Un juicio traducido al quechua para las v¨ªctimas de Fujimori
Tres int¨¦rpretes permiten que las afectadas de las esterilizaciones forzadas entiendan el proceso contra el expresidente, al que se le acusa de ordenar ligaduras de trompas y vasectom¨ªas de decenas de miles de ind¨ªgenas en Per¨²
Para Abel Anccalle, su trabajo es su manera de luchar contra la discriminaci¨®n. Para Roc¨ªo Cjuiro, una forma de evitar que la historia de su familia se repita, despu¨¦s de que su madre perdiera un juicio y cayera en la pobreza por no tener traductor. Desde el 11 de enero, ellos dos y Nely Huayta traducen al quechua las sesiones judiciales a las v¨ªctimas de esterilizaciones forzadas del Gobierno de Alberto Fujimori. Seg¨²n cientos de pruebas aceptadas por el juez, la mayor¨ªa de v¨ªctimas quechua-hablantes no recibieron informaci¨®n en su lengua sobre la esterilizaci¨®n, ni la consintieron, o las amenazaron con dar parte a la polic¨ªa si no la aceptaban.
Este s¨¢bado, el magistrado Rafael Mart¨ªnez anunciar¨¢ si abre una investigaci¨®n judicial contra el expresidente Fujimori por los delitos cometidos contra 1.307 mujeres y varones y las graves violaciones a los derechos humanos por la pol¨ªtica de planificaci¨®n familiar de su Gobierno, en la segunda mitad de los 90. En muchos casos, la ligadura de trompas a mujeres en pobreza provoc¨® lesiones graves o la muerte. La abogada Mar¨ªa Ysabel Cedano asegura que se realizaron unas 180.000 ligaduras y vasectom¨ªas en ese per¨ªodo sin respetar los est¨¢ndares internacionales de derechos reproductivos.
El juicio actual comenz¨® en 2018, despu¨¦s de que los anteriores fiscales archivaran la investigaci¨®n contra el expresidente y los tres ex altos cargos. En las sesiones en l¨ªnea que se celebran ahora, los tres int¨¦rpretes se aseguran de que las denunciantes entiendan el proceso judicial. El juez Mart¨ªnez empez¨® a leer la resoluci¨®n del caso el pasado mes de septiembre y cada diez o 15 minutos hace una pausa para ceder la palabra a los int¨¦rpretes del quechua en su variante Cusco-Collao, hablada en las localidades donde vive una gran cantidad de v¨ªctimas.
El Ministerio de Cultura reconoce 14 variantes de quechua en Per¨² y desde 2012 ha formado 239 int¨¦rpretes y traductores quechua, que en su mayor¨ªa se especializan en justicia. Por ley, las entidades p¨²blicas deben contratar a los profesionales inscritos en el registro nacional de traductores e int¨¦rpretes de lenguas ind¨ªgenas. Cjuiro, Anccalle y Huayta forman parte de ¨¦l.
Anccalle se conecta a las audiencias desde la comunidad campesina Santa Cruz de Sallac, provincia de Quispicanchis, a m¨¢s de 3.500 metros sobre el nivel del mar, en la regi¨®n Cusco. Tiene 29 a?os y se form¨® en Comercio exterior en Lima con una beca del Estado, pero en un momento de poca demanda laboral en su campo reorient¨® su trabajo hacia su lengua materna. ¡°Yo sab¨ªa quechua pero no la gram¨¢tica. Una vez vi una convocatoria que buscaba a un quechua-hablante nativo que supiera escribir. Fue para un proyecto universitario de una especie de Google Translate en quechua, pas¨¦ horas y horas redactando audios de diferentes variedades de esa lengua¡±, comenta por tel¨¦fono. Anccalle explica que fue durante su formaci¨®n cuando comprendi¨® la importancia de que en su pa¨ªs hubiera tantas lenguas originarias y que un int¨¦rprete pod¨ªa ser un agente de cooperaci¨®n y conexi¨®n.
En cada sesi¨®n, el traductor se coloca sobre los hombros una prenda colorida -tejida a mano- y un gorro con pompones llamado wiriti. ¡°Significa mis ancestros, mis ra¨ªces, mi lengua, mi origen. Con los conocimientos del quechua y mi cultura es una forma de decir que tengo presente a mis padres, que conservaron lo que antes ha sido ninguneado, como que no serv¨ªa ni val¨ªa¡±, asegura. Para el int¨¦rprete, que se incorpor¨® en abril a la audiencia judicial sobre las esterilizaciones forzadas, este es uno de sus trabajos m¨¢s importantes hasta la fecha.
¡°Se trata de buscar justicia a a?os de discriminaci¨®n y de pisotear derechos. Este trabajo es una forma de reivindicar la vida de los que pasaron este sufrimiento porque por no tener la lengua (espa?ol) no les consultaron. A mujeres que solo sab¨ªan quechua a veces les cog¨ªan la huella digital y les daban alimentos a cambio de que se dejasen operar¡±, explica.
Roc¨ªo Cjuiro, de 33 a?os, se form¨® inicialmente como gu¨ªa oficial de turismo y reside en Chinchero, en la regi¨®n Cusco. Es la int¨¦rprete con m¨¢s experiencia en justicia intercultural, y anota en un bloc mientras escucha al magistrado. Es madre de un beb¨¦ de poco m¨¢s de un a?o, a quien a veces se le escucha llorar cuando la audiencia judicial se extiende por varias horas.
La dureza de los testimonios y pruebas que ha escuchado en estos meses sobre las formas en que el personal de salud oblig¨® a las mujeres a la ligadura de trompas la ha llevado a buscar apoyo psicol¨®gico por su cuenta, cuenta por tel¨¦fono. Pese a su experiencia como int¨¦rprete en litigios, este proceso judicial la ha tocado personalmente. ¡°Fue tan doloroso recordar mi pasado¡±, relata. Cuando ten¨ªa siete a?os, su pap¨¢, que hab¨ªa estudiado la secundaria, muri¨® en un accidente. Ella era la segunda de cuatro hermanos y su mam¨¢, de 33 a?os y quechua-hablante, quer¨ªa buscar justicia a la muerte temprana de su esposo.
En ese tiempo, Cjuiro estudiaba segundo de primaria en quechua. Pero de un d¨ªa para otro la ense?anza cambi¨® y otra profesora empez¨® a dar clase en espa?ol. ¡°Nos castigaba, a reventonazos, a fuetazos en la mano aprend¨ª castellano. Un d¨ªa mi mam¨¢ me llev¨® al juzgado. Lloraba porque solo hablaba quechua. Tuve que describir el accidente para el abogado y el fiscal: no recuerdo qu¨¦ habr¨¦ traducido, quiz¨¢ entre castellano y quechua habr¨¢ sido¡±, recuerda. Su testimonio no sirvi¨®.
La madre de Cjuiro tambi¨¦n pudo haber sido una m¨¢s de las v¨ªctimas de esterilizaciones forzadas. ¡°Felizmente no lo hicieron porque era viuda. Ella les dijo (a las enfermeras): ¡®No me van a aumentar hijos porque mi familia es sagrada¡¯. No acept¨® nunca ese tipo de intervenci¨®n¡±, comenta. La int¨¦rprete asegura que cuando escucha las historias de las mujeres le duele el alma: ¡°Se siente en el ¨²tero todo lo que se habla¡±.
En un trabajo anterior, fue int¨¦rprete para el Ministerio de Justicia en el registro de v¨ªctimas de esterilizaciones forzadas. ¡°All¨ª tuve la oportunidad de ver en pleno campo esas heridas grandes. Un d¨ªa en Paucartambo, una se?ora ten¨ªa un ombligo que hab¨ªa crecido como una bola. Su hijo dec¨ªa que quer¨ªa ser parte del Ej¨¦rcito, pero no pod¨ªa ir porque su madre no ten¨ªa c¨®mo sostenerse ni para su comida. ?Qui¨¦n habr¨¢ mandado hacer ese tipo de trabajo!¡±, cuestiona entre l¨¢grimas.
Los t¨¦rminos ¡®esterilizaciones forzadas¡¯ o ¡®anticoncepci¨®n quir¨²rgica voluntaria¡¯ -como llam¨® el Gobierno de Fujimori al m¨¦todo que us¨® para contrarrestar la pobreza en los a?os 90- no tienen equivalente en quechua. Los traductores los mencionan siempre en espa?ol. ¡°He terminado, wiracocha juez¡±, dice Anccalle cada vez que concluye su interpretaci¨®n. Wiracocha es la palabra para expresar respeto y formalidad.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.