China y los talibanes consolidan su acercamiento
El ministro de Exteriores chino califica al grupo de ¡°fuerza clave pol¨ªtica y militar¡±. La milicia afgana se ha comprometido a no permitir operaciones de grupos terroristas desde el territorio que controla
La puesta en escena de la reuni¨®n lo dec¨ªa todo. En un enorme sal¨®n y frente a un mural de pintura cl¨¢sica china entre m¨¢rmoles y cortinas rojas, donde hace dos d¨ªas hab¨ªa recibido a la n¨²mero dos del departamento de Estado de EE UU, Wendy Sherman, este mi¨¦rcoles el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, se fotografiaba sonriente con una muy barbuda delegaci¨®n de nueve talibanes afganos, presidida por uno de los fundadores de ese grupo, el mul¨¢ Abdul Ghani Baradar. El mensaje estaba claro: China acepta como interlocutor v¨¢lido y como parte del proceso de reconstrucci¨®n de Afganist¨¢n a esta milicia tras el comienzo de la retirada estadounidense.
La reuni¨®n en la ciudad de Tianjin, la segunda que se conoce entre autoridades chinas y los talibanes desde 2019, se desarroll¨® con toda la pompa que la pandemia de coronavirus permite, y a satisfacci¨®n visible de ambas partes. La guerrilla afgana, que ya mantuvo excelentes lazos con Pek¨ªn durante su etapa en el poder antes de los atentados del 11-S, obtiene un respaldo crucial de China, tanto si acaba formando parte de una coalici¨®n con el Gobierno proestadounidense ¨Dla opci¨®n que Pek¨ªn asegura preferir¨D o se hace con el poder en solitario. El Ejecutivo de Xi Jinping logra, por su parte, exactamente lo que quer¨ªa: la promesa de que, con los talibanes en el poder, Afganist¨¢n no prestar¨¢ su suelo para operaciones de grupos extremistas contra el pa¨ªs vecino.
¡°Los talibanes en Afganist¨¢n representan una fuerza clave pol¨ªtica y militar, y desempe?ar¨¢n un papel importante en el proceso de paz, reconciliaci¨®n y reconstrucci¨®n¡±, indic¨® Wang, en un comunicado distribuido por su ministerio.
El titular de Exteriores reiter¨® lo que Pek¨ªn espera de los talibanes: que atajen al Movimiento Isl¨¢mico de Turquest¨¢n Oriental (ETIM, por sus siglas en ingl¨¦s), un grupo radical uigur al que China acusa de estar activo en la regi¨®n de Xinjiang y de querer perpetrar actos terroristas con el fin de lograr la independencia de ese territorio, hogar de esa minor¨ªa ¨¦tnica de religi¨®n musulmana. El ETIM, subraya el comunicado, representa una ¡°amenaza directa a la seguridad nacional de China¡±.
Pek¨ªn recibi¨® esas garant¨ªas. ¡°La delegaci¨®n ha asegurado a China que no permitir¨¢ que nadie use territorio afgano contra China¡±, ha declarado el portavoz talib¨¢n Mohammed Naeem, citado por la agencia Reuters. ¡°China tambi¨¦n ha reiterado su compromiso de continuar su asistencia a los afganos y ha dicho que no interferir¨¢ en los asuntos de Afganist¨¢n, pero ayudar¨¢ a resolver los problemas y el restablecimiento de la paz en el pa¨ªs¡±.
El Gobierno del presidente Xi Jinping ha seguido con enorme inter¨¦s el desarrollo de los acontecimientos desde que Estados Unidos inici¨® el proceso de retirada de sus tropas del pa¨ªs vecino ¨Del pasado 1 de julio sali¨® de la base de Bagram, en las afueras de Kabul¨D. Los talibanes se han hecho con las provincias de Kandahar y Badakhshan ¨Ddonde se sit¨²a el estrecho corredor de Wakhan, la frontera afgana con Xinjiang¨D y ya controlan casi la mitad del territorio de Afganist¨¢n, mientras las tropas estadounidenses contin¨²an dando apoyo a las fuerzas del Gobierno.
El inter¨¦s de Pek¨ªn es doble. Un Afganist¨¢n desestabilizado puede servir de refugio a radicales uigures, como ocurri¨® en el pasado, y facilitar que grupos terroristas puedan cometer atentados en Xinjiang, precisamente cuando China considera que el ¨¦xito de su campa?a de reeducaci¨®n entre la minor¨ªa musulmana, que lleva a cabo desde 2016, ha permitido que no se detecten actos de violencia extremista en esa regi¨®n en los ¨²ltimos cinco a?os. El atentado a principios de este mes contra un autob¨²s en el que murieron nueve ingenieros de nacionalidad china que trabajaban en la construcci¨®n de una presa en Pakist¨¢n ha agudizado esas preocupaciones.
Por otro lado, un Afganist¨¢n en paz y libre de tropas norteamericanas no solo confirma su tesis de que Estados Unidos es supuestamente una potencia cada vez m¨¢s decadente. Tambi¨¦n le permite proteger y ampliar sus intereses econ¨®micos en esa naci¨®n, sedienta de inversiones e infraestructuras. Y le abre las puertas para integrar a ese pa¨ªs en su iniciativa de Nuevas Rutas de la Seda, la gigantesca red de infraestructuras con la que pretende conectarse con el resto del mundo. China, que ya construye all¨ª una autopista entre Peshawar, en la frontera paquistan¨ª, y Kandahar, podr¨ªa as¨ª conectar Kabul con el proyecto estrella de la iniciativa, el Corredor Econ¨®mico China-Pakist¨¢n, y abrir una v¨ªa de acceso terrestre a mercados como Ir¨¢n, Turkist¨¢n o Uzbekist¨¢n en Asia Central.
China ha propuesto un plan de paz de tres puntos para Afganist¨¢n, y la semana pasada nombr¨® un nuevo enviado especial para las negociaciones, el diplom¨¢tico Yue Xiaoyong, en una se?al de que pretende un papel de mayor relevancia en el proceso. El plan quiere evitar una escalada del conflicto en el pa¨ªs centroasi¨¢tico, restablecer las negociaciones entre los bandos afganos para lograr la reconciliaci¨®n pol¨ªtica y evitar que grupos terroristas puedan sacar provecho de la situaci¨®n para implantarse en su territorio, como hiciera Al Qaeda durante los a?os noventa.
El propio Wang viaj¨® hace dos semanas a Tayikist¨¢n para participar en una reuni¨®n de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n de Shangh¨¢i, un foro de cooperaci¨®n regional en materia de seguridad, y tratar de aunar posiciones sobre Afganist¨¢n con los pa¨ªses vecinos en Asia Central.
Mientras en Tianjin Pek¨ªn y los talibanes aproximaban posturas, en Nueva Delhi se registraban movimientos geopol¨ªticos paralelos. El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, se reun¨ªa con su hom¨®logo indio, Subramanyan Jaishankar, para fortalecer las relaciones con un gigante estrat¨¦gicamente situado junto a Afganist¨¢n y China, en momentos en los que Pek¨ªn y Nueva Delhi ven sus relaciones afectadas por tensiones fronterizas.
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