El pulso por la calle (tambi¨¦n) se calienta en Brasil
La izquierda brasile?a moviliz¨® el s¨¢bado a decenas de miles de manifestantes contra el presidente Bolsonaro tras meses de protestas confinadas a las redes sociales
Con otro presidente al frente de Brasil, muchos de los 460.000 fallecidos por la covid estar¨ªan ahora vivos. Esa convicci¨®n es el principal motivo por el que, convocadas por movimientos de izquierdas, decenas de miles de personas se echaron a las calles el s¨¢bado en plena pandemia al grito de ¡°Fora Bolsonaro¡±. La movilizaci¨®n supone una notable novedad porque durante esta crisis sanitaria, que en Brasil no amaina, las calles han estado agitadas pero no con muestras del creciente malestar con Bolsonaro, sino con peri¨®dicos actos de apoyo al presidente de ultraderecha. Los izquierdistas brasile?os marcharon con la mira puesta en las elecciones de 2022, pero como evidenciaron algunas de las proclamas, algunos tampoco pierden de vista las potentes muestras de descontento popular en Colombia o en Chile contra Gobiernos derechistas.
Desde que gan¨® las elecciones Bolsonaro ha sido el rey indiscutido de la movilizaci¨®n popular. Incluso cuando Brasil fue epicentro mundial de la epidemia hubo manifestaciones de fieles del presidente contra los confinamientos para evitar los contagios. Mientras, la oposici¨®n tuvo que contentarse con el eco de algunas caceroladas. Todo, desde la mascarilla a la vacuna ha sido convertido en arma pol¨ªtica.
La primera demostraci¨®n de fuerza izquierdista se manifest¨® en decenas de ciudades. Estuvo especialmente concurrida en S?o Paulo. La avenida Paulista, el principal manifest¨®dromo del pa¨ªs y term¨®metro para medir el humor pol¨ªtico, se llen¨® de manifestantes con mascarilla entre los cuales no estuvo el expresidente Lula da Silva, que volvi¨® al ruedo hace un par de meses.
El cubrebocas FPP2 fue una de las reglas impuestas por los convocantes. La otra -mantener la distancia entre los participantes para evitar la propagaci¨®n del coronavirus- fue bastante m¨¢s incumplida en varias de las protestas. Los actos fueron pac¨ªficos salvo en Recife, donde la polic¨ªa carg¨® con violencia, reavivando el debate sobre la influencia del bolsonarismo en las fuerzas de seguridad.
El coronavirus a¨²n mata a unas 2.000 personas diarias mientras los expertos alertan de una tercera ola, la inflaci¨®n est¨¢ disparada y el paro, en aumento. Son los ingredientes de un c¨®ctel que acelera el descontento con el mandatario, seg¨²n apuntan las encuestas. Ah¨ª la izquierda vio una oportunidad propicia para acelerar el desgaste de Bolsonaro y empezar a calentar las calles. El presidente nunca tuvo menos apoyo que ahora, cuando Lula por primera vez lidera algunas encuestas. El rechazo a Bolsonaro alcanza el 54%; el de Lula el 36%. Pero a¨²n queda casi a?o y medio hasta la elecci¨®n.
Uno de los principales promotores de las marchas fue el activista Guilherme Boulos, al que la resurrecci¨®n pol¨ªtica de Lula ha eclipsado como l¨ªder ascendente de la izquierda. ¡°Nadie, por supuesto, quer¨ªa estar en las calles en una pandemia, pero la gente vino por falta de una alternativa y porque luchar para acabar con el genocidio es tambi¨¦n un servicio esencial¡±, declar¨® a este diario tras la manifestaci¨®n de S?o Paulo, informa Felipe Betim. Para ¨¦l, la movilizaci¨®n fue un ¡°¨¦xito¡±.
La convocatoria parti¨® de movimientos sociales, aunque s¨ª contaban con el apoyo del Partido de los Trabajadores (PT) y otras formaciones. Eso y que 48 horas despu¨¦s de las marchas Lula siga en silencio reflejan el dilema que afrontan el l¨ªder izquierdista y el bloque que dirige.
El PT no olvida la destituci¨®n de Dilma Rousseff en 2016 en medio del clamor popular, que sigue considerando un golpe orquestado por pol¨ªticos con la complicidad de los grandes medios. El partido ha firmado algunas peticiones de destituci¨®n contra Bolsonaro, pero Lula es reticente a embarcarse en un proceso de impeachment de improbable victoria; el l¨ªder del PT prefiere la estrategia del desgaste hasta 2022 para lograr entonces el triunfo en las urnas. Y la idea de pedir a sus seguidores que salieran a protestar tras criticar durante meses a Bolsonaro por generar aglomeraciones y facilitar la dispersi¨®n del coronavirus, tampoco le entusiasmaba a la formaci¨®n.
Pero las revelaciones que emanan a diario de la comisi¨®n de investigaci¨®n del Senado sobre la gesti¨®n de la pandemia y una lenta vacunaci¨®n que aleja las perspectivas de recuperaci¨®n econ¨®mica han dado un impulso notable al rechazo a Bolsonaro.
Los manifestantes reavivaron las demandas para que Bolsonaro sea sometido a un impeachment. Peticiones no faltan. El presidente de la C¨¢mara de los Diputados tiene decenas de ellas en su mesa, pero hasta ahora no ha dado tr¨¢mite a ninguna porque el consenso entre los pol¨ªticos es que sin clamor popular no hay proceso de destituci¨®n. Y adem¨¢s Bolsonaro lleva meses mimando a los partidos del Centr?o (siempre dispuestos a canjear apoyo pol¨ªtico por cargos con presupuesto) para que no le dejen caer.
La mayor¨ªa de los manifestantes consultados en las marchas asegur¨® que tuvo dudas sobre la pertinencia de participar en un acto masivo, pero llegaron a la conclusi¨®n de que la gravedad del momento lo ameritaba.
Las elecciones presidenciales de octubre de 2022 se perfilan cada vez m¨¢s como un duelo entre el antipetismo, que fue crucial en 2018, y antibolsonarismo que va en ascenso. Pese a los deseos del poder econ¨®mico y medi¨¢tico, no se ve en el horizonte por ahora ninguna se?al de una tercera v¨ªa que genere el suficiente entusiasmo para hacerse un hueco entre Bolsonaro y Lula.
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