Yoko Komatsubara, la gran dama del flamenco japon¨¦s

Yoko Komatsubara lleva casi toda la vida bailando flamenco y ha convertido a Tokio, su ciudad natal, en la capital flamenca de Asia. De la urbe nipona sali¨® arrastrada por el magnetismo de un baile que llev¨® a esta hija de un profesor de m¨²sica tradicional japonesa a Espa?a, la cuna de lo que se convirti¨® en su pasi¨®n y en su profesi¨®n. Hace unos d¨ªas, esta core¨®grafa, bailaora y empresaria celebr¨® el 50 aniversario de su Compa?¨ªa del Ballet Espa?ol.

La chispa del baile jondo se la encendi¨® una actuaci¨®n de Pilar L¨®pez en la capital asi¨¢tica en 1960. Ah¨ª comenz¨® todo. Si su vida fuera una novela, el t¨ªtulo ser¨ªa Yo eleg¨ª el flamenco, la frase acu?ada por el director Miguel Narros para un espect¨¢culo creado por la bailarina y actriz japonesa en 1988.

Yoko Komatsubara naci¨® en 1931 en la parte m¨¢s castiza de Tokio, a la ribera del r¨ªo Sumida, ¡°mi Guadalquivir¡±, bromea cari?osa, y recuerda que en su primer viaje por Espa?a sinti¨® m¨¢s d¨¦j¨¤ vu que nostalgia. Creci¨® tocando el shamisen, el instrumento de cuerda japon¨¦s m¨¢s parecido a la guitarra tocado sin partitura por las geishas, y bailando danzas tradicionales que usan abanicos, telas floridas y combinan actitudes hier¨¢ticas, braceo y cantos con melisma.

Archivo de Canal Sur

A las coincidencias formales de estas disciplinas, la artista japonesa sum¨® el aprendizaje con maestros flamencos como Enrique el Cojo, Albano, Matilde Coral, Victoria Eugenia, Pedro Azor¨ªn y Paco Fern¨¢ndez. Cuando crey¨® estar preparada, regres¨® a Tokio para un debut, que ocup¨® titulares en las primeras p¨¢ginas en los diarios. ¡°Pero no bail¨¦ bien¡±, afirma.

Consciente de que a su favor hab¨ªa obrado su carisma de actriz y la complicidad y la fama de su hermano, el actor Kenji Sugawara, acord¨® con su esposo, el pintor Hiroshi Kanosue, separarse y regresar a Espa?a. Desde entonces, asevera, su ¨²nico amor ha sido el flamenco.

Sus inicios no fueron f¨¢ciles. Una japonesa aspirante a bailaora en los sesenta en Espa?a chocaba. Y algunos colegas no se lo pusieron f¨¢cil. En varios tablaos, sus acompa?antes aceleraban las palmas para confundirla. Recurri¨® entonces al protocolo japon¨¦s de los obsequios y compraba bebidas para la jefa del cuadro o para el guitarrista. Y las cosas cambiaron.

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Los esfuerzos de Yoko Komatsubara tuvieron recompensa cuando fue admitida en la compa?¨ªa de Rafael de C¨®rdova en 1967. Y en una gira internacional aprendi¨® un espa?ol pr¨¢ctico con deje andaluz que se disculpa de no dominar porque el tiempo de las clases "lo aprovechaba bailando¡±.

Cuando consider¨® que ya estaba preparada, volvi¨® a Tokio y?fund¨® una academia, tuvo tablao, programa en la televisi¨®n nacional y muchas de sus alumnas la emularon e hicieron del arte jondo su profesi¨®n. Con su compa?¨ªa llev¨® a Tokio desde 1969 a j¨®venes figuras en ciernes como Joaqu¨ªn Cort¨¦s y Antonio Canales. Tambi¨¦n esper¨® tres d¨¦cadas hasta vencer la resistencia de su admirada cantaora Francisca M¨¦ndez Garrido, La Paquera de Jerez, que viaj¨® y debut¨® en 2002 en Tokio.

En la celebraci¨®n del medio siglo de su compa?¨ªa estuvo acompa?ada de Currillo, su pareja art¨ªstica durante muchos a?os, y Maribel Gallardo, la maestra del Ballet Nacional de Espa?a, que bailaron juntos el n¨²mero central del espect¨¢culo.

Maribel Gallardo, que era una adolescente cuando trabajaba con Pilar L¨®pez y conoci¨® a Yoko Komatsubara en Madrid, no se cansa de reiterarle sus agradecimientos por la labor de promoci¨®n del flamenco y del baile espa?ol en Asia. ¡°Yoko ha hecho una uni¨®n de culturas ¨²nica y es gracias a ella que aqu¨ª nos entienden tan bien¡±.

Canal Andaluc¨ªa Flamenco

Su pasi¨®n por el baile jondo la ha llevado a recorrer varios pa¨ªses de Asia, Am¨¦rica y Europa, y sus numerosos reconocimientos incluyen el premio Antonio de Mairena (1975) y la invitaci¨®n a ser pregonera del Festival del Cante de las Minas (2002). El Gobierno espa?ol le concedi¨® la Orden de Isabel la Cat¨®lica (1978) y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Jap¨®n le otorg¨® la Orden del M¨¦rito Cultural del Sol Naciente (2004).