular. ¡°Era m¨¢s publicidad que programa: quiso llevar la luz a todas partes, pero sin movilizar a los beneficiarios. Un buen gobierno debe implicar a la poblaci¨®n. Su manera de concentrar el poder, sin dejar hacer a sus ministros, se ha ido volviendo cada vez m¨¢s autocr¨¢tica¡±.
El jarro de agua fr¨ªa de la desmonetizaci¨®n ¡ªretirada de los billetes de 500 y 1.000 rupias en 2016¡ª afect¨® sobremanera ¡°a la inmensa mayor¨ªa, el 90%, los que no usan bancos ni tarjetas de cr¨¦dito. Fue un gran shock, como el impuesto GST [un tipo de IVA], pero lo realmente insidioso ha sido su apuesta por el sectarismo, por el supremacismo hind¨² sobre las minor¨ªas¡±. El grave atentado que caus¨® 40 muertos en Cachemira en febrero, perpetrado por un grupo terrorista paquistan¨ª, le vino como anillo al dedo, recuerda Kumar. ¡°Hasta entonces, despu¨¦s de que la oposici¨®n se hiciese con tres Estados clave, las encuestas daban al BJP muchos menos votos [que en 2014]. Desde el atentado, el mensaje de que la naci¨®n est¨¢ en peligro y debe ser lo primero, opac¨® la p¨¦sima situaci¨®n econ¨®mica¡±.
La mayor tasa de desempleo en 45 a?os, un crecimiento previsto del 7,3% del PIB sobre el que se cierne la sombra del maquillaje estad¨ªstico; la frustraci¨®n social ¡ª¡°licenciados y posgraduados optando a empleos de limpieza urbana¡±, subraya Kumar¡ª, el recurso a la ¨¦pica o la superstici¨®n por parte de conspicuas autoridades y una concentraci¨®n de poder en la c¨²pula que hace a Kumar temerse lo peor (¡°vamos tal vez hacia un sistema presidencialista, tan ajeno a la tradici¨®n india¡±) son factores que ¡°amenazan gravemente los fundamentos seculares del pa¨ªs¡±. ¡°Estamos ante un futuro incierto, muy incierto¡±, concluye el investigador.
El ¡°pa¨ªs de los primeros de la clase¡±, como titul¨® el Nobel de Econom¨ªa indio Amartya Sen uno de sus libros; la naci¨®n prendada, y prendida, del hor¨®scopo y la tecnolog¨ªa, se dispone a inaugurar un nuevo ciclo. O una espiral, dicen los pesimistas, si Modi toma otra vez las riendas de la India como si agarrara las de una cuadriga de los Vedas.
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