¡°Esto se va a volver una batalla campal con palos y piedras¡±
Los manifestantes piden reformas en Colombia tras la muerte de un ciudadano bajo custodia policial
Lo primero que advierte Laura Mart¨ªnez, de 29 a?os, es que le molesta la garganta por los gases lacrim¨®genos que ha respirado en esta semana. ¡°Tenemos el derecho a protestar porque nos cansamos del abuso policial¡±, declara con la voz ronca esta ingeniera dedicada al trabajo social que ha participado sostenidamente en las movilizaciones contra la fuerza p¨²blica en Bogot¨¢, la capital colombiana, despu¨¦s de la muerte del abogado e ingeniero Javier Ord¨®?ez bajo custodia policial la madrugada del mi¨¦rcoles.
Mart¨ªnez vive en el sector de Usme, en el sur de la ciudad, pero aquel d¨ªa se desplaz¨® hasta Engativ¨¢, en el oeste, para manifestarse frente al Comando de Acci¨®n Inmediata (CAI), donde los agentes llevaron a Ord¨®?ez tras haberlo sometido a m¨²ltiples descargas el¨¦ctricas a pesar de que este les suplicaba que parasen. El nuevo s¨ªmbolo de la brutalidad policial en Colombia lleg¨® a un hospital cercano al CAI sin signos de vida, y las im¨¢genes de los agentes someti¨¦ndolo se convirtieron en la chispa que encendi¨® la ira contra las fuerzas de seguridad.
¡°Les dec¨ªamos a los polic¨ªas que eran unos asesinos¡±, mientras ellos evitaban que los manifestantes ¡ªmuchas mujeres¡ª se acercaran al CAI, relata Laura. Hab¨ªa grupos que insultaban y arrojaban piedras contra los uniformados mientras el Escuadr¨®n M¨®vil Antidisturbios (Esmad) los rodeaba para despu¨¦s dispersarlos con gases lacrim¨®genos. ¡°La misma polic¨ªa recog¨ªa las piedras y las lanzaba, a m¨ª me golpearon en la rodilla. Empezaron a actuar de una forma totalmente desenfrenada. A los que se ca¨ªan les pasaban encima con las llantas de las motos¡±, cuenta Laura, que se qued¨® en las calles aleda?as hasta cerca de las ocho de la tarde, cuando se desplaz¨® para encontrarse con otros manifestantes en el parque de los Hippies, en otra zona de Bogot¨¢. All¨ª reside la alcaldesa de Bogot¨¢, Claudia L¨®pez, y fueron a reclamarle m¨¢s control a la polic¨ªa.
Las comisar¨ªas se convirtieron en blanco de las movilizaciones. Tatiana Hern¨¢ndez, una trabajadora social de 24 a?os, y Andrey T¨¦llez, un profesor de 33, atendieron a una protesta pac¨ªfica frente a otro CAI en Ciudad Bol¨ªvar, una barriada popular. All¨ª tambi¨¦n llegaron los enfrentamientos al atardecer; y lo que comenz¨® como un intercambio de pedradas, desemboc¨® en una carga policial a ¡°patadas, pu?os y bolillazos¡±, cuenta Hern¨¢ndez.
Los polic¨ªas vieron c¨®mo T¨¦llez grababa todo con su celular. Al poner este resistencia a entreg¨¢rselo, los agentes lo golpearon y se lo llevaron al CAI. Estuvo retenido, junto a otras 14 personas, en un peque?o calabozo, donde les echaron gas pimienta, les mojaron, les pegaron y les quitaron los papeles y los celulares. T¨¦llez sali¨® con cuatro dientes partidos y se llev¨® cuatro puntos en la cabeza y hematomas en la frente, el t¨®rax, el abdomen y la rodilla. Finalmente, los retenidos salieron en libertad a media noche gracias a la intervenci¨®n de la Defensor¨ªa del Pueblo.
¡°No es la primera vez. Estamos cansados del abuso de autoridad, aqu¨ª se ve con bastante frecuencia¡±, se?ala Hern¨¢ndez. La pareja ya interpuso una denuncia en la Fiscal¨ªa. ¡°Quedarse callado frente a este tipo de cosas no est¨¢ bien, es una realidad que viven los j¨®venes ac¨¢ en el territorio, amenazados por la fuerza p¨²blica. La movilizaci¨®n social es un escenario clave para exigir los derechos y denunciar la violencia¡±, valora Hern¨¢ndez. ¡°Lo que queda es dignidad para seguir resistiendo y luchando¡±, la complementa T¨¦llez, que se propone seguir saliendo a marchar, a¨²n convaleciente.
Los incidentes de esa confusa noche de enfrentamientos y disturbios se saldaron con 10 ciudadanos muertos, todos por arma de fuego, y m¨¢s de 200 heridos. Tambi¨¦n hubo m¨¢s de 100 polic¨ªas lesionados. La noche del jueves se registraron otros tres muertos. La alcaldesa ha denunciado que hay evidencia del uso indiscriminado de armas de fuego por miembros de la polic¨ªa, mientras que el procurador general, Fernando Carrillo, envi¨® una carta al ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, en la que le pregunta directamente si la fuerza p¨²blica dispar¨® contra los ciudadanos.
El jueves, Laura Mart¨ªnez retom¨® la movilizaci¨®n en su localidad, donde muchos vecinos salieron a marchar con velas, pero los disparos de la polic¨ªa, seg¨²n cuenta, dispersaron a la gente. Ella regres¨® a resguardarse en su casa, desde donde escuchaba gritos y tiros en otra jornada de zozobra. Pero ella se propone seguir protestando a pesar de los riesgos. ¡°Esto se va a volver una batalla campal. La gente va a conseguir piedras y palos para defenderse de la polic¨ªa¡±, vaticina. ¡°Es necesaria una reforma policial ya¡±.
Entre los muchos v¨ªdeos de uso excesivo de la fuerza que se han hecho p¨²blicos en el pa¨ªs sudamericano, hay uno en el que se ve c¨®mo unos polic¨ªas agreden a Juan Camilo G¨®mez, un estudiante de Ciencia Pol¨ªtica y Comunicaci¨®n Social de 22 a?os. ?l sali¨® el jueves a cubrir varias protestas para el medio universitario De Pasillo. Cuando lleg¨® a una concentraci¨®n en un parque sinti¨® la violencia y se puso el casco en el que estaba escrita la palabra prensa ¡°bien grande¡±, cuenta. Pese a eso, los polic¨ªas lo tiraron al suelo y lo golpearon en la cabeza. G¨®mez perdi¨® las gafas y se revent¨® un labio.
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