Vino y veneno para los euroesc¨¦pticos (derivadas del hist¨®rico pacto de la UE)
El fondo de reconstrucci¨®n har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil mantener posiciones eurohostiles en Italia y Espa?a, mientras ofrece munici¨®n pol¨ªtica a Wilders, Le Pen y AfD
Esta vez, la Uni¨®n Europea contempl¨® con detenimiento su sombra y dio un gran salto hacia el otro lado.
Aprendida la dolorosa lecci¨®n de responder a depresiones econ¨®micas con austeridad, titubeos y medidas de distanciamiento pol¨ªtico, esta vez los socios optaron por un est¨ªmulo decidido e integrador. La emisi¨®n de deuda por parte de instituciones comunes es un paso integrador que pasar¨¢ a la historia como el mayor de las ¨²ltimas d¨¦cadas junto a la instituci¨®n de la divisa com¨²n euro y de la libre circulaci¨®n en el espacio Schengen. ?Qu¨¦ impacto tendr¨¢ este gran movimiento en los euroesc¨¦pticos del club?
El euroescepticismo es una fe con muchas iglesias. Para algunas de ellas, el acuerdo de esta semana es un tremendo jarro de agua fr¨ªa pol¨ªtica; para otras, gasolina para la hoguera. Veamos.
Italia y Espa?a. El pacto sobre el Fondo de Reconstrucci¨®n europeo prev¨¦ que Roma recibir¨¢ 209.000 millones de euros ¨Cde los cuales 81.000 subsidios-; Madrid, unos 140.000 ¨Cde los cuales 72.000 subsidios-. En total, los dos pa¨ªses recibir¨¢n la mitad del total del fondo. La lluvia de dinero es de tal magnitud ¨Cy la parte de subsidios tan cuantiosa- que la posici¨®n pol¨ªtica de los euroesc¨¦pticos de ambos pa¨ªses resulta sustancialmente insostenible. Matteo Salvini, l¨ªder de la Liga, opt¨® no obstante por mantener una posici¨®n ¨¢cida, calificando el acuerdo de ¡°gran trampa¡± o ¡°timo como una casa¡±. En Espa?a, los dirigentes de Vox trataron de poner el foco en la presunta ineficacia negociadora del Gobierno de S¨¢nchez y la contenci¨®n de los fondos para la pol¨ªtica agr¨ªcola en el presupuesto para el pr¨®ximo septenio que se aprob¨® junto con el fondo de reconstrucci¨®n. En ambos casos, es muy razonable pensar que la bandera euroesc¨¦ptica ser¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil de levantar en los pr¨®ximos a?os.
Alemania y Holanda. Muy diferente es la situaci¨®n de AfD en Alemania o del partido de Geert Wilders en los Pa¨ªses Bajos. Aunque el acuerdo final contiene mejoras desde el punto de vista de los euroesc¨¦pticos de esos pa¨ªses ¨Creducci¨®n del monto de subsidios desde los 500.000 millones de la propuesta inicial a 390.000; consolidaci¨®n de cheques que rebajan la exposici¨®n como contribuyentes netos de ambos pa¨ªses- es evidente que el gran paso de solidaridad que implica el fondo es munici¨®n para cr¨ªticas. Wilders sostuvo que el primer ministro Rutte se ha ¡°arrodillado¡± ante los socios al aceptar ¡°390.000 millones de euros en regalos para el Sur de Europa¡±. Calific¨® el asunto de ¡°locura¡±, alegando que se tirar¨¢n ¡°a la basura miles de millones que se deber¨ªan haber gastado¡± en los Pa¨ªses Bajos. Alice Weidel, l¨ªder de AfD en el Bundestag, tambi¨¦n critic¨® los ¡°regalos¡± y acus¨® a la canciller Merkel de haber renunciado a defender los intereses alemanes. Ambos soslayan el enorme beneficio que sus pa¨ªses extraen del mercado com¨²n y la manga ancha de Bruselas a la hora de autorizar cuantiosas ayuda de Estado. Seg¨²n como sea el desarrollo de los pr¨®ximos a?os, en cualquier caso, est¨¢ claro que estos partidos tienen una baza importante que jugar.
Este. En la muy peculiar iglesia del euroescepticismo oriental, el acuerdo de esta semana tiene caracter¨ªsticas muy peculiares. Los gobernantes de Polonia y Hungr¨ªa exhiben el triunfo de haber evitado la vinculaci¨®n de fondos con el respeto de valores democr¨¢ticos y estado de derecho. Polonia adem¨¢s mantiene cuantiosas ayudas, pese a ser una de las econom¨ªas menos golpeadas por la pandemia (igual que lo fue en la crisis que empez¨® en 2008). A la vez, la actitud generosa de la UE ser¨¢ en los pr¨®ximos a?os un activo para todos aquellos que, en esos pa¨ªses, defienden la aventura integradora.
Francia. En la segunda potencia del club europeo, Marine Le Pen ha aprovechado el acuerdo para cargar contra la posici¨®n del presidente Macron y una posici¨®n que, seg¨²n su punto de vista, no tutel¨® los intereses franceses, en las cuant¨ªas percibidas y especialmente en la cuesti¨®n de la pol¨ªtica agr¨ªcola, pilar central de los intereses galos en la UE. Calific¨® el pacto como ¡°el peor para Francia en la historia de la UE¡± y acus¨® al presidente de sacrificar los intereses nacionales en nombre de su ego. El desempe?o de la econom¨ªa francesa determinar¨¢ cu¨¢nta fuerza tendr¨¢n estos argumentos en el futuro.
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