El rabino jefe de los jud¨ªos ortodoxos del Reino Unido cuestiona el liderazgo de Jeremy Corbyn
El arzobispo de Canterbury, jefe de la iglesia anglicana, respalda las cr¨ªticas del rabino
Las acusaciones de antisemitismo que persiguen a Jeremy Corbyn desde que asumi¨® el liderazgo del Partido Laborista han estallado este martes del modo m¨¢s inesperado, a apenas dos semanas de las elecciones generales del 12 de diciembre. El rabino jefe de las Comunidades Jud¨ªas Ortodoxas de la Commonwealth (la Comunidad de Naciones surgida del fin del Imperio Brit¨¢nico, con el Reino Unido a la cabeza), Eprhaim Mirvis, ha publicado una carta demoledora en el diario The Times en la que pone en duda la capacidad del candidato laborista de ocupar el n¨²mero 10 de Downing Street. ¡°?Cu¨¢l debe ser el grado de complicidad del l¨ªder de la Leal Oposici¨®n de Su Majestad con todos los prejuicios [en el seno de su partido] para que no se le considere apto para el cargo de primer ministro? ?Basta con su relaci¨®n con todos aquellos que han fomentado el odio contra los jud¨ªos? ?Basta con llamar 'amigos' a aquellos que defienden el asesinato de los jud¨ªos?¡±, ha escrito Mirvis. El l¨ªder religioso de los jud¨ªos brit¨¢nicos era consciente de que el momento elegido para lanzar tan tremendo alegato ten¨ªa una carga pol¨ªtica de profundidad. ¡°No me corresponde decir a nadie a qui¨¦n tiene que votar. Y lamento hallarme en esta situaci¨®n. Simplemente pregunto: ?Qu¨¦ dir¨¢ el resultado de estas elecciones sobre el sentido moral de nuestro pa¨ªs? Cuando llegue el 12 de diciembre, pido a todos que voten seg¨²n su conciencia. Pero que nadie lo dude: est¨¢ en juego la propia alma de nuestra naci¨®n¡±, concluye en su texto.
?El impacto de sus palabras se vio agrandado horas despu¨¦s cuando el arzobispo de Canterbury, Justin Welby (el m¨¢ximo representante de la Iglesia Anglicana, despu¨¦s de Isabel II), respald¨® el lamento de Mirvis a trav¨¦s de su cuenta en la red social Twitter. ¡°Que el rabino jefe se haya visto obligado a hacer una declaraci¨®n tan poco habitual, y en estos momentos, deber¨ªa alertarnos del profundo sentimiento de inseguridad que viven muchos jud¨ªos brit¨¢nicos¡±, apunt¨®.
Corbyn lucha desesperadamente por quitarse de encima las acusaciones de tibieza y complicidad con el antisemitismo. En el congreso laborista celebrado en Birmingham el pasado septiembre convirti¨® en pieza clave de su discurso el compromiso por erradicar cualquier forma de racismo o intolerancia en su organizaci¨®n, y ayer mismo volvi¨® a responder: ¡°El antisemitismo, en cualquiera de sus manifestaciones, es vil y err¨®neo. Es un mal instalado en el seno de nuestra sociedad que no tiene cabida, y bajo un Gobierno laborista no ser¨¢ tolerado en absoluto¡±, ha dicho este martes.
Corbyn ha sido incapaz de quitarse de encima durante este tiempo los errores fruto de su pasado militante en el ala m¨¢s izquierdista del partido. Los medios han resucitado im¨¢genes suyas en el homenaje a uno de los asesinos de la masacre del equipo ol¨ªmpico israel¨ª en Munich; o declaraciones en las que pon¨ªa en duda la capacidad de los jud¨ªos brit¨¢nicos de entender la iron¨ªa inglesa; o su apoyo a un graffiti con pretensiones art¨ªsticas en el sureste de Londres que representaba a un grupo de ancianos con narices ganchudas conspirando sobre las espaldas de obreros desharrapados. Pero sobre todo, fue incapaz de zanjar con autoridad y firmeza las decenas de acusaciones de antisemitismo en el seno del partido. Declaraciones y comentarios despectivos de algunos de sus miembros (en alg¨²n caso, firmes aliados del propio Corbyn) apenas merecieron un leve expediente. La tibieza mostrada ante el acoso sufrido por algunos diputados como Luciana Berger, que acab¨® abandonando la formaci¨®n, provoc¨® la repulsa y condena de figuras laboristas relevantes como Tony Blair o Gordon Brown.
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