Los partidos del Gobierno alem¨¢n contienen el auge ultra en el Este
AfD no logra, pese a su fuerte subida, el primer puesto ni en Sajonia ni en Brandeburgo, donde ganan los conservadores y socialdem¨®cratas respectivamente, seg¨²n las proyecciones de voto
Alivio, muy contenido. El temido triunfo de la extrema derecha en Sajonia o en Brandeburgo no se ha materializado este domingo, seg¨²n las proyecciones tras el cierre de las urnas en los dos Estados del este de Alemania. AfD (Alternative f¨¹r Deutschland), sin embargo, habr¨ªa obtenido excelentes resultados, comparados con las ¨²ltimas regionales en 2014. Aun as¨ª, los partidos que encabezaban hasta ahora los Gobiernos ¡ªconservadores (CDU) en Sajonia y socialdem¨®cratas (SPD) en Brandeburgo¡ª habr¨ªan logrado contener el auge ultra, conservando por poco su liderazgo, aunque perdiendo apoyos.
Las elecciones en estos dos Estados del Este se han seguido con especial atenci¨®n en todo el pa¨ªs, donde se teme que los resultados hagan temblar el fragilizado tablero pol¨ªtico nacional. A partir de este lunes toca introspecci¨®n en los cuarteles generales de los grandes partidos en Berl¨ªn y el arranque de las complejas negociaciones para poder formar Gobierno sin contar con la ultraderecha, a pesar de su gran resultado. Todos los partidos alemanes rechazan cualquier tipo de alianza con la extrema derecha.
En Brandeburgo, Andreas Kalbitz, representante del ala m¨¢s dura de la formaci¨®n ultra, cant¨® victoria: ¡°El primer puesto habr¨ªa sido la guinda de la tarta, pero los resultados son claros. AfD est¨¢ aqu¨ª para quedarse y la pol¨ªtica no va a ser posible sin nosotros".
"Lo hemos conseguido. [¡] la Sajonia afable ha ganado¡±, comparec¨ªa mientras en Dresde aliviado el primer ministro del Estado, el conservador Michael Kretschmer. Alivio y preocupaci¨®n, ante sendas victorias ajustadas, y con sabor muy agridulce para los partidos tradicionales. Este domingo han evitado el mal mayor, s¨ª, pero este lunes amanecer¨¢n con la extrema derecha como segunda fuerza m¨¢s votada y ejerciendo la cuota de poder que les corresponde.
En el territorio de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) anida una frustraci¨®n latente, 30 a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, as¨ª como un rechazo a la llegada de refugiados al pa¨ªs, ambos exacerbados por AfD, que ha sabido autoerigirse en la voz de los desagravios del Este. Este domingo les votaron sobre todo hombres y j¨®venes. Comparados con los resultados de las regionales de 2014, AfD habr¨ªa conseguido una subida de 17,7 puntos porcentuales en Sajonia y del 10,6 en Brandeburgo. Los resultados son, sin embargo, similares a los obtenidos por los ultras en las generales de 2017 en ambos Estados.
En Sajonia, la CDU qued¨® este domingo en primera posici¨®n con un 33% de los votos (seis menos que hace cinco a?os), seguido por AfD, que habr¨ªa logrado un 28%. Los conservadores han gobernado hasta ahora en este Estado en coalici¨®n con el SPD, como en el Ejecutivo federal de Berl¨ªn. Este domingo habr¨ªan perdido la mayor¨ªa, seg¨²n los primeros sondeos, que auguran una complicada formaci¨®n de Gobierno regional.
La ca¨ªda tiene una lectura evidente en la capital alemana, donde los partidos de la gran coalici¨®n no dejan de perder apoyos. Para la CDU, los resultados en el Este incrementan la presi¨®n sobre su presidenta, Annegret Kramp-Karrenbauer, llamada a suceder a la canciller, Angela Merkel, pero cada vez m¨¢s cuestionada dentro del partido. Pertenece, como Merkel, al ala m¨¢s centrista de la formaci¨®n, lo que para los m¨¢s conservadores supone un hueco pol¨ªtico excesivo a la derecha, que AfD ha sabido ocupar.
En Brandeburgo, donde los socialdem¨®cratas gobiernan desde hace 30 a?os, el SPD habr¨ªa quedado en primer lugar, con el 26,4% de los votos, pero habr¨ªa sufrido una ca¨ªda de 5,5 puntos respecto a 2014. Se trata de la en¨¦sima p¨¦rdida de apoyos para un partido que atraviesa horas muy bajas y que est¨¢ inmerso en una crisis de identidad. Los resultados no le bastar¨ªan para reeditar un Gobierno con Die Linke (La Izquierda). AfD lograr¨ªa en Brandeburgo en torno al 24% de los sufragios.
Las elecciones europeas del pasado mayo ya hab¨ªan marcado claramente la tendencia. Entonces, AfD obtuvo un 25,4% de los votos en Sajonia y un 19,9% en Brandeburgo, algo menos que en las generales de 2017 en ambos Estados. El poder¨ªo del voto protesta es especialmente pronunciado en el Este, donde viven cerca del 20% de los alemanes, ya que en el conjunto del pa¨ªs la ultraderecha ronda de media el 13%. Porque aunque los indicadores econ¨®micos y sociales reflejan una considerable convergencia entre las dos partes del pa¨ªs hist¨®ricamente dividido, la igualdad plena no acaba de llegar. Los salarios, por ejemplo, siguen siendo en torno a 650 euros brutos m¨¢s bajos de media en el Este, aunque el coste de la vida es tambi¨¦n menor. El PIB por habitante en el Este suma solo el 73% respecto a la media nacional.
Aun as¨ª, la situaci¨®n econ¨®mica en estos dos Estados y en el resto del este de Alemania, donde el paro no llega al 6%, resultar¨ªa m¨¢s que envidiable para muchas otras regiones europeas. Porque m¨¢s all¨¢ de las cifras y los hechos, buena parte del problema es intangible y tiene que ver con los agravios comparativos acumulados y mal digeridos durante d¨¦cadas. Entre muchos habitantes del Este pervive una sensaci¨®n de que en el Oeste se les sigue considerando ciudadanos de segunda y de que los esfuerzos individuales realizados en aras de la reunificaci¨®n no han sido reconocidos ni debidamente recompensados.
El partido ultra ha envuelto esta campa?a en una ¨¦pica revolucionaria. Ha animado a los votantes a repetir la revoluci¨®n pac¨ªfica de 1989, cuando los antiguos ciudadanos de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana sal¨ªan a la calle para manifestarse y derribar el muro de Berl¨ªn. Ahora, seg¨²n el argumentario que propaga AfD y compran muchos en esta parte del pa¨ªs, la democracia alemana no es tal, los medios de comunicaci¨®n y los pol¨ªticos tradicionales solo difunden mensajes pol¨ªticamente correctos y son solo los ultras los que se atreven a decir la verdad. Si hace 30 a?os derribaron el Muro, ahora toca derribar a Merkel y su pol¨ªtica de puertas abiertas con los refugiados y de lucha contar el cambio clim¨¢tico. Han animado a sus votantes a ¡°atreverse¡± a hacer historia. La revoluci¨®n, alientan desde AfD, empieza en el Este.
Abandono
Lo han logrado tambi¨¦n con una decidida pol¨ªtica de proximidad. Los representantes locales est¨¢n muy presentes en los pueblos, escuchando las preocupaciones de los que dicen sentirse abandonados por los pol¨ªticos de Berl¨ªn. AfD ha sabido, adem¨¢s, alimentar esa sensaci¨®n de abandono a ra¨ªz de la llegada de m¨¢s de un mill¨®n refugiados al pa¨ªs en 2015. Los refugiados reciben apoyo y recursos del Gobierno central, mientras ignoran las necesidades de los que ya estaban aqu¨ª, vienen a decir. ¡°?Qui¨¦n nos protege de los que necesitan protecci¨®n?¡±, se lee en uno de los carteles electorales que vincula la criminalidad con los refugiados.
Poco importa que la proporci¨®n de refugiados sea en estos Estados menor que en otros del Oeste, porque lo que opera es una suerte de xenofobia preventiva. ¡°Aqu¨ª hay mucha gente que va todos los d¨ªas a trabajar al Oeste y ven c¨®mo es la vida all¨ª. No quieren que el Este acabe as¨ª, islamizado¡±, explicaba recientemente a este diario Etgar Naujok, presidente de la agrupaci¨®n de AfD en Leipzig, quien recalcaba la urgencia de la llamada revolucionaria de su formaci¨®n. ¡°No tenemos otros cinco a?os para cambiar las cosas¡±.
Para AfD, su ascenso en el Este conlleva sin embargo considerables dilemas. Su candidato en Brandeburgo, Andreas Kalbitz, estuvo en su juventud activo en el entorno neonazi. Ahora pertenece a Der Fl¨¹gel, el ala m¨¢s radical de la ultraderecha, que se prev¨¦ salga tambi¨¦n reforzada en octubre en Turingia. Este resultado agudizar¨¢ las actuales divisiones internas dentro del partido, donde los considerados moderados asisten con preocupaci¨®n a los avances dentro de la formaci¨®n del sector m¨¢s ultra, que podr¨ªa acabar por hacerse con la direcci¨®n, seg¨²n explicaban a EL PA?S recientemente fuentes del partido.
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