Quebec, mucho nacionalismo y poca secesi¨®n
El Bloque Quebequ¨¦s triplica sus esca?os en las ¨²ltimas elecciones con un discurso alejado de la independencia
El d¨ªa de las elecciones de Canad¨¢, el pasado lunes, el l¨ªder del Bloque Quebequ¨¦s, Yves-Fran?ois Blanchet, se subi¨® al escenario exultante y afirm¨®: ¡°Creo que estamos vivos¡±. Tras ochos a?os de crisis, las noticias sobre la muerte del partido nacionalista se antojaron algo exageradas. Gran ganador de la noche, el Bloque triplic¨® su n¨²mero de esca?os, de los 10 a los 32, tras una campa?a en la que el sentimiento independentista ha quedado aparcado. ¡°Los votantes del Bloque saben que creemos que un d¨ªa ¡ªcuanto antes mejor, pero a su debido tiempo¡ª Quebec deber¨ªa elegir dotarse de los atributos de la soberan¨ªa¡±, se?al¨®, si bien, admit¨ªa tambi¨¦n: ¡°El alcance de nuestro mandato tiene l¨ªmites¡±.
Quebec ya ha celebrado dos referendos de independencia, uno en 1980 y otro en 1995, y en ambos casos gan¨® el no, pero la ¨²ltima consulta se sald¨® con una diferencia de apenas unas d¨¦cimas, poco m¨¢s de 50.000?votos (el s¨ª obtuvo un 49,4%). Aun as¨ª, el apoyo a la soberan¨ªa fue menguando con el paso de los a?os y ahora solo un 35% de la poblaci¨®n quebequesa se declara a favor, seg¨²n los sondeos m¨¢s recientes. Blanchet, exresponsable de Medio Ambiente del Gobierno regional, decidi¨® no agitar esa bandera desde que asumi¨® el liderazgo del partido el pasado enero y apost¨® por aumentar la autonom¨ªa de la regi¨®n en materia de inmigraci¨®n, idioma o impuestos.
La secesi¨®n, en resumen, est¨¢ fuera de la mesa o, al menos, todo lo fuera de la mesa que puede estar cuando un tercio de la poblaci¨®n s¨ª quiere la independencia. Las tensiones nacionalistas, sin embargo, se redoblan. El Gobierno quebequ¨¦s defendi¨® durante meses la introducci¨®n de una ley para obligar a los comercios, restaurantes u otro tipo de locales a saludar a los clientes exclusivamente en franc¨¦s, es decir, desterrar una f¨®rmula muy caracter¨ªstica de la ciudad de Montreal, en la que es habitual que le reciban a uno con un bonjour-hi, que mezcla franc¨¦s e ingl¨¦s. Esta expresi¨®n, bonjour-hi, se?a de identidad de esta divers¨ªsima ciudad, es motivo de orgullo para unos, pero un fastidio para otros. El Ejecutivo quebequ¨¦s acab¨® descartando una propuesta para vetar la expresi¨®n tras la ola de cr¨ªticas.
El ministro de Inmigraci¨®n, Simon Jolin-Barrette, tambi¨¦n responsable de las pol¨ªticas de protecci¨®n al franc¨¦s, renunci¨® a ¡°medida represivas¡±, seg¨²n sus palabras de primeros de octubre. Jolin-Barrette, miembro de Coalition Avenir Qu¨¦bec (CAQ), partido nacionalista de corte conservador, abog¨® por fomentar el saludo en franc¨¦s frente al saludo biling¨¹e a trav¨¦s de campa?as de concienciaci¨®n. La Asamblea Nacional Quebequesa ha aprobado ya dos veces ¡ªuna en 2017 y otra el pasado junio¡ª y por unanimidad mociones no vinculantes favoreciendo el bonjour frente al bonjour-hi.
El hist¨®rico primer ministro Pierre Trudeau, padre del actual mandatario, contaba en sus memorias que uno pod¨ªa llegar a un negocio y que el dependiente no le entendiese en franc¨¦s. El biling¨¹ismo es hoy una realidad, pero siempre sujeto a debate.¡°Montreal es una ciudad francesa¡±, recalca el ministro, si bien el 81% de los habitantes de la misma la consideran biling¨¹e, seg¨²n una encuesta de este mes elaborador por Leger, una firma de referencia, recogida por la cadena CBC.
La batalla del idioma y de la identidad sigue cotizando al alza. Los analistas destacan el efecto del ¡°proyecto de ley 21¡±, que, en defensa de la laicidad de Quebec, proh¨ªbe todo tipo de s¨ªmbolos religiosos a profesores, agentes de polic¨ªa y empleados p¨²blicos. Ha sido impulsada por los conservadores del CAQ, pero cuenta tambi¨¦n con el apoyo del Bloque. En un pa¨ªs que ha hecho de la multiculturalidad su santo y se?a, la legislaci¨®n ha desatado una grave pol¨¦mica y ha llegado ya a los tribunales, pero para los nacionalistas, m¨¢s que una batalla religiosa, es identitaria. Para el reci¨¦n reelegido primer ministro, el liberal Justin Trudeau, ha supuesto un quebradero de cabeza durante la campa?a. Se ha mostrado contrario, l¨®gicamente, pero se ha mostrado evasivo cuando le han preguntado si el Gobierno federal tambi¨¦n se personar¨¢ en la causa constitucional que han abierto varias asociaciones. ¡°En este momento ser¨ªa contraproducente involucrarse¡±, dijo ante de las elecciones.
Para el polit¨®logo Darrell Bricker, presidente de la empresa de sondeos Ipsos, el ¡°aumento del nativismo¡± en la provincia de Quebec, como reacci¨®n a buena parte de las olas migratorias de los ¨²ltimos a?os, cambia el mapa de la situaci¨®n para el nacionalismo. En Quebec, el ¨²nico grupo de poblaci¨®n que aumenta su peso son los llamados al¨®fonos (es decir, que no tienen como lengua materna ni el ingl¨¦s ni el franc¨¦s), seg¨²n datos del Censo.
Mientras, otro movimiento independentista se abre paso en Canad¨¢, pero desde el otro extremo del pa¨ªs, la rica provincia petrolera de Alberta. Varios sondeos apuntan a esta tendencia: uno, a primeros de a?o, se?alaba que el 50% ve¨ªa posible la secesi¨®n; el pasado julio, seg¨²n otro estudio, el 25% votar¨ªa a favor de ella. Wexit Alberta, una plataforma que lo promueve, arguye este auge del soberanismo a las consecuencias econ¨®micas de la ca¨ªda del precio del crudo y a las trabas del Gobierno federal a la industria. Es otro de los frentes que tendr¨¢ Trudeau en su nuevo mandato: la identidad del petr¨®leo.
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