Los pulsos entre potencias, las protestas sociales y el gas alimentan la inestabilidad de Oriente Pr¨®ximo
Mientras la guerra de Siria entra en su batalla final, la tensi¨®n regional se traslada a la pugna por el gas del Mediterr¨¢neo oriental y no deja de crecer en el Golfo
Un siglo despu¨¦s de que brit¨¢nicos y franceses trazaran las actuales fronteras de Oriente Pr¨®ximo, la arena del desierto y los restos de las batallas parecen haber cubierto algunas de las l¨ªneas trazadas en el acuerdo Sykes-Picot. La inestabilidad es el orden que desde entonces gobierna la regi¨®n que es cuna de la identidad religiosa de medio mundo y sigue siendo clave como fuente de la energ¨ªa que todav¨ªa mueve el orbe. El a?o 2020 arranca con bombardeos en la ¨²ltima provincia rebelde siria, la de Idlib, en la en¨¦sima ofensiva final del r¨¦gimen de Damasco y sus aliados rusos tras casi nueve a?os de guerra. Pero los focos de tensi¨®n regional, que no dejan de crecer en el Golfo en torno a Ir¨¢n, se est¨¢n trasladando adem¨¢s a la pugna por los yacimientos de gas en el Mediterr¨¢neo oriental ¨Cnueva fuente de riqueza para muchos pa¨ªses-¨C en una onda expansiva que lanza sacudidas desde Turqu¨ªa hasta Libia.
Siria, la contienda de nunca acabar
Un cuarto de mill¨®n de civiles se han visto desplazados por los combates en el noroeste sirio en una desesperada escapada hacia Turqu¨ªa, mientras Ankara trata de disputar a Mosc¨² el protagonismo regional al que hace tiempo que parece haber renunciado Washington. Derrotado el califato territorial del Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s), aunque no la insurgencia yihadista en la que ha mutado el ISIS, la visi¨®n neotomana de Recep Tayyip Erdogan ha dejado de ver cortapisas para su expansi¨®n territorial. Los diplom¨¢ticos Mark Sykes y Fran?ois Georges-Picot las impusieron en nombre de las potencias vencedoras en la Primera Guerra Mundial, y Estados Unidos se cuid¨® de mantener el statu quo en la Segunda. La retirada parcial de tropas ordenada el a?o pasado por la Casa Blanca ha sido vista como el banderazo a una nueva era de preeminencia del Kremlin.
Visi¨®n neotomana de Erdogan
Coincidiendo con la progresiva salida estadounidense de la escena de Oriente Pr¨®ximo, las tropas turcas han avanzado en el norte de Siria, donde se han apoderado de amplias franjas transfronterizas ¨Cen un retorno a la legendaria ruta de la seda a su paso por Mesopotamia¨C con el pretexto de ahuyentar a las milicias kurdas. El presidente turco hace tiempo que dej¨® de entonar el mantra de ¡°cero problemas con los pa¨ªses vecinos¡± para reivindicar los derechos hist¨®ricos del sultanato abolido por Atat¨¹rk sobre f¨¦rtiles llanuras entre el ?ufrates y el Tigris que quedaron absorbidas por el acuerdo Sykes-Picot.
Con el nuevo a?o, la plataforma Leviat¨¢n, situada frente a las costas israel¨ªes de Haifa, ha comenzado a bombear gas hacia Jordania y pronto lo har¨¢ tambi¨¦n hacia Egipto. El primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu ha volado este jueves a Atenas para firmar con los l¨ªderes griego y chipriota el acta de nacimiento de un gasoducto submarino que conectar¨¢ los grandes yacimientos del Levante mediterr¨¢neo con Europa sin pasar por Turqu¨ªa, a trav¨¦s de aguas de Chipre, Grecia e Italia.
Los tres pa¨ªses signatarios han acelerado sus planes ante el envite de Erdogan para cobrarse con gas su anunciado apoyo militar al Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en ingl¨¦s) de Libia, reconocido por la comunidad internacional y que se ve asediado por las fuerzas del general rebelde Jalifa Hafter, respaldado por Rusia, Egipto y pa¨ªses de Golfo. El Parlamento turco aprob¨® este jueves el env¨ªo de tropas a Libia.
Proyecto del gaseoducto
del Mediterr¨¢neo oriental
ITALIA
GRECIA
turqu¨ªa
Mar
Mediterr¨¢neo
Chipre
L¨ªbano
Plataforma
continental de Turqu¨ªa
Israel
LIBIA
Egipto
500 km
Fuente: Financial Times, Agencia Anadolu.
EL PA?S
Proyecto del gaseoducto
del Mediterr¨¢neo oriental
ITALIA
GRECIA
turqu¨ªa
Mar
Mediterr¨¢neo
Chipre
L¨ªbano
Plataforma
continental de Turqu¨ªa
Israel
LIBIA
Egipto
500 km
Fuente: Financial Times, Agencia Anadolu.
EL PA?S
Proyecto del gaseoducto
del Mediterr¨¢neo oriental
ITALIA
GRECIA
turqu¨ªa
Mar
Mediterr¨¢neo
Chipre
L¨ªbano
Plataforma
continental
de Turqu¨ªa
Israel
Egipto
LIBIA
500 km
Fuente: Financial Times, Agencia Anadolu.
EL PA?S
El pacto suscrito entre Ankara y Tr¨ªpoli para la demarcaci¨®n conjunta de las fronteras mar¨ªtimas de sus zonas econ¨®micas exclusivas equivale al rapto en favor de Turqu¨ªa de una amplia franja del Mediterr¨¢neo oriental que afecta a los derechos de explotaci¨®n de Grecia y Chipre. Tambi¨¦n inquieta a otros dos actores regionales clave: Israel, socio en el proyecto de conducci¨®n gas¨ªstica con la que busca una v¨ªa de salida de sus excedentes, y Egipto, cuyas reservas de gas en yacimientos pr¨®ximos al delta del Nilo est¨¢n consideradas como las m¨¢s importantes del Levante.
?Una nueva guerra de Troya en Libia?
Se dan los ingredientes para una hipot¨¦tica reedici¨®n de la guerra Troya, previsiblemente en suelo de Libia, estrat¨¦gica naci¨®n exportadora de hidrocarburos de la orilla sur del Mediterr¨¢neo, al igual que la vecina Argelia. Mientras la primera se desgarra en luchas intestinas entre el este y el oeste del pa¨ªs desde la ca¨ªda del dictador Muamar el Gadafi, en 2011, la segunda sigue siendo coto privado de los generales desde la independencia en 1962, a pesar del estallido en los 10 ¨²ltimos meses de masivas protestas populares.
El gas que mana del Mediterr¨¢neo y que, adem¨¢s, est¨¢ a punto de llegar desde Israel impulsa en Egipto la maquinaria de poder del Gobierno de Abdelfat¨¢ al Sisi, asentado para un prolongado mandato tras el golpe que derroc¨® en 2013 al ya fallecido islamista Mohamed Morsi, primer presidente civil y democr¨¢ticamente elegido. El exmariscal tambi¨¦n aspira a incorporar al pa¨ªs a la energ¨ªa at¨®mica con una primera planta de fabricaci¨®n y financiaci¨®n rusa en El Dabaa, en la costa nororiental. Las protestas impulsadas a trav¨¦s de las redes sociales por un contratista autoexiliado en Espa?a apenas inquietaron a Al Sisi.
?Tercera guerra del Golfo, con Ir¨¢n?
Aunque algunos analistas sostienen que ya se dan las circunstancias para el estallido de una tercera guerra del Golfo, esta vez contra Ir¨¢n, la estrategia de disuasi¨®n rec¨ªproca surte efecto por el momento.
El r¨¦gimen de Teher¨¢n asegura que no busca un conflicto, pero tampoco teme un enfrentamiento abierto. Aparentemente victorioso en la contienda entre chi¨ªes y sun¨ªes, encabezados por Arabia Saud¨ª, que est¨¢ en el trasfondo de las guerras de Siria y Yemen, las grandes potencias, con EE UU a la cabeza, firmaron el acuerdo nuclear con Ir¨¢n en 2015. Pero las sanciones impuestas por la Administraci¨®n de Donald Trump tras apartarse del pacto at¨®mico en 2018 han hecho mella en los iran¨ªes, que cuestionan ahora el precio de las aventuras de la fuerza expedicionaria de los Guardianes de la Revoluci¨®n y sus milicias aliadas.
Primavera ¨¢rabe, segunda parte
La volatilidad de la estabilidad regional se ha hecho patente en las ¨²ltimas semanas con el estallido de protestas sociales en Ir¨¢n -contundentemente aplastadas- y el asalto de partidarios de las milicias chi¨ªes al recinto de Embajada estadounidense en Bagdad, despu¨¦s de que EE UU lanzara un ataque de represalia a causa del impacto letal de un proyectil en una de sus bases en Irak.
En una reemergencia de la primavera ¨¢rabe, las manifestaciones de descontento popular desencadenadas en Irak (contra la corrupci¨®n) y L¨ªbano (por un nuevo contrato social no sectario) pueden llevar camino de eternizarse. Los centros de poder tal vez ofrezcan concesiones lampedusianas -como en Argelia la cabeza semiconsciente de Abdelaziz Buteflika-, pero no se atisban vuelcos como los experimentados en T¨²nez hace ahora nueve a?os.
Las revueltas surgen precisamente en dos territorios que, junto con Siria, integran el puente terrestre tendido desde Teher¨¢n hasta el Mediterr¨¢neo. Los comicios legislativos del mes que viene en Ir¨¢n amenazan con dar alas a los sectores m¨¢s conservadores iran¨ªes frente al m¨¢s moderado presidente, Hasan Rohani. La brutal represi¨®n de las recientes revueltas sociales apunta a una nueva regresi¨®n que amenaza con tener repercusiones en pa¨ªses que orbitan en el mundo chi¨ª.
Israel o la anomal¨ªa de las elecciones encadenadas
Los israel¨ªes, mientras tanto, se est¨¢n convirtiendo en los mayores expertos electorales de la regi¨®n. Est¨¢n a dos meses de la celebraci¨®n de los terceros comicios generales en menos de un a?o. La anomal¨ªa de la imputaci¨®n de Netanyahu por casos de corrupci¨®n investigados durante su d¨¦cada en el poder envenena la pol¨ªtica del Estado jud¨ªo. El primer ministro, que siempre rechaz¨® las acusaciones como una caza de brujas, ha empezado 2020 acogi¨¦ndose al paraguas de la inmunidad parlamentaria, mientras el Tribunal Supremo examinaba el primer caso en su contra para vetar que recibiera un nuevo encargo de formar Gobierno tras las pr¨®ximas votaciones. El Alto Tribunal desestim¨® la demanda este martes por extempor¨¢nea, pero dej¨® abierta la puerta para revisarla tras los idus electorales de marzo.
Las encuestas siguen apuntando a un bloqueo sin salida en la Kneset (Parlamento), pero el intenso desgaste de imagen sufrido por Netanyahu puede acabar otorgando la victoria ¨Ca la tercera¨C al exgeneral Benny Gantz. El l¨ªder de la oposici¨®n tendr¨ªa que repetir, sin embargo, la pol¨¦mica f¨®rmula que llev¨® al poder a otro antiguo jefe del Ej¨¦rcito, Isaac Rabin, en 1992. Precisar¨ªa de todos los votos del centroizquierda m¨¢s el apoyo externo de los partidos ¨¢rabes -tachados de antisionistas- frente al bloque nacionalista religioso de Netanyahu.
En esta parte del mundo regida por la incertidumbre, hasta los palestinos tambi¨¦n pueden estar llamados a las urnas este a?o despu¨¦s de tres lustros sin ejercer el voto. Todo depender¨¢ de si el presidente Mahmud Abbas, que se dispone a cumplir 84 a?os, convoca como ha anunciado comicios presidenciales (los primeros desde 2005) y legislativos (los anteriores se celebraron en 2006). Pero las elecciones que de verdad interesan en Gaza, Cisjordania y Jerusal¨¦n Este son las de noviembre en EE UU, que pueden ratificar o enterrar para siempre el llamado acuerdo del siglo con el que Donald Trump persigue pasar a la historia como padrino de la paz en el conflicto m¨¢s antiguo de Oriente Pr¨®ximo. Sin escuchar la voz de los palestinos, claro est¨¢. En la regi¨®n todos parecen pensar lo mismo.
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