Corbyn apuesta por una ¨²ltima batalla legal contra el Brexit
Los grupos de la oposici¨®n estudian arrebatar a Boris Johnson el control del Parlamento
Se acab¨® el verano de las conspiraciones alocadas y comienza el tiempo de la realidad urgente. El l¨ªder laborista, Jeremy Corbyn, ha dejado este martes de postularse para liderar un Gobierno de salvaci¨®n que evitara el Brexit salvaje de Boris Johnson y ha aceptado explorar otras v¨ªas legales que puedan suscitar mayor consenso. El principal partido de la oposici¨®n inici¨® conversaciones con los liberaldem¨®cratas, nacionalistas escoceses e independientes para dar con el mecanismo parlamentario que tenga fuerza efectiva para frenar a los euroesc¨¦pticos.
Resulta complicado dise?ar una estrategia com¨²n contra el Brexit cuando el campo proeuropeo est¨¢ plagado de desconfianzas mutuas. La nueva l¨ªder de los liberales dem¨®cratas, Jo Swinson, ascendi¨® al mando a base de denostar el laborismo de Corbyn. Los corbynistas observan con recelo a esa joven defensora sin complejos de la UE que les puede robar parte de sus votantes tradicionales. Y los conservadores moderados saben que cavar¨ªan su propia tumba si su voto impulsara a Downing Street, aunque fuera temporalmente, a un pol¨ªtico que, seg¨²n el exagerado imaginario tory, pretende instaurar en el Reino Unido un r¨¦gimen como el venezolano. As¨ª que la propuesta sonda lanzada por Corbyn este verano de presentar una moci¨®n de censura y encabezar un Gobierno provisional, con el ¨²nico prop¨®sito de retrasar la fecha del Brexit (31 de octubre) y convocar elecciones, se deshizo antes incluso de tomar forma.
?¡°Lo que est¨¢ claro es que la situaci¨®n actual es de urgencia. No podemos perder el tiempo. Confiamos en poder actuar lo antes posible¡±, ha dicho Swinson despu¨¦s de la primera reuni¨®n con la direcci¨®n laborista, y con los nacionalistas escoceses y galeses, el Partido Verde y el Grupo Independiente por el Cambio, que lidera la diputada exconservadora Anne Soubry.
Corbyn accedi¨® a reservar para m¨¢s adelante la opci¨®n de la moci¨®n de censura y centrar en los pr¨®ximos d¨ªas los esfuerzos en una ¨²ltima batalla legal contra la promesa del primer ministro de sacar al Reino Unido de la UE en la fecha prevista, con o sin acuerdo. Es una estrategia parlamentaria ya ensayada hace meses, y que consiste en arrebatar al Gobierno la prerrogativa consuetudinaria de fijar el orden del d¨ªa en el Parlamento. El pasado marzo sirvi¨® para imponer, en contra de la voluntad de la entonces primera ministra, Theresa May, una serie de ¡°votaciones indicativas¡± para elegir por descarte una alternativa al plan del Brexit. El mecanismo solo sirvi¨® para demostrar lo dividida que estaba la C¨¢mara.
En este nuevo intento todo podr¨ªa resultar m¨¢s complicado. En primer lugar, porque el tiempo apremia. Quedan apenas dos meses de maniobra, en medio de los cuales ¡ªa principios de octubre¡ª est¨¢ previsto un receso parlamentario para que conservadores y laboristas puedan celebrar sus respectivos congresos. Y Johnson dispone de un ¨²ltimo as bajo la manga que nunca ha accedido a descartar, a pesar del conflicto constitucional que podr¨ªa provocar y de la delicada posici¨®n en la que dejar¨ªa a la reina Isabel II: la posibilidad de imponer el fin del periodo de sesiones en Westminster y dejar fuera de juego durante semanas clave a los diputados brit¨¢nicos.
De momento, la opci¨®n m¨¢s realista para la oposici¨®n es echar mano de la llamada Orden Permanente 24, el mecanismo parlamentario por el que se puede provocar un debate de emergencia en Westminster. Y aun as¨ª se tratar¨ªa de una estrategia llena de condicionantes e inc¨®gnitas. En primer lugar, necesitar¨ªa de la complicidad del speaker (presidente del Parlamento), John Bercow, para darle vuelo. En segundo lugar, si lo que se pretende es pedir una extensi¨®n de la fecha del Brexit, los impulsores de la iniciativa deber¨ªan tener muy claro hasta d¨®nde est¨¢ dispuesta Bruselas a ceder, porque una postura inflexible de los Veintisiete le abrir¨ªa a Johnson una v¨ªa de escape. Y en tercer lugar, confiar en que el nuevo primer ministro respete un convencionalismo tan brit¨¢nico como el imperio de la ley y no se salte a la torera una resoluci¨®n parlamentaria que tendr¨ªa fuerza legal. De lo contrario, la ¨²ltima palabra, contra el reloj, la tendr¨ªan los tribunales.
Aunque en la pol¨ªtica brit¨¢nica, el Brexit hace ya tiempo que dej¨® de ser materia de discusi¨®n l¨®gica para convertirse en un juego de apariencias, estrategia electoral, segundas intenciones y asignaci¨®n de culpas. Y Johnson, quien en las ¨²ltimas horas ha transmitido la idea de que Bruselas est¨¢ dispuesta a contemplar sus exigencias, ha visto c¨®mo los sondeos premian su estrategia de pretender representar la ¡°voluntad del pueblo¡± frente a los intereses pol¨ªticos.
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