A ver cu¨¢ntos salen vivos
Decir que la inseguridad ha aumentado con L¨®pez Obrador es una verdad que esconde un uso pol¨ªtico
El problema es que mis adversarios y su prensa solo me buscan las que est¨¢n podridas del huacal, dijo L¨®pez Obrador el mi¨¦rcoles, en una de las muchas expresiones campiranas de las que gusta echar mano el presidente de M¨¦xico. Por su parte ¨¦l, como buen marchante, solo presume la fruta sana, la que pone por encima, como lo hizo este lunes 1 de julio al dar a conocer los avances de su Gobierno. Mucho del balance de los primeros siete meses del sexenio es materia debatible entre la id¨ªlica versi¨®n oficial y la satanizada perspectiva de sus rivales. No es el caso de la inseguridad p¨²blica: esa es una ¡°podrida¡± que no hace faltar buscar porque es ella la que est¨¢ buscando al r¨¦gimen.
Decir que la inseguridad ha aumentado con L¨®pez Obrador es una verdad que esconde un uso pol¨ªtico. Se esgrime como si fuese responsabilidad expl¨ªcita del r¨¦gimen. En realidad el n¨²mero de asesinados viene aumentando a?o a a?o desde mediados del sexenio de Pe?a Nieto y no ha parado con el arranque de la Administraci¨®n. En 2014 se registraron 17.000 homicidios dolosos, mientras que en 2018 la cifra ascendi¨® a poco m¨¢s de 34.000, casi el doble. Cada a?o se ha roto el r¨¦cord y 2019, el primero de la nueva Administraci¨®n, lleva indicios de no ser la excepci¨®n. Tiene raz¨®n AMLO cuando afirma que el fen¨®meno es el resultado de condiciones heredadas del pasado; y sus cr¨ªticos est¨¢n en lo correcto al argumentar que la nueva Administraci¨®n ha sido incapaz de afrontar el problema.
Como para muchos otros temas, el presidente tiene una opci¨®n singular. La creaci¨®n de una Guardia Nacional, un h¨ªbrido entre fuerza militar y policiaca, que oblig¨® al poder legislativo a introducir cambios constitucionales en medio de un intenso debate sobre derechos humanos y riesgos de militarizaci¨®n del pa¨ªs. Esta semana comenzaron a desplegarse por el territorio nacional los primeros 70.000 elementos de la nueva corporaci¨®n, que llegar¨¢ a 150.000. La soluci¨®n del presidente es de orden pr¨¢ctico. Asume que al introducir en 2006 al Ej¨¦rcito al combate a las drogas agotamos el ¨²ltimo recurso. Las Fuerzas Armadas han servido para contener zonas puntuales, pero poco a poco han perdido esta guerra. Su n¨²mero es insuficiente y carecen de formaci¨®n en materia policiaca para hacer efectivo el desmantelamiento de los c¨¢rteles, por no hablar de la frecuente violaci¨®n a los derechos humanos en la que incurren. Del otro lado, las fuerzas polic¨ªacas y los reiterados esfuerzos de los Gobiernos por reconstruirlas han fracasado. Carentes de disciplina y esp¨ªritu de cuerpo, terminan siendo infiltradas por la corrupci¨®n y se convierten en semillero de reclutamiento de la propia delincuencia. Con la Guardia Nacional AMLO busca lo mejor de los dos mundos, o mejor dicho, eliminar lo peor de ambos: una fuerza con disciplina y lealtad militar, sujeta a las restricciones legales y a los procedimientos profesionales de una polic¨ªa moderna. Al menos esa es la idea.
Por lo pronto, ha sido recibida con sensaciones encontradas: muchas dudas de parte de los expertos y gran expectativa por parte de poblaciones flageladas por las extorsiones, asesinatos y secuestros. El propio presidente ha dicho que con la Guardia Nacional se est¨¢ jugando la suerte de la 4T. Y probablemente tiene raz¨®n. A diferencia de otros objetivos sociales y econ¨®micos, la m¨¦trica de la nota roja es contundente. En materia de avances financieros o de bienestar unos pueden ver el vaso medio lleno o medio vac¨ªo, no en el caso de las cifras de muertos.
En el intento de introducir un cambio de r¨¦gimen AMLO est¨¢ confrontando poco a poco a los poderes legales e ilegales constituidos. Sostiene un pulso abierto con la prensa adversa, con la iniciativa privada, con los gobernadores y partidos de oposici¨®n, con la sociedad civil, con los sindicatos (m¨¢s soterrado). Es una confrontaci¨®n en la que lleva ventaja. En esta lucha por ampliar sus m¨¢rgenes de poder, el presidente hab¨ªa preferido mantener fuera a dos importantes frentes: Estados Unidos y los c¨¢rteles del crimen organizado (salvo el correspondiente al robo de combustible). Con la GN encara ahora a los poderes salvajes. Necesita reducirlos no solo por su ambicioso combate a la corrupci¨®n, tambi¨¦n por su proyecto pol¨ªtico m¨¢s amplio. No ser¨¢ posible la 4T si no ejerce plenos poderes sobre el territorio y desmonta el estado paralelo de las bandas criminales. Por lo pronto, los c¨¢rteles han respondido al arribo de los miembros de la Guardia Nacional con un mensaje en mantas: ¡°vienen con todo, pero haber (sic) cu¨¢ntos salen vivos¡±. Y desde luego sabemos que su punter¨ªa es m¨¢s letal que su ortograf¨ªa. Lo dicho, de poder a poder.
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