Dominic Cummings, el se?or de las artes oscuras desembarca en Downing Street
El art¨ªfice de la campa?a que impuls¨® el Brexit vuelve a la pol¨ªtica como asesor principal de Boris Johnson
Entre el potente ruido medi¨¢tico que provoc¨® el desembarco de Boris Johnson en Downing Street el 24 de julio, enarbolando la bandera de un Brexit duro, la confirmaci¨®n entre bambalinas de que Dominic Cummings ejercer¨ªa de principal asesor del nuevo Gobierno brit¨¢nico apenas mereci¨® un subrayado aquel d¨ªa. El art¨ªfice de la exitosa campa?a Vote Leave de 2016, que desde entonces permanec¨ªa retirado de la pol¨ªtica, acced¨ªa al coraz¨®n del poder por esa puerta trasera en la que se siente m¨¢s c¨®modo. La que le permite maquinar estrategias y, salt¨¢ndose a la torera las formas y protocolos que gu¨ªan al funcionariado, influir directamente en el primer ministro.
Aquel anonimato de primera hora se evapor¨® en cuando este estratega pol¨ªtico de 47 a?os, extremadamente inteligente pero nada emp¨¢tico, tom¨® las riendas del equipo de asesores del gabinete. Su gesti¨®n al frente de ese poder en la sombra comenz¨® con una tempran¨ªsima reuni¨®n matinal en la que dej¨® claro qui¨¦n detenta el mando, amenaz¨® con el despido inmediato de cualquiera que filtrara a la prensa un solo detalle sobre las pol¨ªticas del Brexit y adelant¨® que, si alguien osaba plantarle cara, ¡°para m¨ª estar¨¢ muerto¡±. Cummings tiene un plan y pasar¨¢ por encima de quien sea para ejecutarlo: terminar el trabajo que comenz¨® hace tres a?os, cuando logr¨® convencer a la ciudadan¨ªa de que ¡°recuperar¨ªa el control¡± dando un portazo a Europa. Ese lema fue de su invenci¨®n, al igual que la mentira impresa en un autob¨²s de que la salida de la UE reportar¨ªa 350 millones de libras semanales a invertir en el sistema de sanidad p¨²blica. En la era de las fake news, aquel embuste reconocido como tal por quienes lo sostuvieron, entre ellos Johnson, no les cobr¨® peaje.
La campa?a de marketing pol¨ªtico que Cummings ide¨® en uno de los momentos m¨¢s cr¨ªticos de la historia reciente del Reino Unido (la consulta sobre el abandono de cuatro d¨¦cadas de acervo comunitario compartido) no tiene nada que envidiar a los modos de Steve Bannon, el gur¨² que hizo posible la elecci¨®n de Donald Trump en Estados Unidos. Ambos son diestros en las intoxicaciones informativas y en el manejo del big data, los macrodatos que les permitieron identificar como blanco a grupos de electores indecisos o desmovilizados. El brit¨¢nico, adem¨¢s, puede hacer gala de haber protagonizado el primer telefilme sobre el Brexit (The Uncivil War), donde le encarnaba el mucho m¨¢s atractivo actor Benedict Cumberbatch. No se sabe si la s¨²bita proyecci¨®n p¨²blica de su nombre gracias a esta cinta le repeli¨® o aliment¨® su ego. Porque adem¨¢s de enrocarse en su habitual mutismo, decidi¨® batirse en retirada para disfrutar de su beb¨¦ (nacido en plena campa?a del refer¨¦ndum) junto a su mujer, la arist¨®crata Mary Wakefield.
Nada volvi¨® a trascender sobre el personaje hasta que Johnson se hizo con las llaves de Downing Street y los fot¨®grafos capturaron a un Cummings cargado de bolsas frente al portal del n¨²mero 10. ?Por qu¨¦ ha regresado? Fuentes de su entorno apuntan a la convicci¨®n de que aceptar un Brexit blando contribuir¨ªa a aniquilar al Partido Conservador (operaci¨®n a cargo del ultranacionalista Nigel Farage) y abrir¨ªa las puertas a un Gobierno del laborista Jeremy Corbyn. Su misi¨®n es evitarlo, tentando al pa¨ªs con una nueva ¡°edad de oro¡± si acepta cortar con Europa de cuajo, y sobre todo garantizar la elecci¨®n de su jefe de filas en unas probables elecciones anticipadas.
¡°El pueblo contra los pol¨ªticos¡± es la nueva ense?a populista de ese proyecto. Y el cartel preelectoral que Cummings ha colgado en la candidatura de Johnson. A saber: si los brit¨¢nicos votaron a favor de la salida de la UE hace ya tres largos a?os, cualquier otra componenda fraguada desde el Parlamento (donde los contrarios al Brexit sin acuerdo son mayor¨ªa) supondr¨ªa una ¡°traici¨®n¡± nacional. El Brexit es la ¨²nica agenda del Gobierno. Esas son las instrucciones impartidas por Cummings ¨Cde malos modos y con ese acento de ingl¨¦s norte?o que todav¨ªa retiene de su Durham natal-- a los asesores ministeriales que perfilan el d¨ªa a d¨ªa de cada cartera.
Tildado de Dark Lord o el "se?or de las artes oscuras" del Brexit por sus muchos cr¨ªticos, este hijo de la clase media acomodada inglesa, licenciado por Oxford en Historia Antigua y Moderna y apasionado de los cl¨¢sicos de la literatura rusa (habla la lengua de Tolstoi) y de las matem¨¢ticas, conoce bien el medio en el que se mueve. En sus mejores a?os profesionales ha trabajado para el partido y para la Administraci¨®n de la mano de su padrino, Michael Gove, que hoy resulta ser el coordinador de la ejecuci¨®n del Brexit. De aquella experiencia como asesor del departamento de Educaci¨®n durante el Gobierno de David Cameron queda la sentencia del entonces primer ministro: "Cummings es un psic¨®pata profesional¡±.
Pero el r¨ªgido establishment tory, que ni siquiera soporta su perenne atuendo informal, se ha resignado a aguantarle. Ah¨ª est¨¢n sus credenciales del Vote Leave de 2016, en cuyo ¨¦xito ni los eur¨®fobos m¨¢s extremos cre¨ªan. El Darth Vader de la pol¨ªtica brit¨¢nica ya les dijo entonces que era posible. Y piensa repetir.
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