¡°Bill Clinton fue el ¨²ltimo presidente que quiso unir al pa¨ªs¡±
En una entrevista con EL PA?S, el exalcalde de Nueva York, millonario y fil¨¢ntropo, recela del proceso de impeachment contra Trump pol¨ªtica: ¡°Es una disrupci¨®n, debe impulsarse con criterios muy estrictos¡±
Michael Bloomberg (Boston, 77 a?os) ha acariciado mil veces la idea de lanzarse a la carrera por la presidencia de EE UU. Se le enciende la mirada cuando entra en la conversaci¨®n pol¨ªtica. Responde largo, por momentos algo apesadumbrado, muy seguro. Multimillonario y fil¨¢ntropo, fue alcalde de Nueva York durante los 12 a?os posteriores al 11-S. Levant¨® en 1981 el imperio que lleva su nombre ¡ªun conglomerado de bases de datos financieros, informaci¨®n y an¨¢lisis¡ª con la indemnizaci¨®n por despido de la firma financiera Salomon Brothers, la friolera de 10 millones de d¨®lares de la ¨¦poca.
Sopes¨® presentarse a las presidenciales de 2016. Y, sinti¨¦ndose probable ganador frente a alguien como Donald Trump, tambi¨¦n a las de 2020, pero sabe que las superpobladas primarias dem¨®cratas dejan poco espacio para su centrismo. ¡°Ya he dicho que no, entrar ahora ser¨ªa muy dif¨ªcil y el partido no est¨¢ ah¨ª¡±, afirma. ¡°Ah¨ª¡± es el espacio ideol¨®gico que habita un verso suelto como Bloomberg, que ha sido dem¨®crata, republicano e independiente; demasiado capitalista para los primeros y demasiado progresista para los segundos. Defiende el derecho al aborto, la igualdad de la comunidad gay y un mayor control de las armas.
¡°En este pa¨ªs somos muy partidistas. Los legisladores republicanos y dem¨®cratas no almuerzan juntos. No tejen relaciones. En los viejos tiempos viv¨ªan en Washington, sus hijos iban al colegio y se encontraban en los partidos de f¨²tbol. Hoy en d¨ªa llegan el martes, se van el jueves por la noche y pasan el resto del tiempo recaudando dinero. Ni siquiera tienen apartamentos en la ciudad. Duermen en el sof¨¢ de su oficina¡±, lamenta en una entrevista con EL PA?S realizada durante la tercera edici¨®n del Bloomberg Global Business Forum, que reuni¨® a jefes de Estado y de Gobierno y empresarios en Nueva York con el cambio clim¨¢tico como eje principal.
La polarizaci¨®n pol¨ªtica de EE UU le preocupa. Aclara que no es un fen¨®meno nacido en 2016 y se?ala a la presidencia de Barack Obama. ¡°Trump intenta dividir. Obama no tuvo inter¨¦s en unir a la gente. George W. Bush, un poco. Clinton fue el ¨²ltimo que lo hizo. ?l invitaba a tres congresistas republicanos y tres dem¨®cratas para jugar al golf. Jugaba nueve hoyos con cada uno. Luego, entraban, cerraban la puerta, tomaban whisky, fumaban puros, contaban chistes verdes y constru¨ªan una relaci¨®n¡±, explica. ¡°Y cuando tienes una relaci¨®n, puedes decir: ¡®Oye, esto es bueno para el pa¨ªs y necesito tu ayuda. A lo mejor te perjudica electoralmente en tu distrito, pero yo te puedo dar otra cosa beneficiosa¡±.
El exalcalde saluda afable y con unas palabras en espa?ol en una de las salas del Hotel Plaza de Nueva York, donde una ristra de millenials que trabajan a su alrededor se refieren continuamente al empresario como "Mike". ¡°Mike tiene la agenda muy apretada¡±. ¡°Mike os atender¨¢ en la tercera planta¡±.
¡°Creo que hay un movimiento progresista, pero cada cuatro a?os hay un movimiento progresista, y uno conservador. El Tea Party, ellos estaban ah¨ª¡±
Mike Bloomberg detesta a Donald Trump, pero no le entusiasma el proceso de impeachment (destituci¨®n) puesto en marcha a ra¨ªz del esc¨¢ndalo de Ucrania. ¡°El Congreso tiene la obligaci¨®n de investigar las acusaciones cre¨ªbles, yo ayud¨¦ a cambiar la C¨¢mara de Representantes de republicana a dem¨®crata porque no estaban haciendo ese trabajo¡±, responde el empresario, importante donante de los dem¨®cratas. En este caso, sin embargo, le inquieta el terremoto que se avecina.
La explosiva conversaci¨®n telef¨®nica entre Trump y su hom¨®logo ucranio, Volod¨ªmir Zelenski, se ha hecho p¨²blica apenas dos horas antes de esta entrevista. El d¨ªa antes, la dem¨®crata Nancy Pelosi, presidenta de la C¨¢mara de Representantes, anunci¨® el inicio de la investigaci¨®n formal sobre las presiones de Trump para que la justicia ucrania investigase a Joe Biden, gran rival pol¨ªtico, y a su hijo Hunter.
Bloomberg no hab¨ªa le¨ªdo a¨²n la reconstrucci¨®n de esa llamada, pistola humeante del caso, pero vaticin¨® que dijese lo que dijese habr¨ªa polarizaci¨®n: ¡°Un lado defender¨¢ que no es nada y el otro lado defender¨¢ que lo es todo¡±. ¡°Probablemente Pelosi ten¨ªa raz¨®n antes que esto, cuando dec¨ªa que [un impeachment] iba a ser una disrupci¨®n y que deber¨ªamos dejarlo a las elecciones", afirma. "Necesitamos un comandante en jefe que aborde problemas cada d¨ªa, y si lo tenemos empleando su tiempo defendi¨¦ndose de un impeachment, lo sufrimos todos. Quiz¨¢ hay una buena raz¨®n para hacerlo, pero desde mi punto de vista deber¨ªa cumplir unos criterios muy estrictos¡±, argumenta. Y eso, aclara enseguida, pese a que ¨¦l no tiene ¡°nada que ver con Donald Trump¡±.
¡°La preocupaci¨®n de las empresas por el cambio clim¨¢tico ha ido creciendo porque se empiezan a ver los efectos. Es m¨¢s que una moda¡±
¡°Es el tipo equivocado para el puesto. En 2016 ped¨ª que no le votasen¡±, recuerda. Fue algo m¨¢s que eso. Bloomberg particip¨® en la Convenci¨®n Dem¨®crata de aquel verano con un discurso demoledor en el que tach¨® al republicano de ¡°timador¡± y ¡°demagogo peligroso¡± y atac¨® su val¨ªa como empresario: ¡°Dice que quiere gobernar este pa¨ªs como sus negocios. Dios nos ayude¡±, espet¨®.
Al actual giro progresista del Partido Dem¨®crata le resta trascendencia, advierte de que ¡°la gente joven siempre quiere un cambio sin entender lo dif¨ªcil que es¡±. ¡°Creo que hay un movimiento progresista, pero cada cuatro a?os hay un movimiento progresista, y uno conservador. El Tea Party, ellos estaban ah¨ª. Eso es lo mismo que AOC [la joven congresista dem¨®crata Alexandria Ocasio-Cortez], de esa din¨¢mica de la gente joven¡±, reflexiona.
En 2014, tras dejar la alcald¨ªa de Nueva York, muchos esperaban que Bloomberg, de 71 a?os, se centrase en su fundaci¨®n y se olvidara de la empresa, pero recuper¨® el tim¨®n. Cuando lo hizo, The Economist, la Biblia oficiosa del liberalismo, titul¨®: ¡°Dios ha vuelto¡±. Hoy, con una fortuna de 51.000 millones de d¨®lares (casi 47.000 millones de euros), sigue en el mundo de los negocios, pero tambi¨¦n en el de la obra social. Ha movilizado su fortuna para batallar contra el cigarrillo electr¨®nico y se ha puesto a la cabeza de la manifestaci¨®n por el clima dentro de su monumental obra filantr¨®pica.
Cree que la oleada de empresas que se han volcado en la causa es algo m¨¢s que una moda. La preocupaci¨®n por el cambio clim¨¢tico, afirma, ¡°ha ido creciendo porque se empiezan a ver los efectos¡±. "Es algo m¨¢s que una moda", recalca. ¡°Estuve en Iowa y los agricultores se quejaban de que los canadienses empezaban a tener los mismos cultivos porque la temperatura hab¨ªa subido en Canad¨¢, as¨ª que ahora ten¨ªan m¨¢s competencia¡±, explica, "y en California, la principal compa?¨ªa el¨¦ctrica, PC&G, amenaza con cortar la energ¨ªa en partes del Estado porque hay previsiones de un tiempo muy seco y ventoso. Ya ha declarado bancarrota por los incendios de la ¨²ltima vez¡±.
En Europa, obras filantr¨®picas como las de Bloomberg se observan a veces como el fracaso del Estado. El empresario defiende que ¡°la filantrop¨ªa existe porque el Gobierno no hace su trabajo. Puedes invertir dinero en cosas de riesgo y si eso funciona, tienes un modelo. Pero para escalar ese modelo se debe pasar de la filantrop¨ªa al Gobierno, que es el que tiene el poder fiscal¡±.
Defiende la rebaja fiscal de Trump para las empresas porque cree que ¡°los impuestos eran m¨¢s altos que en ning¨²n otro sitio¡±, aunque critica el recorte a las rentas personales. ¡°Si quieres acabar con la desigualdad, conceptualmente, debes tomar dinero de los ricos y d¨¢rselo a los pobres. Lo que pasa es que nunca va a haber un acuerdo sobre qui¨¦n paga, ni [los que pagan] van a creer que quienes lo reciben lo agradecen. As¨ª que el truco es encontrar el modo de que los ricos consigan ese dinero y demostrar que est¨¢n trabajando para ello¡±, opina. Luego da una respuesta m¨¢s llana sobre las inequidades: ¡°Si no acabas con la desigualdad econ¨®mica, las consecuencias para la sociedad no son buenas y la gente no estar¨¢ contenta. Ya vimos lo que le pas¨® a Mar¨ªa Antonieta¡±. El exalcalde sigue siendo un verso suelto.
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