El primer ministro de Irak anuncia su dimisi¨®n tras dos meses de protestas
El gran ayatol¨¢ Sistani pide a los diputados que retiren la confianza al Gobierno tras vivir la jornada m¨¢s sangrienta desde que empezaron las manifestaciones que ya dejan 400 muertos
El primer ministro de Irak, Adel Abdelmahdi, ha anunciado este viernes que va a presentar su dimisi¨®n al Parlamento. Era una las exigencias de las protestas populares que desde hace casi dos meses exigen la reforma del sistema pol¨ªtico establecido tras el derribo de Sadam Husein en 2003. Con el respaldo de Ir¨¢n, Abdelmahdi hab¨ªa condicionado ese paso a que los partidos encontraran una alternativa para evitar el vac¨ªo de poder. Tras los 68 muertos el jueves en la represi¨®n de las protestas y el serm¨®n del gran ayatol¨¢ Ali Sistani en el que pidi¨® que el Parlamento le retire la confianza, ni a sus socios de coalici¨®n ni a sus padrinos iran¨ªes les ha quedado otra salida.
El propio Abdelmahdi ha reconocido el peso de la intervenci¨®n de la m¨¢s alta autoridad religiosa chi¨ª de Irak. ¡°En respuesta a este llamamiento [al cambio], y para facilitarlo lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, voy a pedir al Parlamento que acepte mi dimisi¨®n como jefe del actual Gobierno¡±, afirma un comunicado firmado por el primer ministro y distribuido por su oficina. El texto no precisa cu¨¢ndo va a dimitir, pero la Asamblea va a reunirse el pr¨®ximo domingo para debatir la crisis.
La noticia del cese de Abdelmahdi ha desatado una explosi¨®n de j¨²bilo en la plaza de Tahrir de Bagdad, origen de las protestas que desde el 1 de octubre se han extendido por todo el sur de Irak. Pero eso ni es suficiente para poner fin a la movilizaci¨®n popular, ni ha evitado que se produjeran 15 muertos m¨¢s en Naseriya, donde la muerte la v¨ªspera de 46 manifestantes por disparos de las fuerzas de seguridad ha llevado a la dimisi¨®n del gobernador y el jefe de la polic¨ªa, tras el cese fulminante del responsable militar. Aunque las autoridades no facilitan cifras oficiales, se han superado los cuatro centenares de muertos y los 15.000 heridos, seg¨²n c¨®mputos de las agencias de noticias con datos de fuentes m¨¦dicas.
Poco antes, Sistani hab¨ªa instado a los diputados a que se replantearan su apoyo al Gobierno. De acuerdo con el serm¨®n le¨ªdo por su representante durante el rezo del viernes y retrasmitido por televisi¨®n, el venerado cl¨¦rigo estima que el Gabinete se ha mostrado incapaz de hacer frente a la crisis y fracasado en proteger los derechos de los iraqu¨ªes o evitar el ba?o de sangre.
?Y ahora qu¨¦?
La dimisi¨®n de Adel Abdelmahdi no ser¨¢ efectiva hasta que no se presente en el Parlamento y 165 de sus 329 diputados la aprueben. Pero dado que la Constituci¨®n de 2005 no contempla la dimisi¨®n del primer ministro, los expertos no tienen claro si, como sucede en caso de un voto de censura (art¨ªculo 61), todo el Gobierno pasar¨¢ a estar en funciones. En cualquier caso, su cese solo abre un nuevo problema: El presidente dispone de 15 d¨ªas para nombrar al candidato del "mayor bloque parlamentario". Pero las elecciones de 2018 no dieron una mayor¨ªa clara a ning¨²n grupo: los sadristas obtuvieron 54 esca?os, la alianza de la Conquista (Fatah) de Hadi al Ameri (considerado el hombre de Teher¨¢n) logr¨® 47 y la alianza de la Victoria del ex primer ministro Haider al Abadi, 42. La elecci¨®n de Abdelmahdi, un independiente que hasta 2017 hab¨ªa militado en el Consejo Supremo Isl¨¢mico de Irak, fue fruto de un complicado pacto. Mientras, en la plaza de Tahrir, epicentro de las protestas, la dimisi¨®n del primer ministro solo se ve como un primer paso. Las manifestaciones no van a cesar.
¡°El Parlamento, del que surgi¨® el actual Gobierno, debe reconsiderar sus opciones y hacer lo que convenga al inter¨¦s de Irak¡±, se?alaba el gran ayatol¨¢ que a sus 89 a?os rara vez aparece en p¨²blico. Se trata de su gesto m¨¢s claro de apoyo a los manifestantes, algunos de los cuales hab¨ªan empezado a cuestionar su respaldo. Sistani, que a diferencia de sus pares en el vecino Ir¨¢n siempre ha evitado la intervenci¨®n directa en pol¨ªtica, se ha convertido en un referente moral cuya bendici¨®n se traduce en legitimidad (dos tercios de los 39 millones de iraqu¨ªes siguen la rama chi¨ª del islam y su ponderaci¨®n le ha granjeado el respeto de otras confesiones).
Pero Sistani tambi¨¦n ha vuelto a recordar a los indignados que ¡°no deben permitir que las protestas pac¨ªficas se conviertan en ataques a la propiedad o las personas¡±. La v¨ªspera, el incendio del Consulado de Ir¨¢n en Nayaf, ciudad en la que reside el cl¨¦rigo, desat¨® una fuerte respuesta de las fuerzas de seguridad que, seg¨²n el ¨²ltimo recuento, dej¨® 68 muertos y un millar de heridos en todo el pa¨ªs. Algunos observadores han atribuido ese endurecimiento a los grupos proiran¨ªes apadrinados por Teher¨¢n.
La Rep¨²blica Isl¨¢mica se encuentra en el punto de mira de los manifestantes que, tras la salida de las tropas estadounidenses, acusan a sus dirigentes de utilizar Irak para lograr influencia regional. Significativamente, la mayor crisis iraqu¨ª desde la irrupci¨®n del Estado Isl¨¢mico en 2014 enfrenta a la poblaci¨®n de las regiones eminentemente chi¨ªes (Bagdad y el sur del pa¨ªs) contra las ¨¦lites gobernantes tambi¨¦n chi¨ªes, a quienes se percibe como t¨ªteres de Ir¨¢n. Tanto las provincias sun¨ªes como las kurdas se han mantenido al margen de las protestas.
Al grito de ¡°queremos la ca¨ªda del r¨¦gimen¡±, los manifestantes, en su mayor¨ªa pac¨ªficos, se quejan de la falta de empleo, del mal estado de los servicios p¨²blicos y, sobre todo, de la corrupci¨®n. Ese eslogan es el mismo que durante la primavera ¨¢rabe se coreaba contra los dictadores de T¨²nez, Egipto, Siria o Yemen. Aunque Irak ya no es una dictadura, la indignaci¨®n con los gobernantes se basa en datos: durante los 16 a?os desde que EE UU derrib¨® a Sadam, la corrupci¨®n se ha tragado 400.000 millones de euros, dos veces el producto interior bruto, seg¨²n cifras oficiales.
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