El Gobierno de Afganist¨¢n llama a los civiles a las armas para hacer frente a los talibanes
El presidente Ghani se re¨²ne este viernes con Biden para pedirle que siga apoyando a las fuerzas de seguridad afganas a pesar de la retirada de las tropas extranjeras
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
El Gobierno de Afganist¨¢n ha hecho un llamamiento a las armas para crear una milicia popular con la que hacer frente a la guerrilla talib¨¢n, que est¨¢ aprovechando la salida de las tropas internacionales para conquistar territorio. Adem¨¢s, el jefe del Estado, Ashraf Ghani, que se re¨²ne este viernes con el presidente de EE UU, Joe Biden, en la Casa Blanca, intenta obtener garant¨ªas de que Washington seguir¨¢ apoyando a las fuerzas de seguridad afganas tras la retirada. Ambos desean evitar que el pa¨ªs asi¨¢tico se convierta en un refugio de grupos terroristas, como cuando los talibanes estuvieron en el poder.
La decisi¨®n de Biden de hacer suyo el compromiso de retirada de su predecesor y poner fin a 20 a?os de presencia militar en Afganist¨¢n ha dado alas a unos ya pujantes talibanes. Una treintena de comarcas rurales han ca¨ªdo en sus manos desde el pasado 1 de mayo cuando EE UU inici¨® el cierre de algunas bases y el traspaso de otras al Ej¨¦rcito afgano con el objetivo de que, como anunci¨® el presidente, todas las tropas vuelvan a casa para el 11-S, aniversario de los atentados de Al Qaeda que motivaron la intervenci¨®n.
A menudo, el cambio de manos de los cuartelillos que representan la tenue presencia del Estado se ha hecho sin apenas intercambio de disparos, con la entrega o la huida de unas fuerzas de seguridad desmoralizadas y mal pagadas. Es lo que sucedi¨® a principios de esta semana cuando los insurgentes capturaron la localidad de Shir Khan Bandar, fronteriza con Tayikist¨¢n. Tanto los empleados de aduanas como los polic¨ªas y soldados cruzaron al pa¨ªs vecino. La guardia de fronteras tayika dijo haber admitido a 134 funcionarios afganos. Los talibanes, que desde all¨ª se encuentran a 50 kil¨®metros de Kunduz (la sexta ciudad del pa¨ªs con 350.000 habitantes), se hicieron con veh¨ªculos blindados, armas y munici¨®n.
Entre enero y mayo de este a?o, los combates han obligado a abandonar sus hogares a 191.000 personas, seg¨²n los ¨²ltimos datos de la agencia humanitaria de la ONU. La mayor¨ªa de ellas permanecen desplazadas dentro del pa¨ªs sin posibilidad de regresar a sus lugares de origen.
Ante la creciente presi¨®n de los insurgentes, el ministro de Defensa, Bismillah Mohammadi, apenas nombrado el pasado d¨ªa 19, ha pedido a los civiles que se movilicen para frenar su avance. V¨ªdeos compartidos en las redes sociales, incluida la cuenta de Twitter del Ministerio del Interior, muestran a grupos de civiles recibiendo armas y patrullando por ciudades en diversos puntos del pa¨ªs, incluidas las provincias septentrionales de Takhar, Kapisa, Baghlan, Jowzjan y Balkh, donde los talibanes han concentrado sus recientes ataques. En algunas im¨¢genes, incluso se ve a mujeres blandiendo Kal¨¢shnikov.
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— Ministry of Interior Affairs- Afghanistan (@moiafghanistan) June 25, 2021
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La medida, m¨¢s simb¨®lica que efectiva, da una idea de la desesperaci¨®n que empieza a embargar a los responsables afganos. Un informe de inteligencia estadounidense estima que los talibanes podr¨ªan tomar el control de Kabul, la capital, en un plazo de entre seis y 12 meses tras la salida de las tropas estadounidenses, seg¨²n revelaba el diario econ¨®mico The Wall Street Journal el pasado mi¨¦rcoles.
Ghani quiere ayuda para evitarlo. Estados Unidos insiste en que la retirada no significa el fin del apoyo y ha prometido mantener la ayuda diplom¨¢tica, econ¨®mica y humanitaria. Pero una pieza clave de ese puzle, las conversaciones intraafganas de Qatar, no avanza. Los talibanes ni siquiera han presentado por escrito una propuesta de paz que pueda servir de base para negociar un futuro compartido. Una vez conseguido su objetivo de ver salir a las tropas extranjeras, no tienen ning¨²n incentivo para seguir hablando o hacer concesiones.
Sin embargo, tal como recuerda el analista Brian M. Downing en su ¨²ltimo an¨¢lisis, ¡°la principal raz¨®n para el ¨¦xito de los talibanes es la corrupci¨®n y la ineptitud del Gobierno de Kabul [cuyos] funcionarios, desde la capital hasta las comarcas, usan sus cargos para enriquecerse ellos, a sus amigos y a sus familias¡±. El mismo problema corroe a las fuerzas de seguridad, donde pesa m¨¢s la lealtad ¨¦tnica que la competencia (lo que explica el pobre resultado de los miles de millones gastados por EE UU en su formaci¨®n y dotaci¨®n).
Los talibanes han tachado de ¡°in¨²til¡± la visita de Ghani, que viaja acompa?ado de su rival pol¨ªtico y presidente del Alto Consejo de Reconciliaci¨®n Nacional, Abdullah Abdullah. ¡°Hablaran con los funcionarios estadounidenses para asegurarse su poder y sus intereses personales. No beneficiar¨¢ a Afganist¨¢n¡±, ha declarado el portavoz talib¨¢n, Zabihullah Mujahid, citado por Reuters.
Esta ma?ana, la presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi, dio la bienvenida a Ghani, durante un encuentro en el Congreso de EE UU con l¨ªderes de ambos partidos y antes de que el l¨ªder afgano se entrevistase con Biden. La presidenta declar¨® que deseaba escuchar qu¨¦ m¨¢s se puede hacer con la ayuda humanitaria dada por EE UU, sobre todo la enfocada a ni?as y mujeres. Muchos legisladores norteamericanos han expresado su preocupaci¨®n ante una eventual toma del poder por parte de los talibanes y el retroceso que eso implicar¨ªa en los derechos de las mujeres y las ni?as, quienes durante el tiempo que los talibanes impusieron su poder, entre 1996-2001, fueron reprimidas y excluidas de la sociedad, informa Yolanda Monge desde Washington.
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