El mundo baila al son de la derecha populista
Un an¨¢lisis de la actualidad internacional a trav¨¦s de art¨ªculos publicados en medios globales seleccionados y comentados por la revista CTXT
Cuentan que cuando el entonces presidente argentino, Carlos Menem, lleg¨® tarde y a pie a la sesi¨®n de fotos de la Cumbre de las Am¨¦ricas, en abril de 1998, haciendo esperar a 33 jefes de Estado del continente, este se dispens¨® echando la culpa a su ch¨®fer, y quej¨¢ndose por haber tenido que caminar hasta el encuentro. Un ministro desempolv¨® un viejo chiste contra los compatriotas de Menem, para regocijo de casi todos los asistentes: ¡°Los argentinos son italianos que hablan espa?ol y se creen ingleses¡±.
Menem fue el ¨²ltimo presidente neoliberal de Argentina hasta la elecci¨®n de Mauricio Macri en noviembre de 2015. Alumno aventajado del Fondo Monetario Internacional (FMI), el mandatario fue invitado a Washington en 1998 para pronunciar el discurso de apertura de la asamblea general del Fondo. Poco despu¨¦s, dejar¨ªa al pa¨ªs al borde de la bancarrota, sumida en una de las mayores crisis que se recuerdan en tiempos modernos. Su sucesor, Fernando de La R¨²a, tuvo que salir de una Casa Rosada cercada por una turba hambrienta de pan y sedienta de justicia. Las recetas del Fondo, elaboradas con esmero por Menem, hab¨ªan tra¨ªdo aquel hambre; y aquella sed.
La elecci¨®n de Macri casi dos d¨¦cadas despu¨¦s supuso el primer aviso de que algo estaba cambiando, no s¨®lo en Argentina. All¨ª arranc¨® un giro a la derecha que afecta a la regi¨®n latinoamericana, pero la trasciende con mucho. Siguieron el refer¨¦ndum del Brexit, la elecci¨®n de Trump, Bolsonaro y un largo etc¨¦tera. Hoy, como en el chiste, Argentina, Italia y el Reino Unido se presentan como lugares ¨®ptimos para tomarle el pulso al rearme global de las derechas. Siempre inescrutable, es parad¨®jicamente el pa¨ªs andino en el que m¨¢s dudas asoman sobre el proyecto, con el FMI, de nuevo, como invitado de honor.
La edici¨®n latinoamericana de Le Monde Diplomatique, que se edita desde Buenos Aires, dedica su n¨²mero m¨¢s reciente al ¡°¨²ltimo sost¨¦n de Macri¡±. No es otro que el poder estadounidense, proyectado sobre Argentina en diversas formas con el objetivo de apuntalar al empresario de cara a su reelecci¨®n. Obama primero, y en especial Trump, despu¨¦s, apostaron fuerte por Macri, seg¨²n cuenta en el texto estrella del dosier el director del medio, Jos¨¦ Nathanson. El periodista y polit¨®logo escudri?a la ¡°mano invisible del imperio¡±, que ha obtenido de Macri ¡°un v¨ªnculo en materia de seguridad casi promiscuo y un alineamiento diplom¨¢tico total: a diferencia de otros pa¨ªses latinoamericanos como Per¨² y Chile, Argentina no se sum¨® a la Iniciativa de la Ruta de la Seda, el fara¨®nico proyecto chino de infraestructura: estaba a punto de hacerlo hasta que una llamada de Trump convenci¨® a Macri de no asistir a la cumbre en Pek¨ªn¡±, escribe Nathanson.
La contrapartida tiene tintes de los funestos a?os noventa del pasado siglo, con un pa¨ªs que vuelve a hincar la rodilla ante los acreedores y se desangra entre recortes, hiperinflaci¨®n y una tasa de pobreza disparada. Si bien la ¡°reedici¨®n de las relaciones carnales¡± no ha tra¨ªdo consigo el cacareado aumento de la inversi¨®n extranjera, que sigue en un paup¨¦rrimo 2% del producto interior bruto, ni de las exportaciones, estancadas en el 16% pese a la salvaje devaluaci¨®n, Nathanson se?ala que ¡°s¨ª tuvo una consecuencia pol¨ªtica bien concreta: el respaldo estadounidense fue crucial para que el FMI aceptara firmar en tiempo r¨¦cord el fastuoso acuerdo de asistencia financiera, que seg¨²n las primeras declaraciones oficiales ser¨ªa simplemente preventivo, y fue lo que permiti¨® que ese acuerdo se renegociara luego dos veces y que finalmente se flexibilizara al punto de habilitar al Banco Central, contra la opini¨®n del staff del Fondo y la letra de su estatuto, a utilizar las reservas para frenar el d¨®lar¡±. Las ¨®rdenes ven¨ªan directamente de la Casa Blanca, con el secretario del Tesoro y exbanquero de Goldman Sachs, Steve Mnuchin, como pieza clave para un ¡°respaldo sin fisuras¡± a Macri.
Dicho apoyo va m¨¢s all¨¢ de la diplomacia de los planes de rescate austericidas. Nathanson pone el acento en otro tipo de colaboraci¨®n que tiene mucho que ver con los cambios pol¨ªticos que se atisban en la regi¨®n. ¡°Hoy uno de los canales m¨¢s relevantes de transmisi¨®n de influencia de Estados Unidos en Am¨¦rica Latina es el novedoso canal judicial¡±. El autor detalla una serie de iniciativas y programas de colaboraci¨®n que vertebran la relaci¨®n cada vez m¨¢s fluida entre funcionarios judiciales de ambos pa¨ªses y han incrementado la presencia estadounidense en los tribunales argentinos. Es m¨¢s, apunta Nathanson, la legislaci¨®n argentina ha ido incorporando figuras procesales del c¨®digo estadounidense, como la del ¡°imputado colaborador¡±, que ha permitido a un pu?ado de jueces y fiscales avanzar las causas de corrupci¨®n contra los enemigos pol¨ªticos de Macri.
Si les suena el manual a lo sucedido en Brasil, donde para allanar el camino a Bolsonaro se apart¨®? por v¨ªa judicial primero a Dilma Rousseff y luego a Lula, es porque responde a un patr¨®n. Hoy en Am¨¦rica Latina, advierte Nathanson, los golpes los dan las divisas y las togas; no tanto los tanques. Washington, pues, ¡°conserva la capacidad de incidir en la pol¨ªtica y la econom¨ªa de la regi¨®n pero esa capacidad est¨¢ lejos de ser total, y en este sentido la izquierda latinoamericana se debe un examen m¨¢s preciso, m¨¢s sofisticado, acerca de los mecanismos concretos a trav¨¦s de los cuales fluye ese poder y los l¨ªmites que encuentra¡±.
Quiz¨¢ en esa l¨ªnea haya que leer el pasmoso quiebro de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, predecesora de Macri en el cargo. La expresidenta, que no pudo optar a un tercer mandato consecutivo por prescripci¨®n legal, s¨ª pod¨ªa hacerlo a suceder a Macri. Cuando muchos esperaban que diera el salto al postularse para la jefatura de estado, la l¨ªder peronista sorprendi¨® a propios y extra?os al anunciar su candidatura a vicepresidenta, en t¨¢ndem con Alberto Fern¨¢ndez. El flamante candidato destaca por ser una figura marcadamente a la derecha de Kirchner, un centrista conocido por sus lazos con las ¨¦lites econ¨®micas del pa¨ªs, que hab¨ªa sido cr¨ªtico con las pol¨ªticas m¨¢s progresistas de Kirchner.
En la revista Jacobin, Pablo Stefanoni psicoanaliza el movimiento t¨¢ctico de Kirchner, y de paso las l¨ªneas maestras del insondable peronismo, que todo lo empapa en Argentina. ¡°La nominaci¨®n sorpresa de Fern¨¢ndez, por parte ni m¨¢s ni menos que de su candidata a vicepresidenta, ha vuelto a situar a Cristina en la sala de m¨¢quinas y ha dejado a sus adversarios tambale¨¢ndose¡±, escribe Stefanoni. ¡°La antigua jefa de Estado muestra una insospechada humildad al renunciar a su tan ansiada candidatura, al tiempo que enfatiza una nueva ¡®apertura¡¯ al cederla a una figura que nunca ha dudado en criticarle p¨²blicamente¡±.
El historiador cita otras dos claves del movimiento kirchnerista de cara a las elecciones de octubre, en las que la expresidenta buscar¨¢ evitar una segunda vuelta ante un muy debilitado Macri y volver as¨ª a la Casa Rosada por la v¨ªa r¨¢pida. Para ello, busca incorporar a sectores m¨¢s conservadores del peronismo que se han mantenido distantes, cuando no abiertamente hostiles, a su liderazgo. Adem¨¢s, el quiebro permite a la expresidenta esquivar los juicios por corrupci¨®n pendientes que podr¨ªan minar sus opciones en campa?a.
Triunfan, pues, el tacticismo y la realpolitik en un movimiento ¨Cel kirchnerista¡ª que devolvi¨® en los 2000 al peronismo a su senda tradicional tras la excursi¨®n neoliberal de Menem y lo ensanch¨® hacia su izquierda, concentrando en torno a s¨ª a sectores del socialismo y el comunismo no peronista. De hecho, recuerda Stefanoni, ¡°Fern¨¢ndez era visto hasta hace bien poco en c¨ªrculos pro-Kirchner como un traidor, por haberse puesto del lado de los oligarcas latifundistas en la crisis del campo de 2008. ¡°Los que tengan un poco m¨¢s de memoria recordar¨¢n que form¨® parte del partido fundado por Domingo Cavallo, arquitecto de los noventa neoliberales. M¨¢s recientemente, hab¨ªa actuado como lobista del conglomerado energ¨¦tico Repsol, y como agente de la corporaci¨®n medi¨¢tica Clar¨ªn, que hab¨ªa librado una guerra sin cuartel contra la imagen p¨²blica de Cristina Kirchner¡±.
Casi a la vez que ung¨ªa candidato a Fern¨¢ndez, Kirchner mandaba como emisario a Washington a su exministro de econom¨ªa, Axel Kicillof, con un mensaje claro para los amos del FMI: un Gobierno peronista atender¨ªa religiosamente al pago de la deuda. De puertas adentro y afuera, los alumnos de Laclau se repliegan hacia el centro. Sabedores del entorno geopol¨ªtico desfavorable para las izquierdas, conscientes del campo de minas judicial que se les presenta y aprehendidos del clima de polarizaci¨®n antikirchenrista que aup¨® a Macri al poder, mudan de piel para presentarse como fuerza de orden y de responsabilidad de Estado. La jugada, advierte Stefanoni, podr¨ªa salirles bien: ¡°El Gobierno actual estaba mejor preparado para enfrentarse a la encarnaci¨®n carn¨ªvora de Cristina que a su actual versi¨®n herb¨ªvora¡±.
Modi y los pogromos
El que no tiene que mutar un ¨¢pice para seguir arrasando es Narendra Modi, primer ministro indio, que logr¨® a finales de mayo su reelecci¨®n. Lo hizo ampliando una mayor¨ªa cimentada en torno al ultranacionalismo hind¨² y antimusulm¨¢n. En la revista London Review of Books, el ensayista de origen paquistan¨ª Tariq Ali analiza la victoria de Modi, que tilda de ¡°imponente¡±. Ali se?ala al Congreso Nacional Indio, principal formaci¨®n de oposici¨®n, como responsable del ¨¦xito sin paliativos de Modi. ¡°El Congreso convirti¨® la campa?a en un refer¨¦ndum sobre Modi. ?Se pod¨ªa volver a confiar en el hijo de un vendedor de t¨¦, indocto, tosco, intolerante, peque?oburgu¨¦s (que no sabe ingl¨¦s)? Y el electorado indio ha dado su respuesta. Adora a Modi. Otra victoria aplastante para el art¨ªfice de los pogromos contra los musulmanes. El consenso posterior a la independencia que muchos a?oran est¨¢ muerto y enterrado¡±.
Ali destaca la fortaleza cultural del partido de Modi y de los nacionalistas hind¨²es. ¡°Son el marcapasos, bien incrustados en el coraz¨®n de un Estado indio en plena modernizaci¨®n, y utilizan todos sus recursos y dispositivos para imponer sus creencias ideol¨®gicas y castigar a quienes no se plieguen a ellas. La historia es un campo de batalla crucial y se est¨¢ escribiendo sistem¨¢ticamente para que repique la ideolog¨ªa hindutva¡±, se?ala Ali, que advierte que las editoriales ya est¨¢n retirando obras acad¨¦micas cr¨ªticas con los or¨ªgenes y el desarrollo del hinduismo y el partido de Modi.
¡°El triunfo de Modi es, naturalmente, dif¨ªcil de digerir para las ¨¦lites metropolitanas liberales y gran parte de la izquierda¡±, abunda el ensayista. ¡°Pero es hora de que se hagan preguntas dif¨ªciles. Empecemos con el Congreso. Fue pionero del neoliberalismo bajo el mandato del primer ministro interino Manmohan Singh, y a menudo ha competido con el partido de Modi al avivar las llamas del prejuicio contra las minor¨ªas en Gujarat y otras regiones. Los liberales y algunos izquierdistas indios tienen dificultades para diferenciarse de Modi en la cuesti¨®n de Cachemira, las desigualdades de clase y la discriminaci¨®n institucional contra los musulmanes que arranc¨® con la divisi¨®n del pa¨ªs en 1947 y ha alcanzado ahora sus cotas m¨¢s altas¡±.
Salvini, el nuevo caudillo
Tanto la inapelable victoria de Modi como el corrimiento peronista para batir a Macri por el centro reflejan la creciente hegemon¨ªa de las derechas. Lo hace, tambi¨¦n, el fulgurante ascenso de Matteo Salvini, que va camino de llevarse por delante a su compa?ero de coalici¨®n, el Movimiento Cinco Estrellas, y alzarse con todo el poder en Italia.
En la revista New Left Review, el periodista Matteo Pucciarelli traza un colosal retrato del ascenso pol¨ªtico de Salvini, aupado por la pol¨ªtica de rechazo al inmigrante y la ¨¢vida transformaci¨®n de su partido. ¡°Italia tiene un nuevo caudillo¡ Para muchos, un nuevo salvador. El jefe efectivo del Gobierno en Roma no es el premier titular, Giuseppe Conte, ni el ganador de las ¨²ltimas elecciones, el l¨ªder del Cinco Estrellas, Luigi Di Maio¡±, escribe Pucciarelli. ¡°Es el ministro de Interior, Matteo Salvini. Como de la noche al d¨ªa, el anta?o desconocido concejal de Mil¨¢n, militante del partido separatista Liga Norte, se ha convertido en la figura pol¨ªtica m¨¢s poderosa del pa¨ªs. En solo cinco a?os, un partido que era una reliquia pol¨ªtica, con el 3% o 4% de los votos, se ha tornado, en sus manos, en el eje sobre el que pivota la pol¨ªtica italiana¡ Y quiz¨¢ la europea. Pero en cierta medida, la historia de esta alucinante transformaci¨®n empieza muy lejos. No tanto en el tiempo, sino en el espacio, en las guerras y las vastas desigualdades econ¨®micas que han abocado a millones de africanos y asi¨¢ticos a lanzarse, Mediterr¨¢neo a trav¨¦s, en busca de trabajo, libertad, y algo de bienestar, camino de la opulenta Europa, que cada vez es m¨¢s vieja, desigual y rencorosa¡±.
Pucciarelli hace un repaso exhaustivo a la historia de la Liga Norte, el partido m¨¢s antiguo que sobrevive en Italia, con una estructura asentada y una firme disciplina, y c¨®mo este se transform¨®, de la mano de Salvini, de un partido perif¨¦rico sin af¨¢n universalista al aparato pol¨ªtico m¨¢s poderoso del pa¨ªs, ahora, ya s¨ª, con objetivos e implantaci¨®n nacionales. Hila ese relato con un perfil pol¨ªtico y comunicativo del propio Salvini, desde sus or¨ªgenes en la pol¨ªtica de barrio al Ministerio de Interior (y, no lo duden, m¨¢s all¨¢) y con el desplazamiento del discurso del enemigo interno (de clase o regional) al externo (los inmigrantes, Bruselas) en la pol¨ªtica italiana. Es precisamente en Idomeni, en la frontera griego-macedonia, donde arranca su relato el periodista, con una v¨ªvida descripci¨®n del epicentro de la crisis humanitaria de los refugiados rechazados por Europa.
¡°?C¨®mo puede no sentirse verg¨¹enza ante las desigualdades que se muestran aqu¨ª¡±?, se pregunta Pucciarelli. ¡°El capital se mueve sin impedimento; los muros se levantan contra los seres humanos. La vida depende de un documento y un sello, el destino, de un miserable pedazo de papel; se pasan horas haciendo cola por un s¨¢ndwich, esperando sin recompensa las decisiones tomadas qui¨¦n sabe por qui¨¦n, o por qu¨¦¡ Europa prefiere mirar a otro lado, o explotar el imaginario pol¨ªtico que viene de la desesperaci¨®n de los otros: no ayudar, sino identificar al enemigo, poner en marcha una competici¨®n en la humillaci¨®n. ?Qui¨¦n es el m¨¢s desfavorecido del mundo? Los ¨²ltimos de la tierra y los pen¨²ltimos son as¨ª enfrentados, mientras que a los m¨¢s favorecidos se les protege. Los yates cruzan medio vac¨ªos mientras otros se pelean por un lugar en la balsa. En Italia, Salvini ha liderado una revuelta de los pen¨²ltimos sobre las balsas. Sin apenas conciencia de qui¨¦n tienen por encima, miran a los de abajo agolp¨¢ndose sobre las costas de Europa como una amenaza, ya que temen caer todav¨ªa m¨¢s bajo ellos mismos. La ¨²nica movilidad social posible en un continente agotado y envejecido parece ser en reverso: los hijos de los trabajadores ya no se convierten en doctores, sino que engordan las listas del paro. Con gran destreza, el l¨ªder de los pen¨²ltimos ha aprendido a hablarles al est¨®mago¡ Y al coraz¨®n¡±.
Pucciarelli describe una Italia en descomposici¨®n social y pol¨ªtica, en la que Salvini se ha ido abriendo paso por los errores garrafales de los adversarios, primero dentro de su partido y despu¨¦s en las m¨¢s altas esferas del Estado. ¡°Por encima de todo, eso s¨ª, Salvini tiene la suerte de operar en un contexto nacional definido por la irrelevancia casi completa de la izquierda, sea esta reformista o radical. En Francia, Espa?a, Gran Breta?a o incluso Alemania, existen fuerzas populares en la izquierda que se resisten a la doctrina dominante y son capaces de atraer votos para una ruptura con esta. En Italia ya no hay nada parecido¡±.
Pucciarelli abunda en la especificidad italiana. ¡°Tambi¨¦n han favorecido al ascenso de Salvini las condiciones socioecon¨®micas y geogr¨¢ficas. No hay ning¨²n otro Estado en la Uni¨®n Europea que haya sufrido m¨¢s con la camisa de fuerza del euro que Italia, cuya renta per c¨¢pita apenas ha crecido desde que entr¨® en vigor la uni¨®n monetaria, y cuyas tasas de crecimiento siguen siendo miserables. El pa¨ªs est¨¢ a la cola del mundo industrializado en movilidad social¡ Como en muchos otros pa¨ªses, el ascensor social est¨¢ roto, pero en Italia sus efectos son particularmente marcados. Tambi¨¦n, como pen¨ªnsula con la l¨ªnea costera m¨¢s extensa de ning¨²n pa¨ªs de la UE y como pa¨ªs de emigrantes, no habituado a estar en la parte receptora de movimientos de poblaci¨®n a los que hist¨®ricamente ha contribuido tanto, Italia se encuentra en una encrucijada¡±, concluye. ¡°Y todo esto, en un periodo de contracci¨®n econ¨®mica, con la tarta cortada cada vez m¨¢s desigualmente, con m¨¢s y m¨¢s gente buscando trabajo y estabilidad social. Al tiempo que estas tensiones se vuelven el¨¦ctricas, Salvini es el pararrayos perfecto para descargar el potencial de conflicto de clase en una lucha de pobres contra pobres¡±.
Y Farage, el amigo de los ricos confederados
Todo esto ¨Cmacabro gattopardismo¨C, con un programa econ¨®mico radicalmente de derechas, empezando por la regresividad fiscal con la que hubiera so?ado Milton Friedman. En esto, Salvini se parece mucho a otro l¨ªder nacionalista europeo con ansias de enmarcar chivos expiatorios para que los suyos se vayan de rositas. Nigel Farage es, seg¨²n cuenta en un art¨ªculo en el New York Times el soci¨®logo y escritor Richard Seymour, ¡°el hombre m¨¢s peligroso de Gran Breta?a¡±. El exbanquero, autor intelectual del Brexit, se hab¨ªa retirado de la pol¨ªtica tras su victoria en aquel refer¨¦ndum desde el cual no ha dejado de tambalearse el Reino Unido. Ahora ha vuelto para fundar un partido sin programa ni afiliados ¨Cel Brexit Party¨C, que, como la Liga de Salvini, ha arrasado en las elecciones europeas. Farage, escribe Seymour, es la crisis brit¨¢nica hecha hombre. ¡°Subestimado a m¨¢s no poder, ha hecho m¨¢s que ning¨²n otro pol¨ªtico en una generaci¨®n para tirar de la pol¨ªtica brit¨¢nica hacia la derecha extrema y nacionalista. Es uno de los demagogos m¨¢s efectivos y peligrosos en la historia del Reino Unido¡±.
Su regreso, apostilla Seymour, no podr¨ªa ser m¨¢s oportuno. Despu¨¦s de haber forzado al Partido Conservador a convocar un refer¨¦ndum sobre la permanencia en la UE que termin¨® perdiendo, ahora vuelve a la palestra para exigir, tras tres a?os de pol¨ªtica zombie y con la derecha en descomposici¨®n, un Brexit sin acuerdo. Lo hace desde una pol¨ªtica personalista, al estilo Salvini, que esconde un proyecto ultraliberal.
¡°Es ir¨®nico que Farage atraiga a la gente que se ve sitiada precisamente por el tipo de capitalismo financiero vol¨¢til que ¨¦l mismo representa. Es, como Donald Trump, esa figura parad¨®jica: el capitalista populista. Hizo fortuna como corredor de la City durante los a?os del boom de los 80, deleit¨¢ndose en su cultura de la adrenalina y los excesos con el alcohol. Es el Gordon Gekko de la pol¨ªtica brit¨¢nica¡±, a?ade Seymour, en referencia al protagonista de la pel¨ªcula Wall Street, de Oliver Stone. ¡°Lo sorprendente, para quienes quieran prestar atenci¨®n, es hasta qu¨¦ punto su agenda se reduce a los intereses de clase: se opone a la extensi¨®n de la baja por maternidad, a subir el salario m¨ªnimo y rebajar la edad de jubilaci¨®n¡ Todo lo que resulte un inconveniente para sus nuevos ricos confederados. Si se saliera con la suya, muchos de sus seguidores trabajar¨ªan m¨¢s duro, m¨¢s horas y por menos dinero, con menos protecci¨®n. Ese es, sin duda, su sue?o del Brexit: Singapur sobre el T¨¢mesis¡±.
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