Muere el juez iraqu¨ª que presidi¨® el juicio por genocidio contra Sadam Husein
Mohamed al Oreibi expuls¨® de la sala al dictador y respondi¨® desafiante a sus insultos
Mohamed al Oreibi al Jalifa, que presidi¨® el juicio contra el dictador iraqu¨ª Sadam Husein por genocidio contra los kurdos, ha muerto por complicaciones de la covid-19 en un hospital de Bagdad. Ten¨ªa 52 a?os y se hab¨ªa retirado de la magistratura. Tras la invasi¨®n estadounidense en 2003, el procesamiento de Sadam marc¨® el fin de la dictadura en Irak y se?al¨® el inicio de un convulso camino a la democracia que todav¨ªa hoy encuentra dificultades para asentarse.
El Consejo Judicial Supremo, que anunci¨® el fallecimiento de Al Oreibi el pasado viernes, alab¨® en un comunicado el coraje del juez durante el juicio contra el tirano y varios otros altos cargos baazistas. ¡°Se enfrent¨® a los s¨ªmbolos del anterior r¨¦gimen dictatorial y su gobernante, por lo que permanecer¨¢ inmortal en los corazones de los iraqu¨ªes en general, y de los jueces en particular¡±, aseguraba el texto.
Al Oreibi, un ¨¢rabe chi¨ª nacido en el barrio capitalino de Karrada, se licenci¨® en Derecho en la Universidad de Bagdad en 1992. Fue nombrado juez en el a?o 2000, bajo la presidencia de Sadam, quien desde hac¨ªa dos d¨¦cadas controlaba el gobernante Partido Baaz. Poco pod¨ªa imaginar entonces que seis a?os despu¨¦s iba a verse al frente del tribunal en el que se juzgar¨ªa al hombre que hab¨ªa firmado el decreto de su designaci¨®n.
El joven juez Al Oreibi fue uno de los integrantes del Alto Tribunal Iraqu¨ª creado en diciembre de 2003 para juzgar los cr¨ªmenes cometidos bajo el r¨¦gimen de Sadam. Como el resto del equipo judicial, recibi¨® formaci¨®n de magistrados extranjeros especializados en juicios de esa naturaleza. Aunque los iraqu¨ªes no quisieron un tribunal internacional sino una instancia local con jueces y fiscales iraqu¨ªes que siguieran el procedimiento criminal del pa¨ªs, tuvieron bajo cuerda un importante apoyo exterior, en especial sobre los delitos de genocidio, cr¨ªmenes contra la humanidad y cr¨ªmenes de guerra que hasta entonces no estaban contemplados en la legislaci¨®n iraqu¨ª.
Al Oreibi formaba parte del equipo de jueces instructores que prepararon los cargos contra el propio dictador a partir de agosto de 2004. Pero su nombre salt¨® a la fama dos a?os m¨¢s tarde, cuando remplaz¨® al juez Abdullah al Amiri (tachado de demasiado blando con Sadam) como presidente del tribunal en el proceso por el genocidio de decenas de miles de kurdos con armas qu¨ªmicas entre 1986 y 1988, conocido como campa?a Anfal. Junto a Sadam, tambi¨¦n se juzgaba a su primo Ali Hasan al Mayid, conocido como Ali el Qu¨ªmico, y otros cinco altos cargos.
En su primer d¨ªa al frente de la audiencia, Al Oreibi respondi¨® a las repetidas interrupciones de los abogados defensores y del propio Sadam, expulsando al dictador de la sala, un gesto que se repetir¨ªa en m¨¢s ocasiones a pesar de las amenazas de este. ¡°Tu padre estaba en las fuerzas de seguridad y sigui¨® trabajando en ellas hasta la ca¨ªda de Bagdad¡±, espet¨® Sadam al juez tratando de ensuciar su imagen. ¡°Te desaf¨ªo ante el p¨²blico si tal es el caso¡±, le respondi¨® el magistrado, marcando el tono del resto del proceso.
Sadam fue ahorcado el 30 de diciembre de 2006, antes de que concluyera el juicio por el caso Anfal. Hab¨ªa sido condenado a muerte en una causa anterior por el asesinato de 148 chi¨ªes y los pol¨ªticos de esta comunidad no pudieron contener su sed de venganza. Pocos d¨ªas antes de su ejecuci¨®n, el dictador escribi¨® a Al Oreibi: ¡°Te odio tanto que no puedo mirarte a la cara. A partir de ahora no voy a asistir a las sesiones del tribunal¡±. En junio de 2007, el tribunal conden¨® a muerte a Ali el Qu¨ªmico.
La actitud de Al Oreibi no estuvo exenta de valent¨ªa. Durante el proceso, al menos un juez y tres abogados vinculados al mismo fueron asesinados. ?l, como otros magistrados, tuvo que trasladarse a vivir a la Zona Verde de Bagdad y acostumbrarse a tener una escolta de medio centenar de polic¨ªas. ¡°El hombre que los dirige es mi sombra, me acompa?a all¨¢ donde vaya¡±, reconoci¨® en una entrevista meses despu¨¦s del juicio. Hasta el pasado viernes.
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