La comisi¨®n electoral del Reino Unido abre una investigaci¨®n por los gastos del apartamento de Boris Johnson
El organismo supervisor detecta ¡°indicios razonables¡± de la comisi¨®n de un delito en la decoraci¨®n de la residencia privada del primer ministro brit¨¢nico
La Comisi¨®n Electoral del Reino Unido, el organismo independiente que supervisa los procesos de votaci¨®n y la financiaci¨®n de los partidos, ha anunciado este mi¨¦rcoles la apertura de una investigaci¨®n formal sobre el origen de los fondos empleados por Boris Johnson para redecorar su residencia privada en Downing Street. ¡°Tenemos motivos para creer que existen indicios razonables de que se hayan cometido uno o varios delitos¡±, ha asegurado el organismo supervisor en un comunicado. ¡°Nuestra investigaci¨®n determinar¨¢ si las transacciones efectuadas para las obras del n¨²mero 11 de Downing Street [el edificio donde viven Johnson y su pareja, Carrie Symonds, adyacente a la sede del Gobierno] se ajustan al r¨¦gimen regulado por esta comisi¨®n, y fueron comunicadas del modo exigido¡±, a?ade el texto.
Lo que comenz¨® como un cotilleo que hizo la delicia de los tabloides brit¨¢nicos ¨DJohnson contaba con desesperaci¨®n a sus allegados que ¡°Carrie¡± se hab¨ªa vuelto loca con los gastos, y quer¨ªa poner ¡°papel de oro¡± en la casa¨D, ha pasado a ser un asunto muy delicado que ha puesto contra las cuerdas al Gobierno conservador. El equipo del primer ministro quiso dise?ar un esquema similar al que funciona en otras residencias oficiales, como la Casa Blanca estadounidense: una fundaci¨®n destinada a preservar el patrimonio hist¨®rico del edificio a trav¨¦s de donaciones privadas. La realidad era bastante m¨¢s prosaica. La pareja quer¨ªa deshacerse de los muebles heredados de la anterior ex primera ministra, Theresa May, demasiado provincianos para su gusto, y encargar un nuevo interiorismo basado en las propuestas de Lulu Tyle, una decoradora de moda que bebe de las tradiciones brit¨¢nicas y se inspira en la naturaleza. En total, al menos 66.000 euros fueron canalizados a trav¨¦s del Partido Conservador para tal cometido.
La consigna repetida por Downing Street ha consistido en asegurar que Johnson acab¨® pagando de su bolsillo los gastos, pero sin detallar si lo que hizo realmente no fue m¨¢s bien devolver el dinero al partido al ver el esc¨¢ndalo que estaba surgiendo. Si la Comisi¨®n Electoral confirmara tras sus pesquisas esta segunda posibilidad, Johnson se enfrentar¨ªa a una posible multa de casi 23.000 euros, y el asunto podr¨ªa acabar derivando a los tribunales.
Especialista en aplacar cualquier ruido a base de gritar m¨¢s que el resto, Johnson ha echado mano de toda su gesticulaci¨®n y furia para intentar esquivar las preguntas del l¨ªder de la oposici¨®n en la sesi¨®n de control de la C¨¢mara de los Comunes. Keir Starmer, abogado y ex fiscal general, tiene una particular habilidad en desmenuzar sus interrogatorios para acorralar a su contrincante. ¡°?Qui¨¦n pag¨® inicialmente ¨Dy qu¨¦dese con la palabra inicialmente, primer ministro, porque ah¨ª est¨¢ la clave¨D la redecoraci¨®n del apartamento?¡±, iniciaba su acoso el pol¨ªtico laborista. ¡°Se lo voy a poner m¨¢s f¨¢cil, con un test de m¨²ltiples respuestas: ?Qui¨¦n pag¨® inicialmente, el contribuyente, el partido o usted?¡±, insist¨ªa.
Johnson no se sal¨ªa del guion: ¡°Yo he cubierto todos esos gastos, y me resulta absolutamente extra?o que el l¨ªder de la oposici¨®n se preocupe m¨¢s por el empapelado de las paredes de mi residencia, que por la lucha contra la pandemia o los esfuerzos por sacar adelante la econom¨ªa¡±, dec¨ªa el pol¨ªtico conservador mientras golpeaba cada vez con m¨¢s contundencia el cofre que utiliza como atril desde su puesto en el Parlamento. El primer ministro ha echado mano de todos los reproches posibles contra la oposici¨®n ¨Del coste de los impuestos municipales de ayuntamientos laboristas, los gastos pasados de Tony Blair, y por supuesto, el Brexit¨D para intentar diluir un asunto que ha monopolizado la atenci¨®n y esfuerzos del Gobierno durante m¨¢s de una semana.
Guerra con su antecesor
Y todo deriva de una guerra resucitada con su antiguo asesor, el complejo y vengativo ide¨®logo del Brexit, Dominic Cummings. Convencido Johnson de que su exaliado era el responsable de la filtraci¨®n de los intercambios de mensajes de texto entre el primer ministro y el empresario James Dyson, tuvo la controvertida ocurrencia de llamar personalmente el pasado viernes a diversos medios y periodistas para acusar directamente a Cummings. Desenterr¨® el hacha de guerra, y la respuesta de su enemigo, resentido por el modo en que fue despedido de Downing Street, elev¨® el nivel de brutalidad pol¨ªtica. ¡°Le dije que sus planes de obtener donantes secretos para la redecoraci¨®n [del apartamento] no eran ¨¦ticos, eran est¨²pidos, posiblemente ilegales, y que quebraban todas las reglas existentes respecto a la transparencia de donaciones pol¨ªticas, si se empe?aba en proceder de ese modo¡±, explicaba Cummings en un prol¨ªfico comunicado publicado en su blog personal.
Cummings desenterr¨® un asunto que ya hab¨ªa desaparecido del radar de los medios y de la oposici¨®n. En los ¨²ltimos d¨ªas se ha conocido que David Brownlow, lord Brownlow, un millonario brit¨¢nico con notable afinidad hacia el Partido Conservador, hab¨ªa desembolsado ¨ªntegramente el dinero necesario para la renovaci¨®n del apartamento. As¨ª lo confirmaba en un correo electr¨®nico que envi¨® al vicepresidente del Partido Conservador, Ben Elliot.
Del mismo modo que el equipo de Johnson apost¨® a lograr la comprensi¨®n de la ciudadan¨ªa en el asunto Dyson, propagando que era de sentido com¨²n ofrecer ventajas fiscales a un empresario que acud¨ªa en ayuda del Gobierno durante el caos inicial de la pandemia, conf¨ªa ahora en que la opini¨®n p¨²blica entienda la necesidad de un primer ministro y su pareja de decorar a su gusto la vivienda en la que est¨¢n obligados a pasar muchas horas. La intervenci¨®n de la Comisi¨®n Electoral, sin embargo, ha convertido la an¨¦cdota desagradable en una investigaci¨®n p¨²blica en la que sugiere la posible comisi¨®n de delitos. Y llega en medio de una guerra interna entre los antiguos aliados que impulsaron el Brexit que ha inundado los medios de filtraciones reveladoras del presunto favoritismo con que opera Downing Street.
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