Tambores de independencia en la provincia petrolera de Alberta
Un movimiento separatista se abre paso en Canad¨¢, y no procede de Quebec, sino de la rica, conservadora y rebosante de petr¨®leo Alberta
Desde hace algunos meses, la palabra independencia aparece con cada vez mayor frecuencia en medios de comunicaci¨®n de Canad¨¢. Sin embargo, Quebec no es esta vez su punto de origen, sino la rica provincia de Alberta, una suerte de Texas canadiense con actividad ganadera, pujanza conservadora y, por encima de todo, petr¨®leo a raudales. Seg¨²n un sondeo publicado a principios de a?o por el instituto Angus Reid, el 50% de los habitantes de Alberta, en el oeste del pa¨ªs, ve¨ªa posible la separaci¨®n de Canad¨¢. Otra encuesta, esta de Abacus el pasado julio, situaba en un 25% los habitantes de esta provincia ¡ªla m¨¢s acaudalada del pa¨ªs, con una renta por habitante que roza los 80.000 d¨®lares canadienses (algo m¨¢s de 54.000 euros)¡ª que votar¨ªan s¨ª a la independencia de Alberta en un potencial refer¨¦ndum. Pocas semanas despu¨¦s, la encuestadora Research Co. elev¨® esa cifra hasta el 30%, ligeramente por encima de la preferencia independentista entre los ciudadanos de Quebec, la provincia que hasta ahora hab¨ªa liderado el movimiento separatista en Canad¨¢.
?Qu¨¦ hay detr¨¢s de este fen¨®meno? ¡°Hemos sufrido por la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo. Son miles de empleos perdidos. Sin embargo, el Gobierno federal no nos apoya para exportarlo. Al contrario: pone trabas a la construcci¨®n de oleoductos, restringe el libre comercio e impone regulaciones medioambientales que no funcionan¡±, se queja Peter Downing, fundador de Wexit Alberta, una plataforma que busca la independencia y que hace, con su nombre, un gui?o claro al Brexit, jugando con el t¨¦rmino west (oeste). Surgido en febrero, este grupo organiza reuniones en distintas poblaciones para difundir la idea. ¡°Otras provincias, especialmente Quebec, se benefician del dinero que enviamos a la federaci¨®n. La soluci¨®n es la independencia¡±, dice a EL PA?S. ¡°Cuando abandonemos Canad¨¢, tendremos una econom¨ªa fuerte, una sociedad estable y buenos servicios¡±.
El hast¨ªo fiscal de Downing y de un n¨²mero creciente de ciudadanos de Alberta tiene que ver con los pagos de ecualizaci¨®n o solidaridad, un sistema creado en 1957 ¡ªy que tiene rango constitucional desde 1982¡ª para reducir desigualdades entre las provincias. El a?o pasado, Alberta aport¨® unos 20.000 millones de d¨®lares canadienses (13.500 millones de euros) a la caja com¨²n.
Los deseos de independencia no son nuevos en Alberta. Ya fueron considerables en los a?os ochenta, cuando el plan nacional de energ¨ªa ¡ªcreado por Pierre Elliott Trudeau, padre del actual primer ministro¡ª fue percibido como una intromisi¨®n federal. Las aguas se calmaron por la desaparici¨®n del plan y la presencia en Ottawa de algunos Gobiernos conservadores. Con la llegada de Justin Trudeau, sin embargo, la idea de la secesi¨®n ha vuelto a tomar fuerza con mensajes como ¡°este pa¨ªs est¨¢ roto¡± o ¡°Alberta debe tomar su propia ruta¡± por la v¨ªa m¨¢s tradicional ¡ªcarteles¡ª y por la m¨¢s moderna ¡ªredes sociales¡ª.
Downing no oculta su c¨®lera hacia Trudeau hijo, aunque comenta que los problemas van m¨¢s all¨¢ del Gobierno liberal: ¡°Los pagos de solidaridad tienen ya muchos a?os. Adem¨¢s, Alberta cuenta ¨²nicamente con 34 asientos en el Parlamento federal, frente a los 121 de Ontario y los 78 de Quebec. Estas provincias imponen la agenda. No les importa nuestra opini¨®n¡±. El l¨ªder de Wexit Alberta obvia, en cambio, que la poblaci¨®n de Alberta supera por poco los cuatro millones de habitantes ¡ªla mitad que Quebec y la tercera parte que Ontario¡ª y en Canad¨¢ el sistema de reparto de la representaci¨®n pol¨ªtica obedece fundamentalmente a criterios demogr¨¢ficos. En el plano fiscal, si bien Alberta contribuye abundantemente a la caja com¨²n, tambi¨¦n es cierto que sus ciudadanos pagan ¡ªen promedio¡ª menos impuestos que el resto de canadienses y la mitad que los quebequenses. Adem¨¢s, la provincia recibe fondos federales para ciertos programas sociales.
Fr¨¦d¨¦ric Boily, profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Alberta, se?ala que el sentimiento de alienaci¨®n, muy propagado en el oeste canadiense ¡ªno solo en esta provincia, sino tambi¨¦n en Saskatchewan y Manitoba¡ª, no es un asunto menor ni reciente. Sin embargo, subraya, la situaci¨®n por la que atraviesa la industria petrolera y la llegada de un Gobierno liberal en Ottawa en 2015 ¡ªcon pol¨ªticas mal vistas en este punto del mapa¡ª han reavivado la llama independentista.
En el lado contrario, parad¨®jicamente, tambi¨¦n han crecido las voces que reprochan a Trudeau su apoyo a las empresas de hidrocarburos, la nacionalizaci¨®n del oleoducto Trans Mountain y el posterior anuncio de su ampliaci¨®n. Y que piden que los grav¨¢menes al carbono sean m¨¢s ambiciosos.
Fuerza en las calles, pero no en las urnas
La traslaci¨®n de los tambores de independencia que se escuchan en la calle al poder pol¨ªtico real est¨¢ siendo, sin embargo, muy lenta. El conservador Jason Kenney arras¨® en las urnas en las ¨²ltimas elecciones provinciales, la pasada primavera, y el Partido de la Independencia de Alberta obtuvo solo el 0,7% de los votos. ¡°Los electores ten¨ªan en mente mostrar su descontento hacia la primera ministra Rachel Notley¡±, justifica Boily. ¡°El resultado muestra que el impulso independentista actual proviene m¨¢s de un sentimiento que de un verdadero programa pol¨ªtico¡±. Y es que el principal reto para Wexit Alberta es, justamente, convertirse en la fuerza que lidere el movimiento independentista, que por ahora no representa una amenaza real para la integridad territorial de Canad¨¢.
¡°Deben ocurrir tres cosas para que nuestro proyecto se posicione: unificar esfuerzos, que Trudeau consiga la reelecci¨®n y que Kenney no cumpla sus promesas¡±, sostiene Downing. El nuevo premier de Alberta ha anunciado que celebrar¨¢ un refer¨¦ndum provincial en 2021 sobre los pagos de solidaridad si el Gobierno federal y algunas provincias siguen sin apoyar la construcci¨®n de un oleoducto hacia la costa atl¨¢ntica, lo que desactivar¨ªa buena parte del sentimiento secesionista. ¡°Da la sensaci¨®n de que Kenney infla la amenaza independentista para aumentar la presi¨®n sobre el Gobierno de Trudeau en algunos asuntos¡±, analiza Daniel B¨¦land, director del Instituto de Estudios sobre Canad¨¢ de la Universidad McGill. El objetivo de Kenney, opina, es presentarse como un interlocutor cre¨ªble y moderado.
Tambi¨¦n expresa que los resultados de las elecciones federales del pr¨®ximo d¨ªa 21 (cuya campa?a arranc¨® el 11 de septiembre) marcar¨¢n en buena medida el futuro de las tensiones entre Alberta y la federaci¨®n. ¡°Si Trudeau consigue la reelecci¨®n, las tensiones pueden continuar. En caso de un triunfo conservador, el panorama deber¨ªa calmarse, ya que ese partido goza de mayor popularidad en la provincia¡±, afirma.
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