Los Huthi siguen avanzando en Yemen tras cinco a?os de intervenci¨®n saud¨ª
Los rebeldes est¨¢n a las puertas de la provincia petrolera de Maarib, refugio de cientos de miles de desplazados
A punto de cumplirse cinco a?os desde que Arabia Saud¨ª interviniera militarmente en Yemen, se extiende la sensaci¨®n de que los rebeldes a los que pretend¨ªa frenar est¨¢n ganando la guerra. Los Huthi, que desde finales de 2014 controlan San¨¢, est¨¢n a las puertas de la provincia petrolera de Maarib, situada al este de la capital yemen¨ª y refugio de cientos de miles de desplazados por el conflicto. Si como parece previsible la toman en las pr¨®ximas semanas, la comunidad internacional deber¨¢ replantearse su posici¨®n ante ese movimiento que controla las instituciones del Estado y el territorio donde vive la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, y al que la ONU ya ha aceptado como interlocutor.
¡°Tanto Estados Unidos como Arabia Saud¨ª insisten en mantener la existencia del Gobierno [internacionalmente reconocido] de Yemen incluso cuando este est¨¢ paralizado. Hasta ahora eso ha dado cierto grado de identidad a las fuerzas bajo su paraguas, pero si Maarib cae bajo control Huthi se acabar¨¢ esa ficci¨®n¡±, declara el polit¨®logo yemen¨ª Abdulghani al Iryani, del Centro de Estudios Estrat¨¦gicos de San¨¢. Aunque los rebeldes apenas controlan una cuarta parte del pa¨ªs, se trata de la m¨¢s poblada, donde vive el 70% de los 28 millones de yemen¨ªes.
Al Iryani se muestra convencido de que los Huthi ya han ganado la guerra. No se trata de que hayan conseguido una victoria militar, sino de que han resistido mientras las fuerzas gubernamentales, con todo el apoyo exterior, se fracturaban y sus representantes pol¨ªticos permanec¨ªan en Arabia Saud¨ª. ¡°Es un desprecio vergonzoso por la vida humana que est¨¦n causando miles de muertes por una mejora marginal de su posici¨®n negociadora. La continuaci¨®n de la guerra es criminal¡±, conf¨ªa en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Jordania.
Un portavoz Huthi declar¨® el pasado domingo que sus soldados estaban en condiciones de invadir la provincia de Maarib (bajo control gubernamental) tras haber hecho importantes avances militares en el noreste del pa¨ªs. ¡°Est¨¢n a 12 kil¨®metros de Maarib capital¡±, advierte desde San¨¢ un yemen¨ª que tiene familiares refugiados en aquella ciudad, desde la que hace tres mil a?os gobernaba su imperio la reina de Saba. ¡°Si atacan va a ser un desastre humano porque mucha gente vive en campamentos¡±, alerta.
Casi una cuarta parte de los 3,6 millones de desplazados internos por la guerra han encontrado trabajo o al menos cobijo en esa provincia, donde se hallan los principales dep¨®sitos de petr¨®leo y gas de Yemen. Esa riqueza y un interesante experimento de gobernanza local ha permitido que la zona se mantuviera relativamente estable hasta ahora y alentado el desarrollo de peque?as industrias, incluida una modesta f¨¢brica de helados, verdadero lujo en un pa¨ªs al borde de la hambruna.
¡°Ha sido una experiencia interesante, tal vez pueda mantenerse si los Huthi no la toman a la fuerza y le permiten un cierto grado de autonom¨ªa¡±, se?ala Al Iryani. Seg¨²n sus informaciones, los rebeldes ¡°est¨¢n tratando de negociar con las tribus para llegar a un acuerdo para que les entreguen la provincia y evitar el enfrentamiento¡±, una f¨®rmula que ya han utilizado antes. ¡°Eso significar¨ªa la desaparici¨®n de la presencia gubernamental¡±, subraya.
¡°Los jefes tribales y la gente de los pueblos no apoyan al Gobierno de [Abdrabbo Mansur] Hadi y saben que si no aceptan el pacto [de los Huthi] hoy, ma?ana puede ser tarde¡±, apunta el residente de San¨¢. Este hombre, muy cr¨ªtico con los rebeldes, destaca no obstante que sus fuerzas est¨¢n ¡°muy motivadas¡±. ¡°Luchan hasta la muerte y en muchos lugares los soldados desertan cuando los ven llegar¡±, asegura.
Desde finales de enero, la milicia Huthi ha intensificado sus operaciones militares y llevado a cabo varias ofensivas que tienen como objetivo Maarib. Hace apenas dos semanas, los rebeldes lograron hacerse con el control de Al Hazm, la capital de la vecina provincia de Al Jawf, lo que ahora les permite avanzar tambi¨¦n desde el norte.
¡°Es una indicaci¨®n de la debilidad y divisi¨®n de la otra parte, el Gobierno internacionalmente reconocido, porque los socios de la coalici¨®n, Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos (EAU) est¨¢n compitiendo entre ellos por el control del sur¡±, interpreta Al Iryani que antes trabaj¨® en el equipo del enviado especial de la ONU.
Tras su destituci¨®n por los Huthi a principios de 2015, el presidente Hadi pidi¨® ayuda a Arabia Saud¨ª. Fue el pretexto que necesitaba el reino para intervenir ya que tem¨ªa que los rebeldes abrieran la puerta a Ir¨¢n, su rival por la influencia en la regi¨®n; adem¨¢s, su joven ministro de Defensa, el pr¨ªncipe Mohamed Bin Salman, vio una oportunidad de bru?ir sus credenciales para convertirse heredero. Riad se apresur¨® en presentar la acci¨®n como una ¡°campa?a ¨¢rabe¡±, pero m¨¢s all¨¢ del apoyo nominal y el env¨ªo de algunos soldados, s¨®lo EAU se implic¨® activamente con un despliegue sobre el terreno.
Abu Dhabi tambi¨¦n respond¨ªa a sus intereses: entrenar una fuerza aliada que frenara el avance de Al Qaeda y el Estado Isl¨¢mico muy cerca de sus fronteras. En el proceso, sali¨® a la luz la rivalidad con su aliado saud¨ª por el control de los puertos yemen¨ªes. Esa competencia ha evidenciado en los repetidos enfrentamientos de sus respectivas milicias aliadas en Ad¨¦n. Arabia Saud¨ª parece estar preparado para un nuevo asalto a esa estrat¨¦gica ciudad meridional, en manos del Consejo de Transici¨®n del Sur que apoya EAU, algo que los Huthi est¨¢n aprovechando.
¡°Arabia Saud¨ª y Emiratos no han respaldado a las fuerzas leales en Al Jawf¡±, asegura la fuente de San¨¢, que teme que suceda lo mismo en Maarib. ¡°Los bombardeos a¨¦reos han llegado muy tarde, cuando los rebeldes ya hab¨ªan tomado los dep¨®sitos de armas abandonados por los soldados, el ayuntamiento de la capital y gran parte de la provincia¡±.
La ONU ha expresado su alarma por el aumento de los combates, a la vez que admite su impotencia para hacer frente a la que, ya antes del coronavirus, era la peor crisis humanitaria. Varios millones sufren la falta de alimentos y medicinas que ahora s¨®lo puede agravarse con el mundo centrado en la pandemia. Nadie sabe el n¨²mero de muertos que ha causado la guerra. ¡°No hay cifras actualizadas, pero hace dos a?os superaban los 200.000¡±, dice Al Iryani que recuerda que ante la falta de un mecanismo de recogida de datos basaron sus estimaciones ¡°en las solicitudes de pensiones de los familiares de los m¨¢rtires¡±.
Un Estado inspirado por el modelo iran¨ª
Los controles que los Huthi establecieron en las calles de San¨¢ cuando tomaron la ciudad hace cinco a?os se han reducido. "Ahora cuentan con un buen servicio de informaci¨®n. Saben a qui¨¦n detener, cu¨¢ndo y d¨®nde", conf¨ªa un residente en la capital yemen¨ª. "Se comportan como si ya hubieran ganado la guerra", asegura.
Controlan el Estado y lo est¨¢n modelando a imagen y semejanza de Ir¨¢n, a pesar de que la rama zayd¨ª del islam que siguen est¨¢ m¨¢s pr¨®xima de los sun¨ªes que del chi¨ªsmo. Es fruto del apoyo de la Rep¨²blica Is¨¢mica (donde estudian 5.000 yemen¨ªes), pero tambi¨¦n una reacci¨®n al proselitismo que los predicadores saud¨ªes llevaron a cabo durante d¨¦cadas en esa comunidad.
"La vida se ha normalizado; de momento, el aislamiento nos est¨¢ protegiendo de contagiarnos del coronavirus", a?ade la fuente. Lo que no ha evitado son los efectos econ¨®micos. "El rial ha vuelto a depreciarse respecto al d¨®lar y eso encarece todo", lamenta. Tambi¨¦n han cerrado escuelas y universidades, se desincentivan las actividades sociales, y Cruz Roja y Naciones Unidas est¨¢n preparando los hospitales para eventuales aislamientos.
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