La perspectiva de g¨¦nero gana fuerza en el Tribunal de Luxemburgo
Espa?a elige, por convocatoria p¨²blica de m¨¦ritos, a la magistrada Lourdes Arastey Sah¨²n como representante para la m¨¢xima Corte europea

Sin alharacas ni aspavientos, la magistrada espa?ola Lourdes Arastey Sah¨²n (Tarragona, 1959) se ha convertido este mes en el primer miembro de la judicatura elegido para ser juez del Tribunal de Justicia de la UE con sede en Luxemburgo. Ning¨²n juez ni jueza hab¨ªa ocupado hasta ahora ese puesto en nombre de Espa?a en la c¨²spide de la justicia europea. Por primera vez, adem¨¢s, el salto se produce con la p¨¦rtiga de unos m¨¦ritos evaluados y contrastados por un comit¨¦ de selecci¨®n que tras revisar todas las candidaturas opt¨® por la juez catalana.
El nombramiento de la hasta ahora jueza del Tribunal Supremo espa?ol ha sido ratificado este mes por el Consejo de la UE. Y la toma de posesi¨®n tendr¨¢ lugar el pr¨®ximo 6 de octubre con un mandato de seis a?os.
Arastey llevar¨¢ a Luxemburgo una perspectiva de g¨¦nero que ha sido clave en muchas de las sentencias dictadas por la Sala IV de lo social del Supremo, en la que ha ocupado plaza desde 2009. Firme convencida de que la desigualdad entre hombres y mujeres persiste, Arastey mantiene un esp¨ªritu tan combativo a favor de la igualdad como reacio a los espejismos pol¨ªticos y legales que se traducen en grandes proclamas sin efectos en la realidad.
¡°No hace falta decir en m¨¢s leyes que el hombre y la mujer son iguales ni tampoco que est¨¢ prohibida la discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo, con decirlo como lo dice la Constituci¨®n ya est¨¢ bastante claro¡±, afirm¨® la juez del Supremo el pasado 8 de marzo durante su intervenci¨®n en el congreso de la abogac¨ªa joven de Madrid.
Arastey repas¨® ante una nueva generaci¨®n de abogados el lento avance hacia una equiparaci¨®n en la igualdad de oportunidades, incluido el propio sector de la justica. ¡°Hasta 1967 estaba prohibido que la mujeres fueran jueces y fiscales¡±, se?al¨®. Y record¨® que el sangrante motivo para tal discriminaci¨®n era que, seg¨²n las leyes de la ¨¦poca, esos cargos expon¨ªan a las mujeres a perder atributos como ¡°la ternura, la delicadeza y la sensibilidad¡±. Arastey lamentaba que ¡°el techo de cristal a menudo es una osa de cemento¡±.
La juez se ha abierto camino de manera imparable en ese mundo de togas masculinas desde que en 1982 se licenci¨® en derecho por la Universidad de Barcelona. Solo dos a?os despu¨¦s ingresaba por oposici¨®n en la carrera judicial. Y tras su paso por varios destinos, que incluyen un juzgado de lo social en Barcelona y la sala social del Tribunal superior de justicia de Catalu?a, lleg¨® en 2009 al Tribunal Supremo donde hoy es una de las 14 magistradas en un ¨®rgano con 81 miembros. ¡°Llevo m¨¢s de 8 a?os en el Tribunal Supremo y en los ascensores el personal de la casa que no me conoce tiende a tutearme ¨C porque dan por hecho que soy una secretaria personal de alg¨²n Magistrado¡±, se?al¨® en una entrevista. Y a?ad¨ªa ¡°m¨¢s de 8 a?os tachando en las providencias de las que soy ponente el ¡°Excmo. Sr. D.¡±, para ponerlo en femenino¡¡±.
¡®Vitorina¡¯
Perteneciente a la Asociaci¨®n Judicial Francisco de Vitoria (AJFV), a cuyos afiliados de conoce como vitorinos o vitorinas, Arastey ha denunciado a menudo las precarias condiciones laborales y log¨ªsticas en que se ven obligados a actuar buena parte de los 5.300 jueces que tiene Espa?a, un pa¨ªs que cuenta con un ratio de 11,3 jueces por cada 100.000 habitantes frente a un ratio europeo de 24,5. La magistrada defiende, sin embargo, que a pesar de todo la justica espa?ola ha logrado mantener su independencia. ¡°A la ciudadan¨ªa se la ha querido confundir, interesadamente, con la politizaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial. El poder judicial somos los jueces no el Consejo¡±, se quejaba Arastey en una entrevista publicada por su asociaci¨®n profesional AJFV.
.Quienes han seguido su trayectoria destacan su car¨¢cter cosmopolita, su talante para ofrecer y ganarse la confianza de los compa?eros de carrera y una capacidad de trabajo que la llev¨® muy pronto hasta el Supremo y ahora la ha elevado hasta la m¨¢xima corte de la UE. Adem¨¢s de castellano y catal¨¢n habla ingl¨¦s, franc¨¦s e italiano. Y su experiencia internacional incluye desde proyectos en casi toda Europa y pa¨ªses latinoamericanos a su pertenencia al Tribunal administrativo de la OTAN que dirime las disputas laborales planteadas por el personal de la Alianza.
Firme partidaria de superar un modelo de proceso judicial en el que ¡°las partes no se escuchan¡±, seg¨²n se?al¨® en la conferencia de apertura del curso acad¨¦mico 2019-2020 en la facultad de Derecho de la Universidad complutense. Arastey aboga por dar al ciudadano un protagonismo mucho mayor, que reconozca su mayor nivel de informaci¨®n y conocimiento. El modelo actual, ha asegurado, ¡°no encaja con el ciudadano del siglo XXI¡±.
Defiende tambi¨¦n con ah¨ªnco el uso de canales alternativos para la resoluci¨®n de conflictos como la mediaci¨®n, para que las sentencias sean solo el instrumento de ¨²ltimo recurso. Impulsora de esa via tanto a nivel europeo como espa?ol fue vicepresidenta del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediaci¨®n (GEMME), donde tambi¨¦n ocup¨® en su d¨ªa el puesto de presidenta de la secci¨®n espa?ola.
Con todo ese bagaje decidi¨® aspirar la vacante que se abre este a?o en el Tribunal de Justicia europeo con la salida de Rosario Silva de la Puerta, la abogada del Estado que lleg¨® al cargo en 2003 y que en 2018 fue elegida como vicepresidenta de la instituci¨®n. Silva de la Puerta, cuyo mandato expira el 6 de octubre, comunic¨® al Gobierno que no deseaba renovar lo que abri¨® la carrera por su sucesi¨®n.
M¨¦ritos propios
Por primera vez, Espa?a ha cubierto el puesto tras una convocatoria p¨²blica y un proceso de selecci¨®n regulado por un real decreto aprobado en noviembre de 2020 que pretende acabar con los pasteleos pol¨ªticos y mejorar el sistema de selecci¨®n para el TJU y el Tribunal europeo de derechos humanos ¡°con vistas a que las mejores candidaturas sean las que se integren en estos altos tribunales¡±.
La designaci¨®n de Arastey colma varios objetivos. Su reconocida experiencia en materia social encaja con una de las ¨¢reas donde el Tribunal europeo de justicia ha dictado numerosas sentencias sobre Espa?a. Su procedencia del Supremo puede ayudar a mejorar las relaciones entre ese tribunal y el europeo, que en los ¨²ltimos a?os le ha le¨ªdo varias veces la cartilla a la corte espa?ola, sobre todo, en relaci¨®n con litigios en el ¨¢rea de consumo que afectaban a las entidades financieras espa?olas.
Arastey tambi¨¦n se va a encontrar en Luxemburgo con varios casos relacionados con su tierra natal, desde los pleitos planteados por Carles Puigdemont o Oriol Junquera para defender su condici¨®n de eurodiputados hasta la consulta prejudicial del juez Pablo Llarena para intentar que B¨¦lgica ejecute la orden de detenci¨®n y entrega contra el ex presidente de la Generalitat destituido por el gobierno de Rajoy y afincado en Waterloo desde 2017.
La juez parece consciente de que su llegada a lo m¨¢s alto, como la de cualquier mujer, despertar¨¢ reticencias entre los negacionistas de la desigualdad y entre quienes identribuyen la selecci¨®n de una mujer atribuyen a la aplicaci¨®n de cuotas ajenas a los m¨¦ritos. ¡°Nunca, hasta que no empezaron las mujeres a acceder [a puestos de decisi¨®n], se hab¨ªa acordado nadie tanto de que las personas tienen que acceder por m¨¦ritos, (¡) como si ese requisito hubiera sido innecesario mientras los candidatos eran solo hombres¡±, ironizaba Arastey en su intervenci¨®n ante el congreso de los j¨®venes abogados madrile?os.
¡°La realidad demuestra que cuando una mujer aparece en las candidaturas se abre un debate a deg¨¹ello exigiendo que ella solo acceda por m¨¦ritos, el escrutinio de los requisitos es feroz en el caso de las mujeres¡±, subray¨®. Y remat¨® con una sentencia que se ha abierto paso entre economistas y analistas del mercado laboral: ¡°Las cuotas no son a favor de las mujeres sino en contra de los hombres mediocres¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.