¡®America first¡¯ en la industria armament¨ªstica
Trump quiere que los europeos gasten m¨¢s dinero en Defensa, pero con empresas estadounidenses
La postura de Washington respecto a la industria armament¨ªstica global se podr¨ªa explicar a trav¨¦s de una visita que Donald Trump hizo el pasado marzo la ¨²ltima f¨¢brica de tanques que queda en Estados Unidos, ubicada en Lima (Ohio), unos de los territorios clave en su victoria electoral. La planta, operada ahora por General Dynamics, estuvo a punto de cerrar en 2012, durante la Administraci¨®n de Barack Obama, fruto de los recortes de gasto en Defensa, que la C¨¢mara de Representantes revirti¨® en parte. El aumento de presupuesto impulsado ahora por el republicano ha revitalizado esa factor¨ªa, que volver¨¢, seg¨²n cifras del Gobierno, a dar trabajo a 1.000 personas y negocio a cerca de 200 proveedores solo en ese Estado. El presidente se present¨® all¨ª como un h¨¦roe: ¡°Si no fuera por m¨ª, esta planta estar¨ªa cerrada¡±.
¡°La Administraci¨®n de Trump ve nuestra industria de defensa como el s¨®lido cimiento de nuestra seguridad nacional y econ¨®mica¡±, resumi¨® en un art¨ªculo en The New York Times, Peter Navarro, uno de los halcones de comercio de la Casa Blanca, pocos d¨ªas despu¨¦s de esa visita.
Trump lleg¨® a la Casa Blanca con varias cruzadas anunciadas, todas en torno a la idea del agente exterior sacando provecho de la primera potencia mundial: el comercio, la inmigraci¨®n o la defensa. El gasto de los socios europeos de la OTAN en Defensa ¨Cpor debajo de los compromisos adquiridos¨C ha figurado entre esas batallas y ha permitido que el republicano se arrogue como un ¨¦xito personal los incrementos acordados por los pa¨ªses miembros. Si ahora Bruselas excluye a las firmas estadounidenses de los proyectos de Defensa de la Uni¨®n, al margen de la OTAN, el incendio con Washington est¨¢ asegurado, porque el mensaje de este Gobierno a sus viejos aliados del otro lado del Atl¨¢ntico no consiste solo en un "gasten m¨¢s en Defensa", sino, a ser posible, "h¨¢ganlo con nuestras empresas".
Con menos ruido que las batallas sobre los aguacates mexicanos o los coches europeos, el negocio estadounidense de las armas ha sido una de las grandes preocupaciones de esta Administraci¨®n. El apoyo sin fisuras de Trump al r¨¦gimen de Arabia Saud¨ª, para disgusto de los propios pol¨ªticos republicanos, en lo peor de la crisis por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi, es una prueba de cu¨¢nto prevalece el inter¨¦s por la industria armament¨ªstica. El Senado estadounidense aprob¨® el pasado diciembre por unanimidad una resoluci¨®n no vinculante en la que se?alaba como "responsable" de la muerte del escritor disidente al pr¨ªncipe heredero Mohamed Bin Salm¨¢n. ¡°Hay que estar ciego¡±, lleg¨® a se?alar el senador republicano Lindsey Graham, para no ver que el pr¨ªncipe ¡°est¨¢ totalmente involucrado¡± en el crimen. Pero Trump nunca se ha movido de su postura inicial, la de que no existen pruebas ¨Cpese a las conclusiones de la propia CIA¨C y que cree la palabra de Bin Salm¨¢n. Adem¨¢s de aliado en Oriente Medio, el r¨¦gimen de Riad hab¨ªa firmado un a?o antes el mayor contrato de venta de armamento de la historia de EE UU: 110.000 millones de d¨®lares.
Trump ha defendido la necesidad de rearme como respuesta a dos principales rivales geoestrat¨¦gicos, China y Rusia. Tambi¨¦n le ayuda en la pol¨ªtica interior. El a?o pasado elev¨® el gasto un 4,6%, hasta los 649.000 millones de d¨®lares, el 36% de todo los que se gasta en el mundo. El credo del America first (Primero, Am¨¦rica) no iba a pasar de largo ante el negocio europeo.
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