Los liberaldem¨®cratas aspiran a redefinir el mapa pol¨ªtico brit¨¢nico

Las promesas de revoluci¨®n visten ¨²ltimamente de naranja, y como ese color, oscilan siempre entre el entusiasmo y el hast¨ªo. En un sistema electoral mayoritario como el del Reino Unido, en el que el ganador se lleva todo y millones de papeletas acaban en la basura, el Partido Liberal Dem¨®crata (PLD) conf¨ªa en que la crisis no resuelta del Brexit sea el golpe de suerte que le a¨²pe a la liga de honor. "En otros tiempos, en estas mismas circunstancias, los liberaldem¨®cratas aspirar¨ªamos a duplicar nuestro n¨²mero de esca?os [20, de un total de 650]. Pero el pa¨ªs nos exige que seamos m¨¢s ambiciosos. Y debemos estar a la altura del reto, porque en estas elecciones se decide el futuro de las generaciones venideras", ha anunciado la l¨ªder de la formaci¨®n, Jo Swinson (Glasgow, 39 a?os), en el acto de inauguraci¨®n de su campa?a electoral, sobre fondo naranja. "Nunca imagin¨¦ que me presentar¨ªa hoy aqu¨ª para anunciar que aspiro a ser primera ministra del Reino Unido. Pero cuando observo a Boris Johnson y a Jeremy Corbyn, estoy absolutamente segura de que puedo hacerlo mejor que ellos".

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La formaci¨®n ha atravesado en tiempo r¨¦cord una traves¨ªa del desierto de la que parece a punto de salir el pr¨®ximo 12 de diciembre. El experimento de Gobierno de coalici¨®n de su entonces l¨ªder, Nick Clegg, con el conservador David Cameron aniquil¨® a los liberaldem¨®cratas, que se llevaron todo el castigo del electorado por los a?os de austeridad impuesta. Pasaron de tener 57 esca?os en Westminster en 2010 a ara?ar solo 8 cinco a?os despu¨¦s. En las elecciones de 2017 comenzaron a remontar, pero de un modo muy marginal, hasta llegar a los 12 diputados. En la actualidad, sin embargo, ten¨ªan 20, porque un continuo goteo de deserciones de conservadores y laboristas, en huida de los extremismos del Brexit, encontraba en el PLD su desembocadura natural.

Ha sido una cuesti¨®n de tiempo, y los frutos del esfuerzo han ca¨ªdo todos en manos de Swinson, una mujer s¨®lida en su discurso y convicciones que el pasado julio se hizo finalmente con el liderazgo del partido despu¨¦s de a?os a la sombra del veterano Vince Cable. Mientras los conservadores se debat¨ªan entre un Brexit salvaje o un acuerdo a rega?adientes con la UE, y el laborista Corbyn refunfu?aba hasta aceptar a desgana la promesa de un segundo refer¨¦ndum, los liberaldem¨®cratas han hecho bandera de un europe¨ªsmo sin complejos que ha atra¨ªdo a las clases urbanas, j¨®venes y educadas. "La gente no quiere permanecer en la UE por la presunta eficacia de sus maneras burocr¨¢ticas, sino porque comparte los mismos valores y la misma visi¨®n del mundo que nuestros vecinos europeos. Ese es el verdadero cambio que estamos presenciando", ha dicho Swinson.

Aunque, como toda campa?a electoral, los mensajes son una mezcla de expectativas infladas y de voluntarismo pol¨ªtico. La realidad es que los libdems suman 120.000 afiliados frente a los 180.000 de los conservadores o el casi medio mill¨®n del laborismo. Y que frente a los m¨¢s de cinco millones de euros recaudados en donaciones por los dos grandes partidos, el PLD apenas ha llegado a los dos millones.

Swinson, sin embargo, ha visto clara su oportunidad. Fue ella, en coordinaci¨®n con los nacionalistas escoceses del SNP, la primera que tendi¨® el cebo a Boris Johnson. Le ofreci¨® su apoyo para celebrar las elecciones generales adelantadas que persegu¨ªa. Y logr¨® burlar, parad¨®jicamente, la Ley de Mandato Parlamentario Fijo de 2011 que los liberaldem¨®cratas hab¨ªan impulsado para evitar que los grandes partidos convocaran a las urnas cuando a ellos les conven¨ªa. Los laboristas, nada convencidos de las posibilidades de su candidato Corbyn, acabaron apoyando a desgana la estrategia. El PLD puso una condici¨®n que para ellos ten¨ªa casi un significado existencial: que se paralizara la tramitaci¨®n del acuerdo del Brexit alcanzado con la UE por Johnson, una vez asegurada una nueva pr¨®rroga hasta el 31 de enero. Era el modo de presentarse ante los electores con la crisis sin resolver, y poder as¨ª mantener la promesa de evitar la salida de la Uni¨®n Europea. Porque el PLD no juega con la idea de un segundo refer¨¦ndum o un nuevo acuerdo. Su objetivo es claro: si ganan, revocar¨¢n el art¨ªculo 50 del Tratado de Lisboa (el mecanismo que puso en marcha el Brexit).

"No menospreciar¨ªa a Swinson. Me parece una pol¨ªtica muy s¨®lida y con una cabeza muy bien amueblada", explicaba hace pocas semanas a EL PA?S Vernon Bogdanor, uno de los constitucionalistas m¨¢s prestigiosos del Reino Unido, y en su d¨ªa tutor del joven David Cameron. Cuando as¨ª lo afirmaba, a principios de octubre, una encuesta de YouGov colocaba a la l¨ªder liberaldem¨®crata por delante del laborista Corbyn, 23% frente a 21%. Hoy, cuando las elecciones generales ya son una realidad con fecha concreta (12 de diciembre), las cifras han comenzado a resituarse, y el principal partido de la oposici¨®n tiene un apoyo del 25% frente al 16% de los libdems.

El PLD cree que necesita pocos votos para dar la vuelta a la situaci¨®n en muchas circunscripciones (grandes ciudades y el sur de Inglaterra) y que tiene a su alcance m¨¢s de cien esca?os. La batalla, sin embargo, acaba de comenzar, y Swinson tiene intenci¨®n de recorrerse el pa¨ªs de punta a punta en una campa?a de estilo presidencialista que le ayude a consolidar un nombre, el suyo, que ya resuena con fuerza entre los brit¨¢nicos. De hecho, la misma empresa de sondeos, YouGov, refleja que ya son mayor¨ªa los ciudadanos que quieren verla codo con codo junto a Johnson y Corbyn en los debates televisados.