Un festival de cine como desaf¨ªo al conflicto en Congo
Rodeados por una guerra atroz, los j¨®venes artistas, activistas y pensadores convocados en Goma experimentan con im¨¢genes la construcci¨®n del pa¨ªs
¡°He visto a una deidad moderna rodeada de fantas¨ªa, en un mundo m¨¢gico muy nuestro, muy africano. ?Es espectacular!¡±. Bajo el techo de paja del bar Sankara, convertido en sal¨®n de realidad virtual durante los d¨ªas del Congo International Film Festival (CIFF), Grace Kenye acaba de experimentar el cine en 360 grados. Tiene 21 a?os, es fot¨®grafo y, a¨²n con los visores en la mano, habla con fascinaci¨®n del afrofuturismo, este concepto que, a trav¨¦s de la creatividad, ¡°nos permite reapropiarnos de nuestra historia. Y proyectar nuestro propio futuro¡±, dice.
El festival de cine m¨¢s veterano de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo ¡ªvan por la decimocuarta edici¨®n¡ª se celebra lejos de los ministerios y de la capital, Kinshasa. La cita es en la ciudad volc¨¢nica de Goma, en el este del pa¨ªs, esa regi¨®n donde late uno de los peores conflictos del planeta.
Ya hace 25 a?os que la guerra plant¨® aqu¨ª sus ra¨ªces y desde entonces, adem¨¢s de cinco millones de muertos, la violencia ha condenado a la poblaci¨®n al desplazamiento constante, al miedo y a una vida donde el ma?ana es casi imposible de predecir. Las decenas de grupos armados cambian de nombre, de l¨ªder y de intensidad marcando por d¨ªas, o temporadas, los grados de violencia, mientras de las minas siguen saliendo oro, diamantes y colt¨¢n.
Por eso el CIFF no va de estrenos ni de estrellas; resplandece, con el di¨¢logo y la reflexi¨®n como bandera, esta burbuja de salud intelectual en el coraz¨®n de ?frica. J¨®venes, artistas, autoridades, sociedad civil y activistas se codean una vez al a?o en encuentros improbables. Aqu¨ª, la idea es construir la paz, la dignidad, el pensamiento cr¨ªtico. Y para eso ¡°hacemos falta todos¡±, afirma Kenye.
¡°Este festival y Yole! Africa ¡ªla entidad que lo organiza¡ª constituyen un espacio de esperanza para Goma y para todo el pa¨ªs¡±, cuenta Bernadette Vivuya, periodista y moderadora de las sesiones de debate del CIFF. ¡°Es cierto que las meras condiciones de seguridad hacen que convocar a un pase de pel¨ªculas cuando ya ha ca¨ªdo la noche, sea un reto¡±, contin¨²a. ¡°Pero hay que atreverse: a ver cine, a hacerlo y a preguntarnos qu¨¦ queremos para nuestro futuro¡±. Para ella, es una cuesti¨®n de ¡°responsabilidad¡± y solo hay dos opciones: ¡°o nos comprometemos con la reconstrucci¨®n y el desarrollo de nuestro pa¨ªs y lo convertimos en una tierra pac¨ªfica o nos dejamos retroceder¡±.
El alma del proyecto es el realizador congole?o Petna Ndaliko, quien comparte tiempo, lecciones y conversaciones con los j¨®venes aprendices. ¡°Un buen maestro es el que hace que sus disc¨ªpulos sean mejor que ¨¦l¡±, sostiene.
Las proyecciones tienen lugar en la carpa del patio bautizada como Sala Lumumba. Pero la actividad no cesa durante el d¨ªa. Esta cita no es solo para mirar, sino para catalizar, provocar, pensar y, por supuesto, crear. Por eso, en la sede de Yole! Africa circulan c¨¢maras y tr¨ªpodes, se apilan papeles con lluvias de ideas, pasean personajes disfrazados con materiales improvisados y, todo, mientras en la sala de edici¨®n los ordenadores echan humo. Los talleres son el pilar que fortifica este espacio. Y, aunque se trabaja la t¨¦cnica ¡ªeste a?o los 360 grados¡ª, todo va en pro del ¡°mensaje¡±, repiten los realizadores.
¡°Hemos creado una historia donde la protagonista trata de avanzar hacia el futuro pero tiene atadas en los pies dos grandes rocas. No puede caminar. Es la historia, le pesa¡±, dice Kananake Cadet, un dise?ador de Goma que ya casi tiene su cortometraje finalizado. ¡°Pero para m¨ª el afrofuturismo es lo que nos hace asumir la historia, sin negarla, sin someternos a ella para proyectarnos en el futuro de la forma que nosotros decidamos¡±.
El CIFF no solo se atreve con el futuro. En un pa¨ªs donde hacer activismo u oposici¨®n puede costar la c¨¢rcel o la vida, el festival tambi¨¦n aborda la realidad. Estos d¨ªas se ha inaugurado
Mercy of the Jungle, un filme sobre el conflicto congole?o realizado por un ruand¨¦s; se ha pasado un documental sobre LUCHA ¡ª Lucha para el Cambio¡ª, el movimiento de activistas creado en Goma y duramente perseguido por el Gobierno por considerarlo insurreccional. Y se atreve a cerrar la cita con nombres prohibidos por los estamentos oficiales.
En la gala de entrega de premios, se anuncia en directo la creaci¨®n de un nuevo premio: el galard¨®n al compromiso Luc Nkulula. Es un homenaje al activista de LUCHA muerto en un incendio el a?o pasado, en un caso no cerrado por las autoridades que todos los compa?eros asumen como un accidente provocado. Y lo entrega la llamada ¡°prisionera de conciencia m¨¢s joven del mundo¡±, Rebecca Kabugho. Con grandes gafas de pasta, la joven activista, que conoci¨® la c¨¢rcel de Goma a los 21 a?os, entrega el premio. A la lluvia de aplausos le siguen los brazos alzados y un grito homog¨¦neo del auditorio: ¡°?a la lucha!¡±.
El festival se diluye entre flashes hasta el a?o siguiente, pero en Yole! Africa, la burbuja custodiada por los retratos de l¨ªderes como Patrice Lumumba, Thomas Sankara o la guerrera Kimpa Vita, sigue hirviendo. El laboratorio de las ideas no cierra nunca.
Una cita que ha sobrevivido a las hostilidades
El festival de cine de Goma es una apuesta cultural y social que ha logrado sobrevivir hasta en los momentos m¨¢s candentes de la guerra. En su propia esencia est¨¢ el intento de reapropiarse de la imagen del pa¨ªs y de que los ciudadanos recuperen la identidad propia, con un objetivo: contribuir a la construcci¨®n de un pa¨ªs golpeado sin descanso en los ¨²ltimos siglos por la colonizaci¨®n, la dictadura y la guerra.
Despu¨¦s de 18 a?os bajo el Gobierno de Joseph Kabila, hace seis meses que Congo ha cambiado de presidente. Pero a¨²n no est¨¢ claro si el sucesor, Felix Tshisekedi, podr¨¢ desmarcarse del r¨¦gimen que controla las esencias del pa¨ªs. De momento Tshisekedi no ha podido formar gobierno y los f¨¦rreos mecanismos de control usados por Kabila parecen seguir vigentes.
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