Los ¡®chalecos naranjas¡¯, la nueva encarnaci¨®n de la ultraderecha italiana en la era de la covid-19
El colectivo, que considera exageradas las restricciones por la pandemia, se unir¨¢ este martes a las manifestaciones de la derecha radical
El l¨ªder de la Liga, Matteo Salvini, est¨¢ muy tocado. La crisis sanitaria le ha costado a su partido 10 puntos, que han ido directamente a su rival Giorgia Meloni, hom¨®loga de Hermanos de Italia. Un trasvase fluido que ofrece por primera vez una visi¨®n borrosa de su liderazgo y que, entre otras cosas, permite una nueva mutaci¨®n del universo de la ultraderecha dando cabida a las tesis conspiranoicas. El s¨¢bado, centenares de personas vestidas con chalecos naranjas se manifestaron violando la distancia social y sin mascarillas en la plaza del Duomo de Mil¨¢n. Se nutren de militantes de partidos fascistas, jubilados o ultras de estadio de f¨²tbol; creen que el Gobierno est¨¢ vendiendo el pa¨ªs a las industrias farmac¨¦uticas y est¨¢n en contra de las vacunas. Su l¨ªder, el general retirado de los Carabinieri Antonio Pappalardo, sostiene que la pandemia es solo un juguete del poder para terminar con la libertad. Este martes volver¨¢n a manifestarse en Roma junto con el resto de partidos ultra. El esperpento pol¨ªtico convertido en s¨ªntoma de lo que viene tras esta crisis.
El 2 de junio se honra en Italia el D¨ªa de la Rep¨²blica, una jornada que conmemora la celebraci¨®n del refer¨¦ndum de 1946 en el que los italianos eligieron entre rep¨²blica o monarqu¨ªa para dar forma a su Estado. Ning¨²n partido hab¨ªa hasta ahora intentado adue?arse del festejo. La Liga y Hermanos de Italia, sin embargo, trataron primero de celebrar una gran manifestaci¨®n delante de la iglesia de San Giovanni Laterano que fue prohibida porque violaba las medidas de seguridad sanitarias.
Luego, pidieron subir al altar de la patria para depositar una corona de flores, tal y como hace solo tradicionalmente el presidente de la Rep¨²blica. Y, justamente por este motivo, les fue negado tambi¨¦n. Finalmente terminaron adapt¨¢ndolo a una suerte de flashmob contra el Gobierno en unas 100 ciudades. En Roma se celebrar¨¢ en la plaza del Popolo, lugar donde se encontrar¨¢n con una de las mayores caricaturas que ha alumbrado el universo cultural e ideol¨®gico al que ambos partidos pertenecen.
La prole de los chalecos naranjas se nutre de un amplio espectro que va desde los complotistas, pasando por los antivacunas (abundantes en Italia) y los desempleados. En Roma en particular, los chalecos naranjas se manifestaron el s¨¢bado junto con los grupos de la extrema derecha italiana, como CasaPound y Marcha sobre Roma, que ya con su nombre evoca una de las manifestaciones m¨¢s famosas del fascismo local. En octubre de 2019, Pappalardo, a la cabeza de sus ya existentes chalecos naranjas, se present¨® como candidato a gobernador de la regi¨®n de Umbr¨ªa y obtuvo 587 votos, el 0,13% de los 443.343 totales. Antes, su carrera pol¨ªtica lo llev¨® a funciones varias como ser diputado por Roma en 1992, subsecretario de finanzas durante la presidencia de Carlo Azeglio Ciampi en 1993 y luego referente del Movimiento por las Autonom¨ªas, que agrupa a las regiones con aspiraciones de cada vez m¨¢s independencia del norte del pa¨ªs. Tambi¨¦n organiz¨® una gran manifestaci¨®n de camiones que paraliz¨® el pa¨ªs en 2011.
El n¨²mero de fallecidos en Italia asciende ya a m¨¢s de 33.340 y el de contagios es de 232.664 desde que comenzara la crisis el pasado 21 de febrero. Pero entre los chalecos naranjas circula la idea de que se trata de una farsa para provocar una suerte de ¡°arresto domiciliario¡± de los ciudadanos y violar su libertad. Un ideario que entronca con el manual de la conocida como derecha social (tambi¨¦n piden el regreso a la lira) y que se fund¨® en 2019 para pedir ayudas al campo por la crisis de la bacteria Xylella, una devastadora plaga. Un tutti frutti de descontento que, como advierte el ejemplo de lo sucedido ya en otros pa¨ªses de Europa como Francia, conviene tener en el radar. Especialmente por su cercan¨ªa con movimientos violentos de ultraderecha como CasaPound.
Italia se encuentra en una fase pol¨ªtica de movimientos tect¨®nicos. El liderazgo de Salvini comienza a estar en entredicho y emergen figuras como el gobernador de V¨¦neto, Luca Zaia, como posibles reemplazos al frente de la Liga. La estabilidad del Gobierno es fr¨¢gil y depende en gran medida de los caprichos de Matteo Renzi y su cuota de parlamentarios de Italia Viva. Los pr¨®ximos meses, probablemente, alumbrar¨¢n nuevas criaturas pol¨ªticas y el pa¨ªs asistir¨¢ a fen¨®menos inesperados con la vista puesta en un cambio a la vuelta del verano. El freakismo que se percibe entre los chalecos naranjas, m¨¢s all¨¢ de su espect¨¢culo grotesco, funciona tambi¨¦n como advertencia de todo ello.
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