Los ¨²ltimos supervivientes de Auschwitz claman por que su memoria no caiga en el olvido
Dos centenares de exdeportados participan en la ceremonia este lunes del 75? aniversario de la liberaci¨®n del campo de exterminio nazi
Benjamin Lesser no ten¨ªa ni idea a sus 15 a?os de a qu¨¦ infierno descend¨ªa cuando su tren lleg¨® a Auschwitz-Birkenau. Se agach¨® a recoger lo que ca¨ªa del cielo: ceniza. ¡°Era un lugar extra?o, llegamos de noche, todo el viaje en el vag¨®n hab¨ªa tenido a mi hermana peque?a cogida de una mano y a mi hermano peque?o de la otra¡±, explica. Un m¨¦dico de las SS le hizo unas preguntas sobre su estado f¨ªsico. Luego supo, dice, que era Mengele. A los peque?os se los llevaron en direcci¨®n opuesta a ¨¦l. ¡°No lo sab¨ªamos entonces, pero los enviaban a las c¨¢maras de gas. Al llegar con otros al barrac¨®n asignado, un hombre nos dijo: ¡®?Veis esas cenizas que caen?, son vuestras madres, vuestros hermanos, vuestras familias; y eso es en lo que os volver¨¦is vosotros, ?cenizas! As¨ª llegu¨¦ a Auschwitz¡±.
Holanda pide perd¨®n por fallar a los jud¨ªos
El primer ministro liberal neerland¨¦s, Mark Rutte, ha pedido perd¨®n este domingo en nombre del Gobierno por la actitud de las autoridades durante el Holocausto. Es la primera vez que se ofrece una disculpa oficial de estas caracter¨ªsticas, y coincide con el 75? aniversario de la liberaci¨®n de Auschwitz. Entre 1942 y 1945, los nazis transportaron a 107.000 jud¨ªos desde los Pa¨ªses Bajos a los campos de concentraci¨®n. Igual suerte corrieron 245 miembros de las comunidades Sinti y Roma y varias decenas de resistentes. En total, regresaron 5.000 personas, seg¨²n los archivos del campo de tr¨¢nsito de Westerbork, situado al noreste del pa¨ªs. Ana Frank, la autora del famoso Diario, y su familia, figuran entre los que pasaron por all¨ª y fueron luego exterminados.
¡°Cuando a¨²n tenemos entre nosotros a los ¨²ltimos supervivientes, quiero disculparme en nombre del Gobierno por los actos de los gobernantes de entonces. Soy consciente de que no hay palabras para englobar algo tan horrible y enorme como el Holocausto¡±, dijo Rutte, durante la ceremonia anual que recuerda a las v¨ªctimas, celebrada en ?msterdam. El pa¨ªs estuvo ocupado por los nazis entre 1940 y 1945, y hasta la fecha, el Gobierno ¡°no contaba con la suficiente base razonada como para pedir perd¨®n¡±, seg¨²n el primer ministro. Ahora, sin embargo, ha sido claro diciendo que ¡°el antisemitismo sigue vigente en nuestro entorno 75 a?os despu¨¦s de Auschwitz, y por eso hay que reconocer lo sucedido y decirlo bien alto: el Gobierno no estuvo a la altura cuando una parte de nuestros conciudadanos fueron apartados, excluidos y deshumanizados bajo un r¨¦gimen asesino¡±. Despu¨¦s, ha a?adido lo siguiente: ¡°Aunque hubo resistencia a t¨ªtulo individual, tambi¨¦n en el seno del Gobierno, demasiadas instancias y cargos p¨²blicos hicieron lo que les pidieron los ocupantes¡±.
En el a?o 2000, el entonces primer ministro socialdem¨®crata, Wim Kok, se disculp¨® por "la fr¨ªa acogida" dispensada a los jud¨ªos neerlandeses que sobrevivieron al Holocausto. Se aprob¨® una indemnizaci¨®n de 680 millones de florines de la ¨¦poca para todas las v¨ªctimas de la guerra, 400 millones de los cuales fueron para la comunidad jud¨ªa. En 2019, los Ferrocarriles Neerlandeses (NS), una compa?¨ªa estatal, compens¨® a los supervivientes, sus viudas e hijos por haberlos llevado en sus trenes hasta Westerbork. El servicio le report¨® a la compa?¨ªa unos 2,5 millones de euros al cambio actual, seg¨²n Johannes Houwink ten Cate, experto en el estudio del genocidio y el Holocausto. Desde all¨ª, los detenidos eran trasladados por los nazis a los campos de concentraci¨®n.
Lesser (Cracovia, 1928) es uno de los dos centenares de supervivientes del siniestramente famoso campo de exterminio de los nazis en suelo polaco que han viajado con motivo del 75? aniversario de la liberaci¨®n del mismo, que se conmemora este lunes, y en el que ellos son los principales protagonistas. Hace cinco a?os eran 300. A la ceremonia acuden 2.500 invitados de 50 pa¨ªses. Auschwitz (con sus anexos, como Birkenau) es el ep¨ªtome de los campos de la muerte nazis. All¨ª fueron asesinadas 1.300.000 personas, entre ellas 1,1 millones de jud¨ªos (el 90%) y, tambi¨¦n por el odio racial de los nazis, 23.000 gitanos.
Este domingo, una docena de supervivientes dieron testimonio de sus terribles experiencias en una conferencia de prensa cerca del campo. Son los que han vivido de verdad las cosas que mucha gente conoce por el cine de Spielberg. Decir que est¨¢n mayores es una obviedad. Son nonagenarios. Muchos se repiten al hablar, contestan otra cosa cuando se les pregunta, incluso alguno crey¨® estar en otro lugar y tiempo, y la organizaci¨®n a¨²n no sabe qui¨¦nes ser¨¢n los encargados de hablar este lunes en las ceremonias, pues depender¨¢ de quienes sean capaces ¡°f¨ªsica y psicol¨®gicamente¡±.
Pero, aunque los hubo que lloraron al explicar sus vivencias terribles, como David Lewin, que lleg¨® en 1943 a Auschwitz desde Majdanek y en enero de 1945 fue llevado a Buchenwald (?qui¨¦n aguantar¨ªa llevar esos tres nombres a la espalda?), todos mostraron un coraje asombroso y lanzaron el mismo mensaje, un clamor, una s¨²plica y una advertencia: ¡°No olviden¡±. Olvidar, dijeron ¡°ser¨ªa una segunda muerte para las v¨ªctimas¡±. Dijeron que recordar¨¢n mientras puedan y luego habr¨¢n de recoger el testigo otros. Recalcaron tambi¨¦n que recordar es una garant¨ªa contra el ascenso de la ultraderecha, que observan con enorme alarma.
El 75? aniversario de la liberaci¨®n de Auschwitz, en un contexto de preocupaci¨®n por el auge de partidos de extrema derecha y episodios de violencia antisemita, ser¨¢ el ¨²ltimo redondo para la inmensa mayor¨ªa de los supervivientes. Son conscientes de ello. Saben que se apagan. Igor Malickij, en Auschwitz el n¨²mero 188005, se present¨® con la camisa del uniforme a rayas de los campos, como una forma de anclar su recuerdo (y pasaba del ruso al alem¨¢n ladrado cuando en su relato le gritaban los SS del campo). Alina Dabrowska (n¨²mero de presa 44165), que ha dedicado buena parte de su esfuerzo testimonial en hablar a estudiantes alemanes, se puso al cuello un pa?uelo que suger¨ªa tambi¨¦n el tristemente famoso pijama de los presos.
Lesser, que form¨® parte de un convoy de jud¨ªos h¨²ngaros enviado a Auschwitz (su familia escap¨® de Polonia a Hungr¨ªa), ha sobrevivido, enumer¨®, a cuatro campos, dos trenes de deportados y otras tantas marchas de la muerte. Hab¨ªa silenciado sus recuerdos hasta que un d¨ªa, en Estados Unidos, su hijo le pidi¨® que fuera a hablar a su escuela. ¡°Vi c¨®mo se interesaban los chicos y desde entonces cuento mi historia. No he dejado de hablar. No podemos dejar que la gente olvide. Hemos de mantener la memoria viva y evitar la amnesia del mundo¡±.
El odio de Hitler
El superviviente se?al¨® conmovedoramente que ¨¦l mismo, si olvida algo, se obliga a recordar, ¡°me refresco la memoria¡±. En esa memoria est¨¢n los ¡°pozos de fuego¡± a los que se arrojaban cuerpos cuando los crematorios no daban abasto, ¡°y hasta a ni?os vivos, a los que o¨ªamos gritar de noche¡±. Se pregunt¨® c¨®mo los alemanes, ¡°gente culta y civilizada, se volvieron esos monstruos¡±. Y llam¨® a que cese el odio, cualquier odio. ¡°Hitler no empez¨® matando, empez¨® odiando¡±, record¨®.
Le¨®n Weintraub (Lodz,1926) explic¨® c¨®mo en su primera visita al museo de Auschwitz su hija, que iba con ¨¦l, se puso a llorar al ver las maletas amontonadas que se exponen. ¡°Vi a mi madre por ¨²ltima vez en la plataforma de selecci¨®n¡±, rememor¨®, ¡°a ella y a mi hermana las enviaron a las c¨¢maras de gas. No sab¨ªamos d¨®nde est¨¢bamos, no hab¨ªa letreros. Al llegar en el tren nos gritaron ¡®?raus, raus!¡¯. Yo era aprendiz de electricista y me pregunt¨¦ porqu¨¦ la cerca estaba electrificada. En Auschwitz-Birkenau eras una herramienta humana de un solo uso, cuando te gastabas, a la basura. Y te deshumanizabas pelda?o a pelda?o¡±. Weintraub advirti¨® contra ¡°los que desfilan hoy por las calles con esl¨®ganes como los de los nazis¡± y dijo: ¡°No hay que cerrar los ojos, son lo mismo; solo guardando la memoria evitaremos que vuelva a pasar lo que pas¨®¡±.
Hubo algunas preguntas inc¨®modas para los supervivientes, como la referente a si los polacos colaboraron con los nazis en el Holocausto. ¡°Que hubiera alg¨²n caso no significa que se pueda generalizar¡±, respondi¨® Lesser; ¡°en toda Europa hubo gente que colabor¨® con los nazis, pero muchos polacos ayudaron a los jud¨ªos y hasta perdieron la vida por hacerlo; hay personas buenas y malas en todas partes¡±. Para ¨¦l, los campos de exterminio nazis los construyeron los alemanes en Polonia ¡°como pod¨ªan haberlo hecho en cualquier otra parte¡±.
El riesgo de las ficciones literarias sobre Auschwitz
El director del Memorial y Museo de Auschwitz-Birkenau, Piotr Cywinski, recalc¨® este domingo que en la conmemoraci¨®n de la liberaci¨®n del campo los protagonistas son los supervivientes. ¡°Esto se hace por ellos y con ellos; vamos a escucharlos¡±. A?adi¨® que la misi¨®n principal de aniversario es, ¡°en un mundo que cambia muy r¨¢pido, la necesidad de referencias firmes¡±. Apunt¨® que el n¨²mero creciente de visitantes de Auschwitz ¡ªel campo se ha convertido en un destino tur¨ªstico que atrajo el a?o pasado a 2.320.000 visitantes, una cifra r¨¦cord¡ª, as¨ª como el ¨¦xito de las exposiciones itinerantes como la que se ha exhibido en Madrid, muestra que la gente necesita ¡°no solo recordar la historia, sino respuestas para las preguntas de nuestro tiempo¡±.
Cywinski, que anunci¨® la creaci¨®n de un nuevo proyecto del centro ¡ªDiplomacy of Remembers (diplomacia de la memoria) con la participaci¨®n del espa?ol Enrique de Villamor y Soraluce, presidente de la Asociaci¨®n Pro Tradici¨®n y Cultura Europea¡ª, advirti¨® contra que ¡°se mezcle en la conmemoraci¨®n a las v¨ªctimas y la pol¨ªtica¡±. Se refiri¨® a la pol¨¦mica del Gobierno polaco con Mosc¨² a cuenta de la historia ¡ªel presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, no acudir¨¢ al acto¡ª, dijo que viene a la celebraci¨®n ¡°quien quiere¡±, y puntualiz¨® que aunque es m¨¢s que cuestionable el papel del Ej¨¦rcito Rojo como ¡°liberador¡± en sus operaciones en Europa del Este y especialmente en Polonia (donde decidi¨® no apoyar la insurgencia de la resistencia polaca en Varsovia en 1944 y dejar que la aplastaran los nazis), ¡°no es el caso de la liberaci¨®n de Auschwitz: el campo fue efectivamente liberado por los soldados sovi¨¦ticos¡±. ¡°No hay que confundir en ese sentido lo que pas¨® en otros lugares del pa¨ªs¡±, recalc¨®, ¡°con lo que pas¨® en los campos de exterminio¡±. Dijo que incluso han tratado de encontrar a militares exsovi¨¦ticos que participaron en la liberaci¨®n del campo para que se sumaran a la conmemoraci¨®n, pero no los han encontrado.
En cuanto a las otras celebraciones del aniversario, como la celebrada la semana pasada en Jerusal¨¦n, dijo que puede haber otras pero que es incuestionable cu¨¢l es el acto m¨¢s importante. Y remat¨®: "Nosotros nos centramos en los supervivientes, no en la pol¨ªtica". Preguntado por la proliferaci¨®n de libros sobre el Holocausto, manifest¨® que, "por supuesto", es partidario de la libertad de expresi¨®n y de publicaci¨®n, pero advirti¨®: "No tengo nada en contra de que la gente escriba ficci¨®n de Auschwitz basada en la realidad, el problema es cuando la ficci¨®n se presenta como verdad y como resultado de una investigaci¨®n y no lo es. Eso es una mentira. Creer que lo que cuentan esos libros es verdad, es un peligroso punto de apoyo para el negacionismo. Hay en los que escriben de Auschwitz una responsabilidad moral".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.