Sarkozy: ¡°Jam¨¢s he cometido el m¨ªnimo acto de corrupci¨®n¡±
El expresidente franc¨¦s se defiende con dramatismo ante el tribunal que le juzga por un supuesto intento de sobornar a un fiscal
Nicolas Sarkozy hizo de Nicolas Sarkozy. Gesticul¨® y se indign¨®. Se declar¨® ¡°en c¨®lera¡± e ¡°indignado¡± por lo que considera un encarnizamiento judicial con ¨¦l desde que abandon¨® el poder. Y prometi¨® llegar ¡°hasta el final por la verdad¡±. Despu¨¦s de a?os de espera, el expresidente franc¨¦s dio explicaciones el lunes ante el tribunal que le juzga por el llamado caso de las escuchas o caso Paul Bismuth en el que est¨¢ acusado de corrupci¨®n y tr¨¢fico de influencias.
¡°Jam¨¢s he cometido el m¨ªnimo acto de corrupci¨®n. ?Jam¨¢s!¡±, proclam¨® Sarkozy, presidente de la Rep¨²blica entre 2007 y 2012, en el discurso con el que abri¨® la audici¨®n de m¨¢s de tres horas ante el Tribunal Correccional de Par¨ªs. ¡°Es el asunto del siglo¡±, ironiz¨®. ¡°?Y por qu¨¦ es el asunto del siglo? Porque soy yo. Es mi ¨²nica presencia lo que lo desencadena todo¡±.
Sarkozy y su abogado y amigo ¨ªntimo Thierry Herzog est¨¢n acusados de intentar comprar al fiscal jubilado Gilbert Azibert, tambi¨¦n en el banquillo. Los hechos ocurrieron a principios de 2014. Seg¨²n la acusaci¨®n, Sarkozy y Herzog pidieron informaci¨®n a Azibert ¡ªentonces abogado general en la Corte de Casaci¨®n¡ª sobre un caso que afectaba al expresidente. A cambio, prometieron influir ante Alberto de M¨®naco para que Azibert obtuviese un cargo en el Consejo de Estado del Principado.
Los acusados se exponen a penas de 10 a?os de prisi¨®n y un mill¨®n de euros de multa. El juicio, que empez¨® el 23 de noviembre, debe concluir al final de esta semana.
¡°Lo que quiero es salir limpio de esta infamia. Y voy a salir limpio porque quiero la verdad de los hechos¡±, dijo Sarkozy, de 65 a?os. ¡°?Acaso es esto un Estado de derecho?¡±, se pregunt¨® despu¨¦s de lamentar que ¡°desde hace seis a?os [se le] arrastra por el barro¡±. ¡°?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto?¡±
Era como un actor el d¨ªa del gran estreno, como un futbolista que lleva a?os en el banquillo y que vuelve a pisar el c¨¦sped con hambre de gol. Sarkozy despleg¨® su talento de pol¨ªtico mitinero y de abogado experimentado, su primera profesi¨®n.
A veces parec¨ªa a punto de llorar, cultivando un papel de v¨ªctima de una maldici¨®n que, por alguna raz¨®n, le hab¨ªa ca¨ªdo encima y amargado la ¨²ltima d¨¦cada. En otros, arrancaba las risas del p¨²blico.
¡°Soy un angustiado¡±, confes¨® en pie ante la juez, los brazos en movimiento, la cabeza gir¨¢ndose constantemente hacia sus abogados, la dicci¨®n nerviosa, con un histrionismo que recuerda al actor c¨®mico Louis de Fun¨¨s.
La acusaci¨®n se basa en las escuchas judiciales a una l¨ªnea de tel¨¦fono que Sarkozy y Herzog contrataron tras deducir que la oficial del expresidente estaba pinchada. Pusieron la conexi¨®n secreta a nombre de Paul Bismuth, pseud¨®nimo que da nombre al caso.
¡°?Bismuth era en 2014 lo que ahora es WhatsApp!¡±, dijo Sarkozy. Es decir, un modo de comunicarse entre amigos y eludir escuchas potenciales.
El expresidente denunci¨® que le hab¨ªa pinchado ¡°m¨¢s de 3.700 conversaciones telef¨®nicas¡±. ¡°?El resultado? Cinco o seis conversaciones con mi viejo amigo, mi abogado Thierry Herzog¡±, continu¨®. ¡°?Qui¨¦n no ha dicho jam¨¢s tonter¨ªas por tel¨¦fono?¡±
En las conversaciones en cuesti¨®n, Sarkozy y Herzog hablan de la posibilidad de obtener informaci¨®n sobre otro caso que estaba en manos de la Corte de Casaci¨®n. Se trataba de las agendas privadas y profesionales del expresidente, que este quer¨ªa recuperar despu¨¦s de ser incautadas por la justicia.
Azibert, abogado general en dicho tribunal, pod¨ªa darles la informaci¨®n que buscaban, quiz¨¢ influir en la decisi¨®n. Y Sarkozy pod¨ªa pagarle moviendo hilos para que el abogado general accediese al cargo que anhelaba en M¨®naco.
¡°Yo le har¨¦ subir¡ le ayudar¨¦¡±, le dec¨ªa Sarkozy a Herzog en alusi¨®n a Azibert. En otra conversaci¨®n Sarkozy se desentend¨ªa del supuesto pacto corrupto. Despu¨¦s de una reuni¨®n con un alto cargo monegasco, le dice a Herzog que ¡°habr¨ªa parecido rid¨ªculo¡± aprovechar la ocasi¨®n para solicitar un cargo para Azibert.
La paradoja de lo que se juzga en Par¨ªs es que, si en efecto hubo una trama corrupta, fue un fracaso absoluto: Azibert se qued¨® sin el cargo en M¨®naco. Y la Corte de Casaci¨®n neg¨® a Sarkozy el recurso que hab¨ªa planteado para recuperar las agendas.
La justificaci¨®n de Sarkozy es que no existi¨® tal trama. Todo se reduce, seg¨²n ¨¦l, a conversaciones sacadas de contexto entre un hombre inquieto por el destino de sus agendas y un abogado un poco ingenuo que quer¨ªa tranquilizarlo habl¨¢ndole del ambiente en la Corte de Casaci¨®n respecto a su caso.
El expresidente conf¨ªa en salir absuelto. Le queda pendiente, como m¨ªnimo, otro juicio en marzo por la financiaci¨®n de la campa?a para la reelecci¨®n de 2012. Y est¨¢ imputado en otro caso ¡ªel m¨¢s grave¡ª por la supuesta financiaci¨®n de la campa?a de 2007 con dinero de la Libia de Muamar el Gadafi.
Para Sarkozy, primer expresidente juzgado por corrupci¨®n, est¨¢ en juego su futuro judicial. Y pol¨ªtico. Nunca ha dejado de so?ar en regresar. El mitin del lunes, en este contexto, era un paso necesario. ¡°Yo hago las cosas a fondo¡±, declar¨®. ¡°Si no, no las hago¡±.
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