La violencia repunta ante el desgobierno en L¨ªbano
Las protestas se recrudecen mientras la crisis pol¨ªtica ahonda la grave situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs
Las calles del c¨¦ntrico barrio de Hamra en la capital libanesa, Beirut, se convirtieron este viernes en una ratonera donde polic¨ªas antidisturbios persiguieron a docenas de enfurecidos manifestantes. Los primeros iban armados con porras y m¨¢scaras antig¨¢s. Los segundos, que han proclamado una ¡°semana de la ira¡±, avanzaron entre nubes de gas, empecinados en reventar las vitrinas y cajeros de todo banco que encontraron a su paso. ¡°Vamos camino a la hambruna y ya nos hemos cansado de cantos pac¨ªficos¡±, gritaba un joven con el rostro cubierto por un pasamonta?as. El Gobierno nos va a escuchar, aunque sea por las malas¡±, agreg¨®, antes de rociar un contenedor con gasolina y prenderle fuego.
Tras dos semanas de relativa calma, L¨ªbano entra en el cuarto mes de protestas antigubernamentales con un saldo de un centenar de heridos y una cifra similar de detenidos. Una vez liberados la mayor¨ªa de los arrestados, la ministra del Interior, Raya al Hassan, ha pedido disculpas por el ¡°exceso de violencia policial¡± y ha abierto una investigaci¨®n. La medida no ha logrado aplacar el hast¨ªo de una poblaci¨®n que acusa a la ¨¦lite gobernante desde hace 30 a?os, gracias a un peculiar sistema confesional y de reparto de cuotas, de saquear al pa¨ªs y de llevarlo a la quiebra. Piden su reemplazo por un Gobierno de tecn¨®cratas.
Aunque las protestas disminuyen en tama?o desde que estall¨® la revuelta el 17 de octubre, las manifestaciones se mantienen y cada vez m¨¢s se dirigen contra los bancos y las instituciones estatales acusadas de conducir al Estado hacia el colapso. El descontento ha sido impulsado por una crisis econ¨®mica agobiante, una de las peores desde la guerra civil de L¨ªbano, entre 1975 y 1990.
En v¨ªsperas del inminente colapso financiero, contin¨²a el impasse pol¨ªtico desde la dimisi¨®n, el pasado 30 de octubre, del primer ministro, Saad Hariri. Su sucesor, Hasan Diad, no logr¨® anunciar este viernes la formaci¨®n de un nuevo Gobierno, tal y como hab¨ªa prometido. Los nombres de los 18 potenciales ministros, frente a los 30 actuales en funciones, circularon en la tarde del jueves en los grupos de WhatsApp de activistas que se han convertido en los centros neur¨¢lgicos para la movilizaci¨®n y coordinaci¨®n de las protestas en todo el territorio.
La renuncia de Hariri sell¨® la muerte del statu quo pactado entre los dos bloques pol¨ªticos, sun¨ªes y ch¨ªies con los cristianos divididos de lado y lado, en un Gobierno de unidad nacional que no ha llegado al a?o de vida. La coalici¨®n mayoritaria est¨¢ formada por el t¨¢ndem chi¨ª Hezbol¨¢-Amal y el principal partido cristiano maronita, que lidera el presidente Michel Aoun, que propugnan la formaci¨®n de un Gobierno tecno-pol¨ªtico. El segundo bloque agrupa al grueso de la representaci¨®n sun¨ª ¡ªencabezada por Hariri¡ª y a la segunda fuerza cristiana, y respalda a los manifestantes en la formaci¨®n de un Ejecutivo de especialistas.¡°Si no han logrado ponerse de acuerdo en el reparto de carteras y en los nombres de quienes las ocupen, poco podr¨¢n hacer para recobrar la confianza de la comunidad local e internacional¡±, asegura por tel¨¦fono Samer Franyieh, profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Americana de Beirut y figura relevante en las movilizaciones.
¡°Tampoco podr¨¢n frenar el inminente colapso bancario y el r¨¢pido deterioro de la situaci¨®n que se espera a final de este mes cuando los trabajadores no reciban sus salarios¡±, a?ade. ¡°Pol¨ªticos, no acusen al pueblo, ac¨²sense a s¨ª mismos de este caos peligroso¡±, escribi¨® el mi¨¦rcoles el coordinador especial de Naciones Unidas para L¨ªbano, Jan Kubis, en su cuenta de Twitter. La ca¨ªda de los ingresos del turismo, de las remesas y la estampida de inversores extranjeros han agravado la escasez de divisas en un pa¨ªs que importa el 80% de lo que consume. Adem¨¢s, la comunidad internacional ha condicionado el desbloqueo de los 9.800 millones de euros prometidos en 2018 en Par¨ªs a la formaci¨®n de un nuevo Gobierno que responda a las ¡°leg¨ªtimas demandas de los ciudadanos¡±.
Insatisfechos, aunque hoy son muchos menos del mill¨®n de personas que se calcula llegaron a protestar en octubre (el 25% de la poblaci¨®n), cientos de manifestantes volvieron a cortar este viernes las principales arterias del pa¨ªs y a congregarse frente al banco central en Beirut. Arremet¨ªan contra su director, Riad Salameh, por no imponer una regulaci¨®n sobre los bancos para la retirada de divisas. La aparente permisividad de la autoridad monetaria se ha traducido en controles de capital oficiosos por parte de los bancos en el pa¨ªs. Cada ma?ana se forman largas colas frente a sus ventanillas, hoy reforzadas por guardias de seguridad y militares, para evitar que los clientes liberen su frustraci¨®n a pu?etazos.
La libra libanesa (LBP) ha perdido hasta un 60% de su valor en las casas de cambio, rompiendo el tipo de cambio que se hab¨ªa mantenido en 1.507 libras frente al d¨®lar desde 1997. El pa¨ªs acumula una de las deudas p¨²blicas m¨¢s importantes del mundo de casi 76.000 millones de euros, el 150% del PIB. ¡°Mi marido tiene diabetes y toma pastillas para el coraz¨®n. La medicaci¨®n cuesta unas 500.000 libras mensuales (300 euros) pero tenemos 134.000 libras de pensi¨®n y el partido ya no nos ayuda¡±, lamenta Sahyan Yaber, de 84 a?os, en el popular barrio Jeneine Saint Simon de Beirut. No especifica a qu¨¦ partido se refiere, pero su situaci¨®n es compartida por el 30% de libaneses que seg¨²n la ONU viven bajo el umbral de la pobreza.
La crisis econ¨®mica amenaza con sumergirles en la pobreza absoluta conforme los negocios cierran, los salarios se reducen a la mitad y las tradicionales ayudas de partidos y clanes confesionales no llegan para cubrir los gastos y hacer frente a unos productos b¨¢sicos cuyos precios han aumentado en un 25%. Los importadores de medicamentos y alimentos advierten de que se les acaban las existencias por falta de divisas con que pagar a los proveedores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.