Europa se retrata ante el espejo de Putin
El envenenamiento de Navalni es el ¨²ltimo de una ristra de episodios terribles que coloca de forma brutal al club europeo ante la vieja dicotom¨ªa entre intereses y valores
Cada momento importa en todas las vidas, pero algunos las definen. Hay circunstancias en las cuales adoptar una conducta u otra retrata nuestra verdad m¨¢s profunda, desvela a qu¨¦ categor¨ªa moral pertenecemos. Dante capt¨® de forma sublime el vuelo de estos momentos ¡ªalgunos de gran calado pol¨ªtico, otros, meras cuestiones privadas¡ª construyendo su Divina Comedia precisamente como una galer¨ªa de personajes retratados (y juzgados) para la eternidad en una hora decisiva e inapelable. De alguna manera, puede que el putinismo sea esa circunstancia definitoria para la Uni¨®n Europea.
La Rusia de Vlad¨ªmir Putin coloca de forma brutal al club europeo ante la vieja dicotom¨ªa intereses/valores. No es naturalmente el ¨²nico actor que agita ese dilema en el tablero europeo (China o el arco suroriental del Mediterr¨¢neo tambi¨¦n, entre otros), pero la inextricable relaci¨®n consangu¨ªnea con ese gigante semieuropeo, cuyas terminaciones nerviosas entran tan a fondo en el cuerpo del continente, plantea un desaf¨ªo ¨²nico. Compartimos espacio. China tambi¨¦n es un desaf¨ªo, pero no invadir¨¢ un pa¨ªs de nuestro continente hasta donde llega la vista.
El envenenamiento de Navalni es el ¨²ltimo de una ristra de episodios terribles, que incluye la invasi¨®n de territorios ajenos con tropas sin insignias (Crimea), actividades de desestabilizaci¨®n de democracias v¨ªa hackeos o diseminaci¨®n de noticias falsas, sost¨¦n acr¨ªtico a dictaduras brutales (Siria), entre otras cosas. La historia raramente es un cuadro en blanco y negro ¡ªRusia tiene sus argumentos, Occidente sus fallos¡ª, pero hay acciones del Kremlin y su entorno en los ¨²ltimos lustros que claramente se sit¨²an en las ant¨ªpodas de la cosmovisi¨®n de la UE. ?Qu¨¦ hacer ante ello?
Por un lado, est¨¢n los intereses. En primer lugar, las necesidades energ¨¦ticas. Buena parte de Europa depende de forma relevante de los suministros gas¨ªsticos rusos, y especialmente cr¨ªtico resulta el proyecto alem¨¢n de redoblar esa conexi¨®n/dependencia con un nuevo gasoducto. Hay tambi¨¦n intereses exportadores, pa¨ªses con industrias robustas ¡ªpor ejemplo Italia¡ª quieren mantener el acceso a un mercado que no es enorme, pero s¨ª relevante. Tambi¨¦n hay intereses/lazos de corte hist¨®rico-cultural, como la conexi¨®n ortodoxa ¡ªpor ejemplo con Grecia¡ª.
Por el otro lado, est¨¢n los valores.
Junto a esta dicotom¨ªa, se perfila otra: el debate pol¨ªtico acerca de si se logra mayor influencia sobre un adversario a trav¨¦s de la interacci¨®n o la presi¨®n.
Esos dos ejes marcan la superficie para nuestro retrato. Lo que vemos retratado en el espejo de Putin es la, a veces afanosa, b¨²squeda de compromisos. Hubo momentos de vigor moral ¡ªsanciones por Ucrania, pactadas y mantenidas durante mucho tiempo¡ª y hay indulgencias a impulsos m¨¢s materiales. Hay disponibilidad al di¨¢logo en ciertas ¨¢reas (formatos precisamente para la cuesti¨®n ucrania) y rigidez en otras (invitaci¨®n al G7). Se desnuda en ese espejo la gran divergencia de objetivos de pol¨ªtica exterior en el club, derivada de su posici¨®n geogr¨¢fica, historia, etc. La sombra del Kremlin se ve diferente desde Riga o Lisboa.
Una constante b¨²squeda de compromisos en el marco de valores e intereses compartidos. Esto y no otra cosa es la UE. Putin nos pone a prueba: ?valientes o pusil¨¢nimes? ?idealistas o realistas? ?maximalistas o minimalistas? No seremos ninguno de esos extremos: pero el punto exacto de aterrizaje en la zona central ¡ªun poco m¨¢s ah¨ª, o m¨¢s all¨¢¡ª importa, y mucho. Dante nos asignar¨ªa un lugar en la historia por eso.
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