El profesor vuelve a la pol¨ªtica
Alberto Fern¨¢ndez, el gran favorito para presidir Argentina, se hab¨ªa retirado de la vida p¨²blica hasta que Cristina Kirchner le convenci¨® para encabezar al peronismo contra Macri
Alberto Fern¨¢ndez era, a principios de este a?o, un antiguo jefe de ministros de N¨¦stor y Cristina Kirchner que se hab¨ªa alejado de los focos pol¨ªticos y daba clases en la Universidad de Buenos Aires. Hace exactamente tres meses, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner le convenci¨® para que fuera candidato a la presidencia, con ella como vicepresidenta. El Gobierno de Mauricio Macri se mof¨® de la maniobra, calific¨® a Alberto Fern¨¢ndez de pelele del kirchnerismo y crey¨® que ten¨ªa la reelecci¨®n pr¨¢cticamente ganada. Hoy, tras arrasar en unas elecciones primarias que no significaban nada pero acabaron significando mucho, Alberto Fern¨¢ndez se ha convertido en presidente virtual y gran favorito ante la decisiva votaci¨®n de octubre. En cien d¨ªas, Argentina y la vida de un hombre discreto han dado un vuelco.
El gran cambio se puso en marcha antes de las pasadas Navidades. Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner puso a trabajar a gente de su confianza para que sondeara las oscuras aguas del peronismo y calculara si su retorno era viable. Operadores como el abogado Eduardo Vald¨¦s, antiguo embajador argentino ante la Santa Sede y experto en los entresijos del Partido Justicialista, trasladaron a unos y otros el mensaje de que Cristina lamentaba los errores de su segundo mandato, los atribu¨ªa al dolor causado por la viudedad (N¨¦stor Kirchner falleci¨® s¨²bitamente en 2010) y hac¨ªa prop¨®sito de enmienda.
Uno de los contactados fue Alberto Fern¨¢ndez, jefe de ministros de N¨¦stor durante todo su mandato y de Cristina durante su primer a?o, de 2007 a 2008. Alberto hab¨ªa roto con Cristina a ra¨ªz de uno de sus grandes errores, la guerra abierta con las patronales agrarias, y desde entonces, lejos del primer plano, la hab¨ªa criticado con mucha dureza. Alberto Fern¨¢ndez, de 60 a?os, ten¨ªa desde 2014 como pareja a la periodista y actriz Fabiola Y¨¢?ez, de 38. Viv¨ªa en un lujoso apartamento de Puerto Madero, daba clases de Teor¨ªa del Delito y Sistema de la Pena en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, tocaba la guitarra en sus ratos libres y sal¨ªa diariamente a pasear con su perro Dylan. No parec¨ªa nada ansioso por volver a la primera l¨ªnea de la pol¨ªtica.
Despu¨¦s de mantener numerosas reuniones y de retomar contacto con decenas de personas que se hab¨ªan distanciado de ella, la expresidenta comprendi¨® que segu¨ªa suscitando demasiado rechazo. Un tercio del electorado la adoraba, el resto no la quer¨ªa. ?Qu¨¦ hacer? Surgi¨® el nombre de Alberto Fern¨¢ndez, un hombre con toda la experiencia posible: subdirector general con Ra¨²l Alfons¨ªn, tesorero de campa?a de Eduardo Duhalde, jefe de campa?a de N¨¦stor Kirchner y luego jefe de sus ministros, y aliado del federalista Sergio Massa tras su ruptura con Cristina. La expresidenta solo necesit¨® dos d¨ªas para convencerle. El pasado 18 de mayo, se anunci¨® la candidatura de los Fern¨¢ndez. Alberto como presidente, Cristina como vicepresidenta.
¡°No pod¨ªan cometer un error m¨¢s tremendo, Alberto Fern¨¢ndez nunca ha ganado unas elecciones y no aporta ni un voto, es un t¨ªtere de Cristina, Macri ser¨¢ reelegido con holgura¡±, dijo un alto dirigente gubernamental en la Casa Rosada. No era el ¨²nico en pensar algo as¨ª. Pocos comprendieron que la misi¨®n de Alberto (el uso de los nombres propios es habitual en la pol¨ªtica argentina) no consist¨ªa en ganar votos, sino en sofocar el sulfuro de Cristina y reunificar al peronismo. Era un hombre en quien pod¨ªan confiar los gobernadores justicialistas, reticentes a la expresidenta; en quien pod¨ªan confiar dirigentes moderados como Sergio Massa; con quien pod¨ªan hablar incluso los grandes grupos financieros y medi¨¢ticos, muy enemigos del kirchnerismo.
El dise?o de la campa?a fue peculiar. En los pocos actos electorales que protagonizaron conjuntamente, Alberto y Cristina hablaron sentados en un sof¨¢, en forma de charla relajada. En general, el protagonismo lo tuvo Alberto. En el mitin final, en Rosario, con las principales figuras del peronismo alineadas sobre el escenario, Cristina fue telonera de Alberto y pronunci¨® un discurso breve y moderado.
Los sondeos mostraban de forma consistente una relativa igualdad entre las dos grandes candidaturas y un alto n¨²mero de indecisos. La supuesta indecisi¨®n se consider¨® un camuflaje para el ¡°voto de la verg¨¹enza¡±. Eran personas, seg¨²n los analistas y seg¨²n el propio Jaime Dur¨¢n Barba, el gur¨² electoral de Macri, que no quer¨ªa reconocer su prop¨®sito de respaldar de nuevo a un presidente cuya gesti¨®n econ¨®mica hab¨ªa causado enormes penurias a los argentinos. Y result¨® que no. Eran personas que callaban su voto a la candidatura de una expresidenta multiprocesada por corrupci¨®n, propensa al autoritarismo y m¨¢s divisiva que nadie.
A la hora de la verdad, el pasado domingo, casi la mitad del electorado consider¨® que con Alberto y con el peronismo unido las cosas ser¨ªan distintas. Eran unas simples primarias, pero Alberto Fern¨¢ndez obtuvo el 47% de los sufragios. El 27 de octubre, el 45% deber¨ªa bastar para proclamarle presidente electo.
La gran sorpresa caus¨® p¨¢nico en los mercados financieros y horroriz¨® a millones de electores que identifican al peronismo con el chavismo. Alberto Fern¨¢ndez se convirti¨® en la nueva referencia. Desde su conversaci¨®n con el presidente Macri, el mi¨¦rcoles, el ganador de las primarias se esfuerza por transmitir tranquilidad (aunque su bronca verbal con el presidente brasile?o, Jair Bolsonaro, garantice futuras turbulencias diplom¨¢ticas), mantiene contactos discretos e indirectos con el Banco Central para contribuir a apuntalar la maltrecha divisa y parece seguir fielmente el prontuario distribuido a la militancia tras el ¨¦xito del domingo.
¡°Que el electorado nos vuelva a elegir¡±, dice el manual, ¡°depende de que el odio que siente por Macri, producto del malestar en su econom¨ªa dom¨¦stica, tenga m¨¢s peso en su decisi¨®n que el temor que pueda llegar a tener respecto a nosotros¡±. Para conseguirlo se recomienda discreci¨®n y alejamiento de la prensa, dejar que Macri peche en solitario con los problemas econ¨®micos, evitar signos de euforia y de autoritarismo y no decir nunca ¡°vamos a volver¡±, sino ¡°vamos a salir del pozo¡±. Y hablar de reconciliaci¨®n nacional, como hace insistentemente Alberto Fern¨¢ndez.
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