Los conservadores brit¨¢nicos apelan al Brexit m¨¢s xen¨®fobo para justificar la crisis de suministros

La aparici¨®n en el centro del auditorio principal de la ministra brit¨¢nica del Interior, Priti Patel, ha puesto en pie este martes a los delegados del Partido Conservador. Sus aplausos han confirmado que el congreso de M¨¢nchester ya tiene su diosa coronada. Su primer grito de guerra ¡ª¡°Por fin hemos acabado con la libertad de movimiento de personas¡±¡ª ha despistado a los presentes, despu¨¦s de que llevaran semanas escuchando que el Brexit ha provocado escasez de camioneros, matarifes, recolectores, alba?iles o camareros. Pero cuando, ataviada con un vestido de un blanco angelical, ha comenzado a recordar al p¨²blico la ¡°impunidad¡± de los delincuentes que han entrado ilegalmente en el Reino Unido; el abuso que, seg¨²n ella, hacen del sistema legal brit¨¢nico los solicitantes de asilo, o los planes del Gobierno de Boris Johnson para devolver en caliente a Francia las embarcaciones con inmigrantes que cruzan el canal de la Mancha, los centenares de tories que la rodeaban desbordaban su entusiasmo.

¡°?Bien dicho, bien dicho!¡±, repet¨ªa ante cada frase de la ministra un afiliado ya mayor, con traje y corbata, que se aferraba a los hombros de su mujer desde la puerta del auditorio. Muchos, como ¨¦l, han tenido que escuchar desde los pasillos a la estrella de la jornada. Patel (49 a?os) es hija de inmigrantes indios afincados en Uganda antes de desembarcar en el Reino Unido. Inspirada por el conservadurismo de Margaret Thatcher, es una furibunda defensora del Brexit que, con un discurso de mano dura, evita a su jefe, Boris Johnson, decir lo que muchos de sus seguidores quieren escuchar. ¡°A la oposici¨®n laborista no le importa que las v¨ªctimas de delincuentes extranjeros no puedan rehacer sus vidas por el miedo a que esas personas sigan entre nosotros (...). Ni le preocupa el da?o infligido a nuestro mercado laboral al empujar a la baja los salarios de la mayor¨ªa de nuestros esforzados trabajadores¡±, arengaba la ministra al p¨²blico conservador.

De manera algo m¨¢s suave, Boris Johnson lleva toda la semana desplegando la estrategia de defensa de su Gobierno, que ha recuperado el discurso contra la inmigraci¨®n que empap¨® la campa?a del refer¨¦ndum del Brexit en 2016. Es un sistema ¡°roto¡±, fruto de la libertad de movimiento de personas que garantizaba la permanencia a la UE, el que ha provocado las actuales miserias que sufren los brit¨¢nicos, en forma de falta de gasolina o de estanter¨ªas vac¨ªas en los supermercados. ¡°No quiero volver a un sistema agotado y fracasado que los ciudadanos de este pa¨ªs rechazaron con su voto en dos ocasiones [la consulta para salir de la UE y las elecciones generales de 2019]¡±, ha asegurado Johnson a la BBC.

El primer ministro casi parec¨ªa celebrar, durante la entrevista este martes, la decepci¨®n de que tan solo 127 camioneros de la UE hubieran solicitado uno de los 300 visados temporales que Downing Street aprob¨® de manera acelerada, a petici¨®n de la Asociaci¨®n de Transporte de Carretera del Reino Unido. Era la demostraci¨®n, ha asegurado, de que la escasez de conductores es global. Pero ning¨²n otro pa¨ªs ha sufrido falta de combustible en sus gasolineras, y el Gobierno brit¨¢nico anunci¨® finalmente, a rega?adientes, a mediados de la semana pasada, que daba su brazo a torcer y conceder¨ªa hasta 5.000 visados para camioneros y 5.500 para trabajadores de la industria av¨ªcola.

¡°Parte del problema reside en que nuestras empresas han podido disfrutar durante largo tiempo de una inmigraci¨®n de bajos costes y bajos salarios¡±, ha denunciado el pol¨ªtico conservador. ¡°Y lo que no vamos a hacer es volver a abrir el grifo a una inmigraci¨®n incontrolada¡±. El sector del transporte, sin embargo, replica al primer ministro que nadie va a dejar un trabajo bien pagado por otro que mejore sus condiciones para tan solo tres meses.

Ocurre en cualquier convenci¨®n pol¨ªtica, pero resulta muy llamativa la burbuja que han logrado construir los conservadores brit¨¢nicos en los breves metros que separan al Centro de Convenciones de M¨¢nchester, donde debaten apasionadamente sus ideas, del bar del hotel The Midland, donde rematan entre copas cada jornada.

Suella Braverman (41 a?os), la abogada general del Gobierno de Johnson, es tambi¨¦n hija de indios llegados al Reino Unido [desde Kenia e Isla Mauricio]. ¡°En los a?os sesenta, este pa¨ªs pudo asumir y controlar perfectamente su inmigraci¨®n, y a¨²n no hab¨ªamos ingresado en la UE [entonces CEE] ni est¨¢bamos sometidos a sus reglas burocr¨¢ticas. Ahora, con el Brexit, hemos vuelto a recuperar el control¡±, dec¨ªa la jurista, en su introducci¨®n a un panel de pol¨ªticos y expertos en asuntos migratorios. Nadie le ha recordado que la Ley de Inmigrantes de la Commonwealth de 1968 se aprob¨® para intentar restringir la llegada de habitantes de las antiguas colonias, y que fue en ese a?o cuando el diputado conservador, Enoch Powell, pronunci¨® un infame discurso bautizado como ¡°r¨ªos de sangre¡± con el que aviv¨® las pulsiones racistas de la sociedad brit¨¢nica.

Los delegados convocados en M¨¢nchester, sin embargo, aplauden cada vez que escuchan la misma frase: ¡°Los inmigrantes entrar¨¢n por sus propios m¨¦ritos y habilidades, y no por el color de su pasaporte [en referencia al documento com¨²n granate de los ciudadanos de la UE, frente al azul recuperado del Reino Unido]¡±, como les han dicho Patel o Braverman, pasando por alto que el problema urgente no reside tanto en los pasaportes como en los miles de carn¨¦s de conducir que se han perdido con el Brexit.

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