Un pobre entendimiento de la pobreza
En un mundo en el que buena parte de la satisfacci¨®n de las necesidades est¨¢ en manos del Estado y sus administraciones, entregar dinero no basta
El presidente de M¨¦xico no termina por entender la pobreza. No sabe que es un fen¨®meno estructural y humano y no una manifestaci¨®n natural. Que su existencia depende de distintos factores y su soluci¨®n o, al menos, atemperamiento, tambi¨¦n. Por ello cree que entregando dinero se remediar¨¢ o, tambi¨¦n al menos, se paliar¨¢. En un mundo en el que buena parte de la satisfacci¨®n de las necesidades est¨¢ en manos del Estado y sus administraciones, entregar dinero no basta. Con ello puede aumentarse el consumo de bienes primarios distribuidos por el mercado, pero no solventar las carencias definitorias de la pobreza.
Supongamos que m¨¢s all¨¢ de censos dilatados, concesiones curiosas o retrasos en los pagos, a una persona se le deposita dinero peri¨®dicamente y que el destino del gasto no tiene l¨ªmites materiales. El asunto pareciera no ir mal. Quien tiene hambre o sed, podr¨¢ satisfacerlas de inmediato. Solucionar¨¢ su precariedad alimentaria. Ello, sin embargo, no le resolver¨¢ todas sus necesidades. Por su gravedad, me detengo en una sola de ellas.
El sujeto que ha saciado su hambre, enferma. ?A d¨®nde acude? En un mundo natural, a ese que veladamente subyace al vigente entendimiento de la pobreza, a sus ancestros o a los sabios de su comunidad. En el actual, al considerado artificial y sospechoso, a un centro de salud. A un lugar con instalaciones, profesionales y medicamentos, al que no se accede por beneficencia, sino como ejercicio de un derecho reconocido en la Constituci¨®n. El problema del sujeto es que, al llegar ah¨ª, a donde leg¨ªtimamente debe acudir, se estrella con la precariedad de su situaci¨®n. Las instalaciones est¨¢n deterioradas, los profesionales de la salud (m¨¦dicos y auxiliares) son pocos y los medicamentos escasean. Afortunadamente, a la persona le sobra algo del dinero depositado para pagar por los servicios que requiere. Aun as¨ª, se le explica, el servicio no puede d¨¢rsele porque no hay con qu¨¦ suministrarlo. Su hambre, es cierto, ha sido paliada, gracias a que parte de los ahorros presupuestales que lo permitieron, fueron sustra¨ªdos al sistema del que en este momento depende su salud o su vida.
Habiendo visto durante a?os el actuar y el decir de quien ocupa hoy la presidencia de M¨¦xico, podemos concluir que, efectivamente, est¨¢ preocupado por los muchos pobres del pa¨ªs. Que sus largas jornadas con ellos le han permitido comprender y sentir la pobreza de nuestros habitantes. Que su empat¨ªa es profunda y su deseo de auxilio verdadero. Ahora que lo vemos actuar como jefe de Gobierno, podemos darnos cuenta que m¨¢s all¨¢ de tan encomiables deseos, no termina por saber c¨®mo remediar la situaci¨®n. No sabe c¨®mo sacarlos del estado grave y lamentabil¨ªsimo en que se encuentran. Las decisiones hasta hoy tomadas as¨ª lo demuestran. Supone que si el pobre lo es, es por falta de dinero; d¨¢rselo es la v¨ªa para que deje de serlo. La relaci¨®n no es tan simple. En sociedades complejas, no naturalistamente imaginadas y administradas, el bienestar de las personas depende de la red de prestaciones concebidas y otorgadas por el Estado. Pi¨¦nsese en lo que deben resolver las escuelas, los maestros, los hospitales, las redes de agua potable, las polic¨ªas, los panteones o los mercados. Pi¨¦nsese, tambi¨¦n, en lo que se requiere para que todo ello opere. Imag¨ªnese a un sujeto con algo de dinero, que busca satisfacer la necesidad que una de esas instituciones debiera solventarle, pero se encuentra con que la misma dej¨® de existir o funciona mal.
La respuesta a la visi¨®n naturalista es la introducci¨®n a la complejidad de las cosas y sus interrelaciones; a saber, que el Estado tiene que proveernos de bienes y de servicios porque as¨ª lo garantizan los derechos de los que somos titulares. En s¨ª mismo, el dinero no pal¨ªa el hambre ni extirpa tumores. Para que ello suceda se requieren saberes, t¨¦cnicas e insumos. Eso que ya est¨¢ siendo afectado en nuestra cotidianeidad. Se quiere ayudar a los pobres, sin saber c¨®mo sacarlos de la pobreza. Deseo, desde luego, que se rectifiquen las ideas y las acciones sin mantener corrupciones ni generar clientelismos.
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