La llamada a la paz de la ONU cae en saco roto
ONG y expertos estiman en cientos de miles las v¨ªctimas y desplazados por conflictos en los dos ¨²ltimos meses
Los bombardeos alcanzaron el pueblo de Al¨ª, en la provincia yemen¨ª de Hajjah, el 6 de mayo. ¡°Mi primo intent¨® huir de la granja con su familia, pero un misil los alcanz¨®. Murieron los tres, incluido un beb¨¦¡±, relat¨® este hombre en una entrevista sobre el terreno del Consejo Noruego para los Refugiados. Al igual que ¨¦l, 24.000 personas han perdido su hogar en el pa¨ªs ¨¢rabe desde que el 23 de marzo el secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, pidiera una tregua mundial para hacer frente a la pandemia de coronavirus.
M¨¢s de dos meses despu¨¦s, los ataques de la coalici¨®n dirigida por Arabia Saud¨ª prosiguen en Yemen, los rebeldes Huthi han llegado a las puertas de la provincia petrolera de Maarib y los separatistas del sur han declarado la autodeterminaci¨®n en la ciudad portuaria de Ad¨¦n. Ese pa¨ªs es tan solo un ejemplo del limitado impacto del llamamiento de alto el fuego hecho por Guterres.
Los ¨²ltimos datos recogidos por la organizaci¨®n The Armed Conflict Location & Event Data Project (Acled) arrojan cerca de 12.500 v¨ªctimas mortales ¡ªque hayan sido registradas, y que se elevan a 16.000 si se incluye a fallecidos por enfrentamientos con grupos de narcos¡ª a causa de conflictos armados desde la llamada a la paz, a lo que se suman m¨¢s de 650.000 personas desplazadas, seg¨²n el Consejo Noruego para los Refugiados. Otras ONG con datos parciales han contabilizado m¨¢s de 300 muertos en Siria, el Gobierno yemen¨ª en el exilio cifr¨® en 500 los fallecidos en abril, y en Afganist¨¢n fueron m¨¢s de 3.000 en dos meses, seg¨²n Acled.
¡°La petici¨®n de un alto el fuego ha tenido un gran impacto, con el respaldo de 114 Gobiernos, organizaciones regionales, l¨ªderes religiosos y m¨¢s de 200 grupos de la sociedad civil que abarcan todas las regiones. Entre todos ellos, 16 grupos armados¡±, explica el portavoz del secretario general de la ONU, St¨¦phane Dujarric. ¡°Pero al mismo tiempo, sabemos que la desconfianza sigue y que es dif¨ªcil pasar a la implementaci¨®n¡±, admite.
Acled, ONG dedicada a hacer seguimiento de los conflictos armados en el mundo, conclu¨ªa en su informe de mayo que el llamado al alto el fuego ¡°se ha topado en gran medida con o¨ªdos sordos¡±. Seg¨²n su estudio, de 43 pa¨ªses analizados con m¨¢s de medio centenar de incidentes de violencia organizada (desde conflictos a choques con grupos del narcotr¨¢fico), tan solo en 12 de ellos hubo alg¨²n part¨ªcipe del conflicto que respondiera al llamamiento de la ONU. En los otros 31 pa¨ªses, ninguna de las partes contest¨® a esta petici¨®n e incluso registraron una mayor tasa de violencia.
¡°La situaci¨®n con los alto el fuego es compleja¡±, afirma Dujarric. ¡°La lucha contin¨²a en Afganist¨¢n y Siria; la situaci¨®n en el Sahel se ha deteriorado tras el aumento de los ataques; los choques armados han crecido en Libia, donde las partes han pedido treguas en varias ocasiones en el pasado¡±.
Venta de armas
Incluso los ¨¦xitos que m¨¢s esperanzas hab¨ªan dado a la ONU han resultado ef¨ªmeros: el 20 de abril, tres soldados filipinos mor¨ªan en una emboscada de la guerrilla mao¨ªsta del Nuevo Ej¨¦rcito del Pueblo, en la provincia de Negros Occidental. El grupo armado filipino hab¨ªa sido uno de los primeros en sumarse a la iniciativa de Guterres, declarando un alto el fuego con Manila. En Colombia, el cese de hostilidades que declar¨® a finales de marzo el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) se ha visto empa?ado por el recrudecimiento de otros frentes, como la guerra que se ha desatado entre los distintos grupos armados por el control de las zonas rurales y el aumento de asesinatos de l¨ªderes sociales durante la pandemia.
¡°Los actores de estos conflictos act¨²an de manera estrat¨¦gica y el hecho de que los Gobiernos a los que se enfrentan tengan que desviar recursos para ayudar a detener la propagaci¨®n del virus puede convertirse en un incentivo para no detener los combates¡±, explican los expertos de Acled, advirtiendo de que la pandemia se ha convertido tambi¨¦n en una oportunidad para muchos grupos violentos de intentar alcanzar legitimidad frente a los Gobiernos, como es el caso de los talibanes en Afganist¨¢n, que han repartido mascarillas pero tambi¨¦n han atacado una base militar. Acled destaca tambi¨¦n casos en los que fuerzas estatales han usado una violencia desproporcionada. Es el caso de Sud¨¢frica, con m¨¢s de 800 denuncias de abuso de poder de las fuerzas de seguridad en la cuarentena.
La ONG Oxfam Interm¨®n, en el estudio Conflictos en tiempos del coronavirus, considera fracasada la iniciativa de Guterres y apunta a miembros del propio Consejo de Seguridad, ¡°que siguen siendo part¨ªcipes de conflictos armados¡± o venden armas ¡°a facciones en guerra¡±.
Veto de EE UU en el Consejo de Seguridad
La iniciativa para potenciar el alto el fuego fue bloqueada por EE UU el 8 de mayo en el Consejo de Seguridad, debido a que se propon¨ªa apoyar la labor de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), de la que Donald Trump se ha retirado esta semana. El secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, Jan Egeland, resumi¨® el resultado as¨ª en un comunicado: ¡°Mientras la gente est¨¢ siendo desplazada y asesinada, los poderosos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se pelean como cr¨ªos. Los l¨ªderes mundiales deber¨ªan forzar a los distintos partidos a un alto el fuego y unirse para proteger a la sociedad de la covid-19. No es el momento para pol¨ªticas de guarder¨ªa¡±.
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