Sarkozy afronta un nuevo juicio por presunta financiaci¨®n ilegal de una campa?a electoral
El proceso por el ¡®caso Bygmalion¡¯, que dividi¨® a la derecha francesa, arranca sin la presencia del expresidente y con Los Republicanos a la deriva
El juicio por el llamado caso Bygmalion, aplazado en marzo al estar enfermo de la covid-19 uno de los abogados de la defensa, ha arrancado por fin este jueves sin que Nicolas Sarkozy, uno de los 14 acusados, estuviese presente en la sala. El antiguo presidente de Francia ¨Choy retirado de la pol¨ªtica, pero todav¨ªa influyente en el campo conservador¨C ya fue condenado el pasado invierno a tres a?os de prisi¨®n por corrupci¨®n, aunque recurri¨® aquella sentencia. Este nuevo juicio sienta ahora en el banquillo, adem¨¢s de a Sarkozy, a colaboradores de su equipo de campa?a, a responsables de la empresa de eventos y relaciones p¨²blicas Bygmalion, y a dirigentes del que fuera su partido, la Uni¨®n para un Movimiento Popular (UMP), rebautizado m¨¢s tarde con su nombre actual, Los Republicanos (LR). Sarkozy, cuyo interrogatorio est¨¢ previsto para la semana del 14 de junio, se expone a una pena de un a?o de prisi¨®n y 3.750 euros de multa.
El caso Bygmalion, que se extender¨¢ previsiblemente hasta el 22 de junio, estall¨® al revelarse las pr¨¢cticas financieras de la segunda y ¨²ltima campa?a presidencial de Sarkozy, en la que se enfrentaba al socialista Fran?ois Hollande, que finalmente gan¨® en las urnas. Para remontar los sondeos adversos, el entonces presidente ¨Clastrado por la crisis econ¨®mica y una personalidad que irritaba a muchos franceses¨C decidi¨® darlo todo, f¨ªsica y financieramente. Y lo hac¨ªa a lo grande.
En vez de los 15 m¨ªtines planeados, organiz¨® 44. Y no eran m¨ªtines al uso. Los escenarios eran gigantes, como las pantallas. Los camerinos inclu¨ªan buf¨¦s de lujo, ducha, incluso un mayordomo. Llegaban trenes de todo el pa¨ªs con militantes para llenar los pabellones. Los costes se desbocaron y Sarkozy acab¨® gastando 42,8 millones de euros, casi el doble del tope autorizado. Para disimular ese gasto excesivo e ilegal, se ide¨® una triqui?uela. La UMP ¨Ces decir, el partido, en vez de la campa?a¨C asumi¨® gran parte del gasto de la campa?a. Pero deb¨ªa justificarlo. Por eso la empresa Bygmalion emiti¨® facturas falsas por organizar eventos que nunca existieron.
La inc¨®gnita ahora es averiguar qu¨¦ sab¨ªa Sarkozy de todo aquel exceso. El expresidente se ampara en que, en el fragor de una campa?a intens¨ªsima, no ten¨ªa tiempo para fijarse en asuntos contables, y, en este y otros casos judiciales, denuncia un ensa?amiento contra ¨¦l por parte de los magistrados. El juez instructor sostiene que Sarkozy, por su posici¨®n, deb¨ªa haber velado por que sus colaboradores actuasen conforme a la ley y que se benefici¨® de una inyecci¨®n de dinero extraordinaria, aunque al final perdi¨® ante el socialista Hollande.
Al destaparse el caso, en 2014, estall¨® una pelea a varias bandas entre los pol¨ªticos que aspiraban a encabezar la derecha. El presidente de la UMP, Jean-Fran?ois Cop¨¦, era amigo de los jefes de Bygmalion, lo que en un primero momento desvi¨® las sospechas hacia ¨¦l. Estaba al acecho el ex primer ministro Fran?ois Fillon, que aspiraba a sustituir a Sarkozy y en 2020 acab¨® condenado a cinco a?os de prisi¨®n por los empleos ficticios de su esposa.
Se abri¨® por tanto un conflicto interno en la derecha francesa de la que, en v¨ªsperas de otra elecci¨®n presidencial el pr¨®ximo a?o, sigue sin recuperarse. Ahora, casi 10 a?os despu¨¦s de la campa?a de Sarkozy contra Hollande en 2012, Los Republicanos, el partido heredero de la UMP, est¨¢n divididos, sin programa y sin l¨ªder, y corren el riesgo de acabar absorbidos por el centroderecha que apoya a Macron y por la extrema derecha de Marine Le Pen. Desde entonces, no han vuelto a tener a uno de los suyos en el palacio del El¨ªseo.
Corrupci¨®n
En marzo pasado, adem¨¢s, un tribunal conden¨® a Sarkozy por corrupci¨®n al haber intentado sonsacar informaci¨®n a un fiscal a cambio de ayudarle a obtener un cargo en M¨®naco. Y est¨¢ imputado, sin fecha para juicio, por la supuesta financiaci¨®n ilegal de su primera campa?a presidencial, en 2017, con dinero de la Libia de Muamar el Gadafi. Cualquier sue?o de regresar un d¨ªa al poder se aleja, pero mantiene un ascendente en buena parte de la derecha, y cultiva una buena relaci¨®n con el actual presidente, Emmanuel Macron.
Sarkozy no es el primer jefe de Estado franc¨¦s en afrontar un juicio penal. Su predecesor, Jacques Chirac, fue condenado a dos a?os de prisi¨®n por malversaci¨®n de fondos p¨²blicos y abuso de confianza cuando era alcalde de Par¨ªs, aunque no cumpli¨® la pena.
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