Conte, el renacido
El primer ministro italiano ha pasado de ser un hombre de paja a la figura clave sobre la que se apoya una compleja estrategia pol¨ªtica para aislar a Matteo Salvini
La primera vez fue el 23 de mayo de 2018. Lleg¨® discretamente en taxi al palacio del Quirinal. Se entrevist¨® con el presidente de la Rep¨²blica, Sergio Mattarella, repiti¨® de memoria un discurso que le hab¨ªan escrito unos asesores a los que apenas conoc¨ªa y se volvi¨® a marchar en otro taxi. Era un simple profesor universitario, desconocido incluso para la mayor¨ªa de sus colegas, que recelaron enseguida de un curr¨ªculum algo exagerado. Cuando fue investido, se autoproclam¨® abogado del pueblo, como si no se atreviese a considerarse a s¨ª mismo presidente del Consejo de Ministros de la Rep¨²blica Italiana. Ayer, 14 meses despu¨¦s, exactamente la esperanza de vida media de un primer ministro en Italia, entr¨® al mismo despacho como si fuera otra persona. Convertido por exigencias del guion en el ¨²nico capaz de desbloquear la diab¨®lica crisis abierta, aquel an¨®nimo abogado es hoy la pieza fundamental de una compleja operaci¨®n pol¨ªtica para aislar al l¨ªder de la Liga, Matteo Salvini.
Giuseppe Conte (Volturara Appula, 55 a?os) encara su segundo mandato, pero ¨¦l ya no se parece a s¨ª mismo. Ser¨¢ el primer ministro del Gobierno n¨²mero 67 de la Rep¨²blica Italiana despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Hoy es el segundo l¨ªder mejor valorado de Italia ¡ªdetr¨¢s de Mattarella¡ª y el aut¨¦ntico punto de referencia del desorientado Movimiento 5 Estrellas. La situaci¨®n en el partido es hoy as¨ª: ¨¦l o los lobos. Pero el profesor, divorciado y padre de un hijo, lo ha tenido dif¨ªcil hasta llegar aqu¨ª.
Conte fue el hombre de paja elegido por dos l¨ªderes pol¨ªticos de fuerte car¨¢cter como Matteo Salvini y Luigi Di Maio. Le pidieron mediar, comunicar y dar la cara cuando la situaci¨®n lo exigiese. Poco m¨¢s. Nadie le tom¨® en consideraci¨®n durante la mayor parte de su mandato. El desprecio en algunos foros fue evidente. A veces, incluso, superando la falta de respeto institucional y personal: como cuando el l¨ªder de los liberales en el Parlamento Europeo, Guy Verhofstadt, le llam¨® ¡°marioneta¡± en plena sede parlamentaria. Pero el primer ministro, atado al m¨¢stil de un barco a la deriva, aguant¨®. Como en Dave, presidente por un d¨ªa, aquella pel¨ªcula en la que un doble sustitu¨ªa a todo un comandante en jefe de los EE UU enfermo y terminaba haci¨¦ndolo mejor que ¨¦l, Conte nunca perdi¨® la confianza en sus posibilidades, se?ala uno de sus asesores. ¡°Siempre supo cu¨¢l era su papel, el de servicio a los italianos y responsabilidad institucional. No es el representante de ning¨²n partido, y por eso puede hacerlo¡±.
Result¨® que Conte tampoco quer¨ªa ser la cocinera de Lenin, teor¨ªa seg¨²n la cual cualquiera sin especial capacidad podr¨ªa dirigir el estadio supremo del socialismo sin dificultad (lo mismo suceder¨ªa con la sublimaci¨®n del populismo pol¨ªtico que se puso en marcha en el anterior mandato). Nacido en una familia humilde de la Apulia, exvotante del Partido Democr¨¢tico (PD), cat¨®lico y primer presidente del Consejo de Ministros procedente del sur de Italia en 31 a?os (desde Ciriaco De Mita), ha sabido jugar sus cartas en medio de la tormenta: maneja cierta cultura (empedernido lector de Calvino), habla varias lenguas, tiene una buena imagen y ha demostrado saber relajar el ambiente.
Conte es hoy la referencia del Movimiento 5 Estrellas, un partido desorientado
El ejercicio del poder desgasta, pero solo a quien no lo tiene, bromeaba Giulio Andreotti. Y Conte, un verso suelto a la fuerza, se ha paseado durante un a?o por los salones internacionales tratando de ofrecer garant¨ªas a sus hom¨®logos de que lo que ve¨ªan, en realidad, no era tan grave como parec¨ªa. A Angela Merkel tuvo que tranquilizarla dici¨¦ndole que Matteo Salvini no estaba contra ella, sino ¡°contra todos¡±. Ligado a cierta jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica ¡ªcoincidi¨® con el actual secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, en la residencia universitaria romana Villa Nazareth¡ª, supo mantener abierto el canal con la Santa Sede y la Conferencia Episcopal italiana, escandalizados con la ostentaci¨®n casi pornogr¨¢fica de s¨ªmbolos religiosos de Salvini y con su acercamiento a la inmigraci¨®n. En el ¨²ltimo G7 lleg¨® su gran obra diplom¨¢tica logrando el apoyo de Donald Trump para su reelecci¨®n tras garantizarle el apoyo para que Rusia vuelva al grupo de las grandes potencias.
El verdadero punto de inflexi¨®n, tal como explica un importante diputado del Partido Democr¨¢tico que exige anonimato, se teji¨® alrededor de la denominada Operaci¨®n Ursula [por la nueva presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula Von der Leyen]. ¡°En los ¨²ltimos tiempos hab¨ªa tres Gobiernos en Italia. El de Di Maio y los suyos, el de Salvini y su equipo, y el que integraban Conte, el ministro de Econom¨ªa, Giovanni Tria, el de Exteriores, Enzo Moavero Milanesi, y el propio Mattarella. Este grupo era mucho m¨¢s cercano a la Uni¨®n Europea y fue capaz de convencer al M5S para que apoyase la candidatura de Von der Leyen. De ah¨ª parti¨® una operaci¨®n pol¨ªtica para echar a Salvini y crear el denominado Gobierno Ursula en alg¨²n momento despu¨¦s del verano¡±, apunta este diputado. Pero todo se precipit¨® cuando el l¨ªder de la Liga decidi¨® romper la baraja durante su gira por las playas de Italia.
"Hab¨ªa una operaci¨®n pol¨ªtica para echar a Salvini y crear el denominado Gobierno Ursula tras el verano, pero todo se precipit¨®", se?ala un diputado del PD
El 20 de agosto, Conte tuvo que comparecer en el Senado sometido a una moci¨®n de censura provocada por la crisis de gobierno abierta por Salvini con un mojito en la mano. El primer ministro, en una situaci¨®n extraordinaria, se levant¨® de su asiento en el Senado y lanz¨® un dur¨ªsimo discurso contra el l¨ªder de la Liga, sentado a su lado y capaz solo de esbozar algunas muecas con cada andanada que recib¨ªa. Luego, se fue al palacio del Quirinal y present¨® su dimisi¨®n. El polit¨®logo Roberto D¡¯Alimonte, pr¨®ximo a algunos de los pol¨ªticos involucrados en esta crisis, cree que ese momento fue clave. ¡°El discurso del Senado, cuando tom¨® distancia de forma tan neta de Salvini, le hizo crecer ante los electores en general. La imagen fue brutal: qued¨® legitimado como el pol¨ªtico antisalvini, justo cuando se estaba negociando un Gobierno con el PD. Y eso ayud¨® a que Zingaretti [secretario general del PD] pudiese aceptarlo ante los suyos¡±, apunta.
La jugada final lleg¨® cuatro d¨ªas despu¨¦s durante el G7 en Biarritz. Luigi Di Maio negociaba todav¨ªa en Roma a dos bandas un posible regreso a la coalici¨®n con la Liga. Salvini le hab¨ªa ofrecido ser primer ministro si daba marcha atr¨¢s y lo estaba valorando seriamente, apunta una persona que habl¨® con ¨¦l el pasado domingo. Pero Conte, como primer ministro en funciones, apoyado por Trump y con el benepl¨¢cito del fundador del M5S, Beppe Grillo, cerr¨® la puerta a una segunda experiencia de coalici¨®n con Salvini. "Esa etapa ha terminado", anunci¨®. Un sonoro portazo que descoloc¨® al propio Di Maio y convirti¨® al primer ministro en funciones en el verdadero referente del partido para su segundo mandato. O como a ¨¦l no le gusta decir, el Conte bis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.