La otra Rosa Parks quiere limpiar su memoria
En 1955 Claudette Colvin se adelant¨® seis meses a Rosa Parks al negarse a ceder su asiento en un bus a una persona blanca. A los 82 a?os, solicita la destrucci¨®n del expediente
Claudette Colvin es una afroamericana de 82 a?os con una entrada en la Enciclopedia de Alabama y una calle a su nombre en el Bronx neoyorquino. Pero esta jubilada nacida en Montgomery (Alabama) tiene tambi¨¦n un asunto pendiente con la justicia: un expediente de antecedentes penales que data del 2 de marzo de 1955, cuando a los 15 a?os se neg¨® a dejar su asiento en un autob¨²s a una mujer de raza blanca. Faltaban nueve meses para que Rosa Parks inmortalizase el mismo gesto de dignidad y resistencia; un punto de inflexi¨®n en la lucha por los derechos civiles que contribuy¨® a derrumbar el muro de la segregaci¨®n ¡ªque no la desigualdad¡ª en EE UU.
Pero Colvin, que aquel d¨ªa miraba distra¨ªda por la ventanilla, pensando en un chaval de su barrio, tambi¨¦n negro, al que acababan de condenar a muerte, antes de que el conductor le ordenase ceder el asiento, no pas¨® como Parks a los anales, aunque su desaf¨ªo llev¨® hasta la localidad a Martin Luther King, l¨ªder incipiente entonces, para reunirse con las autoridades. Colvin fue tambi¨¦n la principal testigo en el caso Browder v. Gayle (1956), en el que el Supremo ratific¨® la prohibici¨®n de segregar por raza en los autobuses urbanos.
Hoy, transcurridas m¨¢s de seis d¨¦cadas, Colvin aspira a que se anule su historial de delincuente juvenil y para ello present¨® el martes una solicitud en un juzgado de su localidad natal. Los cargos que se le imputaron, y a¨²n figuran en el amarillento registro, fueron violar la ley de segregaci¨®n racial, resistencia a la autoridad y agresi¨®n al polic¨ªa que la detuvo. Tras apelar, logr¨® la libertad condicional indefinida por uno solo de ellos, el de agresi¨®n. Sus abogados subrayan que la petici¨®n obedece ¡°al inter¨¦s de la justicia y, adem¨¢s, reconoce su papel integral en el movimiento de derechos civiles¡±. Para ella, es una cuesti¨®n a medio camino entre el orgullo y la memoria: ¡°No lo hago por m¨ª, tengo 82 a?os. Quiero que mis nietos y mis bisnietos comprendan que su abuela se plant¨® por algo importante, y que eso cambi¨® mucho nuestras vidas, cambi¨® las actitudes¡±, dijo Colvin el martes.
A su alrededor, una nube de familiares y amigos la rodeaba este martes como si fuese una celebridad. Entre ellos estaba el nonagenario abogado Fred Gray, que el 1 de diciembre de 1955 hab¨ªa comido con Rosa Parks horas antes de que esta fuera detenida por repetir el gesto de Colvin, y a quien luego defendi¨®, sin suerte, en el juicio. Gray se resarci¨® de la derrota un a?o despu¨¦s, en el caso que cont¨® con Colvin como principal testigo.
Pese a haber transcurrido seis d¨¦cadas, la libertad de Claudette Colvin segu¨ªa siendo condicional. Poner punto final a esa indefinici¨®n, y la avanzada edad de la mujer, hicieron que la familia moviera ficha. ¡°Cada a?o se celebra una peque?a conmemoraci¨®n [del acto de Colvin] y este a?o lo hablamos¡±, explica por tel¨¦fono su abogado, Phillip Ensler. ¡°T¨¦cnicamente, es una moci¨®n para limpiar su expediente, pero es tambi¨¦n algo muy especial, tanto sentimental como hist¨®rico. M¨¢s all¨¢ de la justicia, Colvin y su familia necesitaban esa tranquilidad de esp¨ªritu¡±, a?ade Ensler, puesto que nadie, en ning¨²n momento, le comunic¨® a la mujer o a su c¨ªrculo que hab¨ªa expirado la sentencia. ¡°Eso hizo que ella y su familia sintieran que siempre estar¨ªa bajo la supervisi¨®n del Gobierno¡±. Colvin pas¨® d¨¦cadas en Nueva York, en ese Bronx donde una desangelada calle la recuerda, pero a la vejez regres¨® a Alabama.
¡°Claudette Colvin hizo enormes contribuciones a los derechos humanos. Arriesg¨® su vida por la justicia al negarse a ceder su asiento en el autob¨²s a un pasajero blanco y, en segundo lugar, testific¨® en la demanda que puso fin a la discriminaci¨®n racial en los autobuses p¨²blicos. Sufri¨®, fue encarcelada, perdi¨® amigos. Asumi¨® posturas peligrosas que bien podr¨ªan haberle costado la vida. Todav¨ªa tiene pesadillas con el sonido de una llave al girar en la puerta de la celda. Debe reconocerse su valent¨ªa. Merece la Medalla Nacional de la Libertad, el honor civil m¨¢s alto de la naci¨®n. Ella ser¨ªa la primera persona joven [en referencia a su acci¨®n en 1955] en recibirla. Claudette Colvin es un tesoro nacional¡±, glosa por correo electr¨®nico su figura Phillip Hoose, autor de Claudette Colvin: twice toward justice, basado en un sinf¨ªn de entrevistas con la discreta hero¨ªna y galardonado con el National Book Award en 2009.
Durante su detenci¨®n, un polic¨ªa la emprendi¨® a patadas con ella mientras otro la arrastraba hacia la cola del autob¨²s para esposarla y sacarla a la fuerza del veh¨ªculo; de camino a la comisar¨ªa, en el furg¨®n policial, los agentes bromeaban sobre cu¨¢l ser¨ªa su talla de sujetador, cuenta Hoose en el libro. ¡°Nos trataban como a ciudadanos de segunda¡±, record¨® Colvin el martes en el juzgado de Montgomery. Seg¨²n un estudio del Pew Research realizado en marzo, el 80% de los estadounidenses creen que sus compatriotas afroamericanos siguen siendo objeto de discriminaci¨®n. El 46% de los encuestados califican la marginaci¨®n que sufren de ¡°grande¡±.
El plante de Parks ¡ªa diferencia de la bachiller Colvin, una activista en Montgomery de la Asociaci¨®n Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, en sus siglas inglesas)¡ª condujo a un boicot de los autobuses p¨²blicos en Montgomery en 1956, una movilizaci¨®n emprendida a instancias de Luther King, a la saz¨®n un joven pastor de 26 a?os que con el tiempo liderar¨ªa la causa en todo el pa¨ªs. Sobre el porqu¨¦ del olvido hist¨®rico de Colvin, eclipsada por la figura de Parks, la propia interesada explic¨® en 2009 en una entrevista en The New York Times que Parks ten¨ªa m¨¢s chance de destacar, porque su piel era m¨¢s blanca que la suya. ¡°Mi madre me dijo que guardara silencio sobre lo que hice. Me dijo: ¡®Deja que Rosa sea la ¨²nica. Los blancos no la van a molestar, su piel es m¨¢s clara que la tuya y eso les gusta¡±, cont¨® Colvin, subrayando que hace mucho que ha logrado apaciguar sentimientos encontrados sobre su papel en la historia. ¡°Sab¨ªa que [Parks] era la persona adecuada¡±.
Parks se llev¨® toda la fama, pero ahora el c¨ªrculo se cierra. Un juez tambi¨¦n afroamericano debe pronunciarse en las pr¨®ximas semanas sobre la resoluci¨®n del expediente de Colvin. Sin poder contenerse de emoci¨®n ni guardar la requerida circunspecci¨®n inherente a cualquier procedimiento, Calvin L. Williams tard¨® segundos el martes en anunciar que el archivo de la delincuente juvenil Claudette Colvin ser¨¢ destruido.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.