El pol¨ªtico neerland¨¦s Geert Wilders, declarado culpable por insultar a los marroqu¨ªes
La Corte de Apelaci¨®n de La Haya no ha impuesto al l¨ªder xen¨®fobo ni pena ni multa y le ha absuelto de discriminaci¨®n e incitaci¨®n al odio
El pol¨ªtico neerland¨¦s Geert Wilders es culpable de haber insultado a los marroqu¨ªes como grupo concreto de poblaci¨®n, pero no lo es de discriminaci¨®n e incitaci¨®n al odio. En 2014, pregunt¨® a sus seguidores que cu¨¢ntos marroqu¨ªes quer¨ªan en los Pa¨ªses Bajos, obteniendo la siguiente respuesta de ellos: ¡°menos, menos, menos¡±. Los fiscales concluyeron que un pol¨ªtico tambi¨¦n tiene l¨ªmites a la hora de pronunciarse y sus declaraciones desembocaron en 2016 en un proceso que ha llegado hasta la Corte de Apelaci¨®n de La Haya que, a pesar del veredicto, no le ha impuesto pena ni multa porque considera que ¡°como cargo electo, paga desde hace tiempo un alto precio por expresar su opini¨®n¡±. El pol¨ªtico est¨¢ amenazado de muerte y piensa recurrir al Tribunal Supremo, porque cree que el pa¨ªs ¡°se ha vuelto corrupto¡±.
El caso ha tardado seis a?os en resolverse, en parte debido a las continuas peticiones de la defensa, que consigui¨® recusar a tres miembros del tribunal, y luego por culpa de la pandemia. Wilders ha calificado el juicio de circo, charada y caza de brujas. ¡°Yo no quer¨ªa echar a la comunidad de origen marroqu¨ª del pa¨ªs, sino llamar la atenci¨®n acerca de su mayor presencia en las estad¨ªsticas delictivas, as¨ª como sobre la influencia del Islam¡±, ha declarado. La lectura del fallo ha tenido lugar en el complejo judicial de alta seguridad cercano al aeropuerto internacional de ?msterdam-Schiphol, y el texto a?ade que los comentarios ¡°eran ofensivos sin necesidad y hechos sin m¨¢s explicaciones o justificaci¨®n sabiendo la repercusi¨®n que tendr¨ªan¡±. Su Partido para la Libertad tiene 20 esca?os en un Parlamento de 150 y es la segunda fuerza pol¨ªtica del pa¨ªs, aunque sin el empuje que se le supondr¨ªa debido al rechazo del resto de los grupos.
En 2016, y en primera instancia, los jueces consideraron culpable a Wilders de haber insultado a una minor¨ªa y de discriminaci¨®n racial, y le absolvieron del delito de incitaci¨®n al odio. Tampoco le sancionaron por estimar que el proceso mismo era ya suficiente castigo. De inmediato, ¨¦l llen¨® su cuenta de Twitter negando que los marroqu¨ªes sean una raza y ¨¦l un racista. Dijo tambi¨¦n lo siguiente: ¡°basta de correcci¨®n pol¨ªtica, mi voz es la de millones de personas y no habr¨¢ ning¨²n tribunal que me pare¡±. La fiscal¨ªa recurri¨® el fallo porque no hab¨ªa sido condenado por incitaci¨®n al odio. Wilders hizo otro tanto por considerarlo una injusticia, y de ah¨ª la apelaci¨®n actual.
Todo empez¨® en marzo de 2014, en unas elecciones municipales, cuando pregunt¨® a sus seguidores si quer¨ªan ¡°m¨¢s o menos marroqu¨ªes en esta ciudad [La Haya] y en los Pa¨ªses Bajos¡±. La respuesta, a coro, fue ¡°menos, menos, menos¡±, y entonces ¨¦l a?adi¨® ¡°lo haremos posible¡±. Al llamarlos solo marroqu¨ªes, el l¨ªder populista despoj¨® a una parte de sus compatriotas -neerlandeses de origen marroqu¨ª- de su ciudadan¨ªa de pleno derecho en los Pa¨ªses Bajos, y las comisar¨ªas se llenaron de denuncias por discriminaci¨®n que acabaron en manos de los fiscales. Ese mismo a?o, el ministerio p¨²blico decidi¨® que hab¨ªa indicios suficientes para acusarlo de insultos en virtud de la raza y de incitaci¨®n al odio y la discriminaci¨®n. ¡°Los pol¨ªticos pueden extremar sus declaraciones en nombre de la libertad de expresi¨®n, pero dicha libertad est¨¢ limitada por la prohibici¨®n de discriminar¡±, adujo la fiscal¨ªa. Wilders, que prest¨® declaraci¨®n en diciembre de ese a?o como sospechoso, consider¨® incomprensible la posterior acusaci¨®n formal. ¡°Solo dije lo que piensan y creen millones de personas¡±, a?adi¨®.
A lo largo de 2018, el juicio de apelaci¨®n se retras¨® porque sus abogados consiguieron recusar a tres jueces que no condenaron a un pol¨ªtico liberal de izquierdas, Alexander Pechtold, por hacer unos comentarios parecidos a los suyos, aunque acerca de los rusos. Pechtold dijo esto: ¡°Todav¨ªa no he conocido a un ruso capaz de enmendar sus propios errores¡±, y la fiscal¨ªa no lo consider¨® ofensivo desde el punto de vista penal. Wilders pidi¨® una investigaci¨®n, y como los jueces, que eran los mismos de su caso, no pidieron m¨¢s explicaciones, el l¨ªder populista los acus¨® de ser parciales y consigui¨® apartarlos. En 2019, denunci¨® ¡°la posible injerencia del ministerio de Justicia¡±, al filtrarse unos mensajes internos de 2014. Las comunicaciones reflejaban las conversaciones mantenidas entre el entonces ministro del ramo y los fiscales, antes de que estos decidieran formular la acusaci¨®n. El an¨¢lisis posterior no hall¨® pruebas de mala praxis o influencia pol¨ªtica y el caso prosigui¨®. Wilders enfila ahora hacia el Supremo.
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