Un ataque que salva la cara y evita la guerra
Aunque los misiles de Ir¨¢n no han causado bajas a EE UU, los rescoldos de la dial¨¦ctica b¨¦lica entre ambos pa¨ªses a¨²n suponen una amenaza para Irak y todo Oriente Pr¨®ximo
La lluvia de misiles iran¨ªes que en la madrugada de este mi¨¦rcoles ha ca¨ªdo sobre dos bases militares estadounidenses en Irak abre la puerta a que Teher¨¢n y Washington den un paso atr¨¢s en su peligrosa escalada b¨¦lica. El l¨ªder supremo de Ir¨¢n, el ayatol¨¢ Ali Jamenei, ha conseguido mostrar a sus seguidores que ha cumplido la promesa de venganza por el asesinato del general Qasem Soleimani y que su "bofetada" al Gran Sat¨¢n llene los titulares de todo el planeta. Al mismo tiempo, la ausencia de v¨ªctimas mortales estadounidenses ha permitido que el presidente Donald Trump no se haya sentido compelido a responder militarmente y se haya conformado con anunciar nuevas sanciones.
Una vez que han cesado las sirenas de las alarmas antia¨¦reas y que con las primeras luces del alba se ha hecho el recuento de los da?os materiales, todo indica que ambas partes intentan encapsular la crisis. La intervenci¨®n de Trump de este mi¨¦rcoles confirma su ¡°todo est¨¢ bien¡± de la madrugada, cuando destac¨® la ausencia de bajas estadounidenses. Del otro lado, el Gobierno iraqu¨ª ha reconocido que poco despu¨¦s de la medianoche (una hora antes de que empezara el ataque), la Rep¨²blica Isl¨¢mica le inform¨® de la operaci¨®n (que "hab¨ªa empezado o empezar¨ªa enseguida"). El mensaje precisaba adem¨¢s que "se limitar¨ªa a las localizaciones militares de EE UU en Irak", aunque sin mencionar ning¨²n sitio espec¨ªfico.
Ese gesto permiti¨® que las autoridades iraqu¨ªes alertaran a sus jefes militares, e impl¨ªcitamente a sus aliados y hu¨¦spedes estadounidenses. "No buscamos una escalada o una guerra, sino defendernos contra cualquier agresi¨®n", se apresur¨® a tuitear el ministro iran¨ª de Exteriores, Mohammad Javad Zarif. Su justificaci¨®n de los ataques como "medidas proporcionadas de autodefensa en virtud del art¨ªculo 51 de la Carta de la ONU" refuerza esa idea.
En principio, y salvo imprevistos, se ha evitado el maremoto. Otra cosa distinta es que se haya cerrado la crisis. La marea de fondo va a tardar mucho m¨¢s en calmarse. En una zona del mundo que lleva varias d¨¦cadas al borde del abismo, la ret¨®rica inflamada que durante los ¨²ltimos d¨ªas han utilizado los gobernantes iran¨ªes e iraqu¨ªes en respuesta a la operaci¨®n estadounidense que mat¨® a Soleimani y a Abu Mahdi al Mohandes (destacado jefe de las Fuerzas de Movilizaci¨®n Popular iraqu¨ªes) ha dado alas a los sectores m¨¢s antiamericanos y radicales de ambos pa¨ªses, y por extensi¨®n a todos sus aliados en el llamado "eje de resistencia".
El combate se convierte ahora en una batalla de voluntades sobre el despliegue militar de Estados Unidos en la regi¨®n, pero sobre todo en Irak, el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil y el pa¨ªs m¨¢s perjudicado por el ¨²ltimo rifirrafe irano-estadounidense. "La presencia corruptora de EE UU en Asia occidental debe cesar", ha proclamado con su grandilocuencia habitual Jamenei. La m¨¢xima autoridad iran¨ª tiene adem¨¢s un gran ascendiente sobre los grupos islamistas chi¨ªes de los pa¨ªses vecinos (tambi¨¦n sobre los palestinos Ham¨¢s y Yihad Isl¨¢mica que, aunque sun¨ªes, comparten la enemistad hacia Israel). Sus palabras abren la puerta a que cualquier l¨ªder miliciano se sienta respaldado para hostigar a los soldados estadounidenses.
No solo eso. Jamenei espera, y as¨ª lo ha dicho, que "los Gobiernos elegidos" rechacen las fuerzas estadounidenses, un claro mensaje a Irak (la mayor¨ªa de las bases est¨¢n en pa¨ªses dirigidos por aut¨®cratas). Eso agudiza la enorme brecha que ya divide el pa¨ªs y que se ha hecho m¨¢s evidente desde que estallaran las protestas populares el pasado 1 de octubre. La denuncia de la corrupci¨®n y del sistema sectario por parte de los manifestantes ha estado subrayado desde el principio por el rechazo a la penetraci¨®n iran¨ª en las estructuras de gobierno, m¨¢s all¨¢ de sus innegables ra¨ªces hist¨®ricas, religiosas y culturales.
De momento, lo ocurrido ha cambiado el foco del debate. Las esperanzas de renovaci¨®n democr¨¢tica de la sociedad civil iraqu¨ª han quedado en suspenso (y los ataques de este mi¨¦rcoles a los manifestantes en Naseriya anuncian que los grupos proiran¨ªes se sienten respaldados para acabar con los cr¨ªticos). Adem¨¢s, las dificultades econ¨®micas y sociales que se denunciaban solo pueden agravarse si la presi¨®n de ese "eje de resistencia" logra la salida precipitada de las tropas estadounidenses, sea por petici¨®n del Gobierno de Bagdad o por decisi¨®n de Washington.
En ¨²ltima instancia, un repentino vac¨ªo de seguridad, que sin duda aprovechar¨¢ el autodenominado Estado Isl¨¢mico, podr¨ªa llevar a los ¨¢rabes sun¨ªes y a los kurdos a recalibrar su encaje en un Irak completamente en manos de Ir¨¢n. Para muchos iraqu¨ªes es otra versi¨®n del abismo. De aqu¨ª que esperen que, adem¨¢s de evitarse una nueva guerra, la alarma internacional que su mera posibilidad ha desatado sirva para presionar a Washington y Teher¨¢n a encontrar si no un arreglo regional, al menos un modo de convivencia civilizada.
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