Philonise, hermano de George Floyd: ¡°El muro azul de la polic¨ªa se ha derrumbado¡±
El principal portavoz de la familia Floyd atiende a EL PA?S tras conocerse el veredicto del jurado que declar¨® culpable a Derek Chauvin de asesinar al afroamericano
George Perry Floyd era, adem¨¢s de todas esas cosas que se han contado y escrito estos d¨ªas por el juicio al polic¨ªa que le asfixi¨®, un armario de hombre. Rozaba los dos metros de altura, superaba los 100 kilos de peso y, cuando entraba en una habitaci¨®n o cualquier local, sol¨ªa ir saludando uno por uno a todo el que all¨ª se encontraba para no dar miedo. A su madre, que qued¨® incapacitada por una apoplej¨ªa, la levantaba en volandas y bailaba con ella Love and happiness, de Al Green, en la sala de estar. Larcenia, fallecida en 2018, lo hab¨ªa criado junto a sus cuatro hermanos en un bloque de apartamentos p¨²blicos del Third Ward (Tercer Distrito) de Houston (Texas), el mismo barrio de la cantante Beyonc¨¦, con su sueldo de cuidadora de guarder¨ªa.
A todos los med¨ªa en una pared en la que dejaban una se?al y Perry, como le llamaba su familia, siempre era el m¨¢s alto. Tambi¨¦n, el encargado de preparar unos bocadillos imposibles de pl¨¢tano y mayonesa para los peque?os y el mejor, con diferencia, jugando a baloncesto. Tanto, que gracias al deporte consigui¨® en 1993 una beca para estudiar en un centro universitario p¨²blico de grados m¨¢s cortos. Pero aquello no se le dio bien y, al regresar al barrio, todo se le empez¨® a dar bastante mal. Sufri¨® varios arrestos, cometi¨® delitos de drogas, hubo robos y pas¨® hasta cinco a?os de c¨¢rcel.
Tuvo cinco hijos con distintas mujeres y trat¨® de rehacer su vida muchas veces; apadrin¨® a chicos con problemas, se refugi¨® en la religi¨®n, se mud¨® a la otra punta del pa¨ªs, a Minneapolis (Minnesota). All¨ª trabajaba de guardia de seguridad en un par de locales y lleg¨® a coincidir, en uno de ellos, con un polic¨ªa llamado Derek Chauvin que tambi¨¦n trabajaba de vigilante para sacar un dinero extra. Con la pandemia, Floyd se qued¨® sin empleo y el 25 de mayo, cuando pag¨® un paquete de tabaco con un billete falso de 20 d¨®lares, se encontr¨® con la muerte. Ten¨ªa 46 a?os. El agente Chauvin lo retuvo con la rodilla en el cuello durante 9 minutos y 29 segundos mientras clamaba que no pod¨ªa respirar y que le iban a matar. En sus ¨²ltimas palabras, llam¨® a la madre muerta: ¡°Mam¨¢, ya he terminado¡±.
Philonise Floyd ha o¨ªdo esas palabras y visto morir a su hermano decenas de veces. En sentido literal. Ha pasado casi un mes en Minneapolis siguiendo el juicio por la muerte de George, en el que se han visualizado, estudiado y analizado esos momentos desde m¨²ltiples ¨¢ngulos hasta la saciedad. Aquel 25 de mayo naci¨®, sin pretenderlo, un icono global contra la brutalidad policial y el racismo, comenz¨® una ola de protestas sin parang¨®n desde la muerte de Martin Luther King, en 1968, y cambi¨® para siempre la vida de este camionero de 39 a?os que ahora habla en el Congreso de Estados Unidos, recibe llamadas del presidente Joe Biden y ha decidido dedicar su vida a evitar que haya ¡°nuevos George Floyd¡±.
El hermano menor y principal portavoz de la familia Floyd atiende a EL PA?S el jueves por la tarde, 48 horas despu¨¦s de un veredicto trascendental, en el que Chauvin ha sido declarado culpable de homicidio. Philonise hab¨ªa pasado las escasas 10 horas que el jurado se tom¨® para deliberar con el coraz¨®n encogido. ¡°Cuando el juez se puso a leer y dijo ¡®culpable, culpable, culpable¡¯, sent¨ªa deseos de saltar, pero no quer¨ªa faltarle al respeto al juez. Fue emocionante porque los afroamericanos, o mejor dicho, la gente de color y punto, no solemos recibir justicia en estos casos¡±, cuenta. En su opini¨®n, el fallo es la excepci¨®n que confirma la regla, esa que dice que ning¨²n uniformado rinde cuentas por sus abusos, un punto de inflexi¨®n. ¡°El muro azul (el color de los uniformes) de la polic¨ªa se ha derrumbado¡±, sostiene, ¡°esta vez hemos visto a comandantes, jefes de departamento de polic¨ªa decir que no iban a validar esto y eso me hizo sentir bien, porque la vida de George ha significado algo¡±.
Philonise tambi¨¦n es alto y corpulento, aunque no tanto como Big Floyd, como tambi¨¦n llamaban algunos al difunto. Lleva una mascarilla con los n¨²meros 8.46, que hacen referencia a los 8 minutos y 46 segundos que, al principio, se calcul¨® que el polic¨ªa hab¨ªa apretado el cuello de Floyd contra el suelo, aunque conforme avanz¨® la investigaci¨®n el c¨¢lculo definitivo se situ¨® en los 9 minutos y 29 segundos. En la camiseta, bajo el traje, asoma el nombre de Daunte Wright en grandes letras blancas. Es el joven de 20 a?os muerto el 11 de abril en un suburbio cercano a Minneapolis cuando trataba de zafarse de un arresto porque una polic¨ªa le dispar¨®, seg¨²n las primeras hip¨®tesis de los investigadores, al confundir su pistola de balas con la paralizante.
El hermano de Floyd acudi¨® con otros miembros de la familia al funeral del chico el jueves. Ha estado en contacto con los parientes de otros hombres negros muertos en intervenciones policiales que fueron grabadas y cuestionadas, como las de Eric Garner en 2014 en Nueva York, tambi¨¦n inmovilizado por el cuello, o Philando Castile, tiroteado cerca de Minneapolis cuando advirti¨® a los agentes de que llevaba una pistola autorizada en el coche.
Esa es ¡°una hermandad¡±, dice, de la que nunca quisieron ¡°formar parte¡±, pero ahora le sienta bien ponerse a la cabeza de la manifestaci¨®n, convertir la desgracia en una misi¨®n de vida. Ha decidido impulsar una fundaci¨®n para luchar por que ¡°no haya m¨¢s Eric Garners, ni m¨¢s George Floyds, ni m¨¢s Philando Castiles¡±. Se va a llamar Instituto Philonise y Keeta [el nombre de su esposa] para el Cambio Social. Al estallar el caso Floyd, la familia se puso en manos de un conocido abogado de los derechos civiles, Ben Crump. En marzo, Minneapolis lleg¨® a un acuerdo para pagar a la familia 27 millones de d¨®lares (22,3 millones de euros) y as¨ª evitar la demanda civil interpuesta. Ese, asegura Philonise, es un dinero que pertenece a los hijos de su hermano y que tirar¨ªa ahora mismo a cambio de tenerlo de vuelta.
?Cu¨¢ndo se perdi¨® George Floyd? ?Cu¨¢ndo el chico que jugaba a baloncesto y preparaba bocadillos de pl¨¢tano se desvi¨® y acab¨® en la c¨¢rcel? Es el momento de la entrevista en el que el semblante de Philonise Floyd se pone m¨¢s serio: ¡°?l no me mostraba esa parte¡±. La muerte de la madre, en 2018, lo liquid¨® emocionalmente. ¡°Era una buena persona, pero lo estaba pasando mal¡±, a?ade. Antes, durante la adolescencia, le ocurri¨® lo que a muchos otros chicos de su entorno, seg¨²n apunta una conocida de la familia, bajo condici¨®n de anonimato: ¡°Le pas¨® el barrio, es muy f¨¢cil que te pasen cosas all¨ª¡±.
La cuesti¨®n, dice Philonise, es que su hermano ¡°muri¨® por una acusaci¨®n sobre un billete de 20 d¨®lares y otros disparan a gente en una iglesia y despu¨¦s se van a cenar a Burger King¡±. El hermano de Floyd se refiere a Dylann Roof, el racista que en 2015, cuando ten¨ªa 21 a?os, entr¨® en una iglesia baptista negra de Charleston (Carolina del Sur) y mat¨® a nueve personas. Cuando lo arrestaron al d¨ªa siguiente de los hechos, dijo que ten¨ªa hambre y los agentes le compraron comida de dicha cadena de hamburguesas. Dos a?os despu¨¦s fue condenado a la pena de muerte.
Cuando surgen noticias de arrestos brutales a hombres afroamericanos, se suele recordar este caso. Philonise tambi¨¦n ha sentido racismo y ha sentido el sesgo de la polic¨ªa a lo largo de su vida. ¡°Yo siempre soy muy amable; he o¨ªdo cosas racistas muchas veces, pero siempre respondo: ¡®Dios le bendiga¡±. ¡°Mi hermano tambi¨¦n lo era¡±, contin¨²a, ¡°llegaba a una habitaci¨®n y la iluminaba, siempre que iba a un sitio nuevo saludaba a todo el mundo, de cada rinc¨®n. Yo le preguntaba, ¡®?por qu¨¦ haces eso¡¯, y ¨¦l me dec¨ªa: ¡®?No me ves? Si no voy y les saludo con mi tama?o, piensan que soy una amenaza¡¯¡±. Siente paz cuando piensa en esto: ¡°George ha cambiado el mundo¡±.
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